Jungle Jim’s Playland, la extinta jungla de la diversión en Saltillo
En Saltillo había una jungla en la década de los 90’s y era el lugar favorito de los niños. No todos los que iban ahí eran exploradores, amantes de los animales o expertos en la naturaleza. Pero todos sus visitantes buscaban lo mismo: diversión.
Jungle Jim’s Playland hoy solo existe en fotografías y en los recuerdos de quienes, o eran papás y llevaban a sus hijos, o eran niños y asistían a fiestas o a pasar el rato.
Para quienes aún no saben a qué nos referimos, Jungle Jim’s era lo que hoy es el Chuck E. Cheese’s. Es decir, un sitio de juegos arcade, shows y cumpleaños infantiles.
Aunque no es por menospreciar, pero Jungle Jim’s tenía particularidades que lo hacían único en su tipo, comenzando por la ambientalización de una jungla.
Paredes rotuladas con palmeras y animales como elefantes, tigres y aves. Una alfombra verde que simulaba la hierba y un techo tapizado con banderines de colores.
Sobre este lugar, algunos saltillenses tienen muy claros los detalles de sus visitas. Para otros, los recuerdos de hace más de 25 años están muy borrosos.
Tanto así, que hay quienes dicen que sus memorias llegaron a confundirlos con sueños, haciéndolos dudar de la realidad.
Donde comienza el bulevar Rufino Tamayo, al norte de la ciudad, hay un complejo de locales comerciales. Al fondo y a la derecha se ubicaba el Jungle Jim’s, justo en los espacios que actualmente ocupan el bar La Coqueta y el Casino Circus.
Los encantos de la jungla
El espacio era ideal para que cupiera todo un centro de juegos y entretenimiento. Desde afuera se podía observar hacia adentro a través de las puertas de cristal.
La bienvenida la daba Jim’s en posición de saludo, alzando su extremidad derecha. Aquel chimpancé siempre sonriente y plasmado en el logo aparecía por todos lados, en cada letrero colocado en el lugar. Principalmente en el anuncio gigante que vestía la fachada.
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Jungle Jim’s olía a hamburguesas, hot dogs, papas a la francesa, pizza, y hasta a pies descalzos.
Esos alimentos eran los que solían ofrecerse en las fiestas privadas. El salón tenía disponibilidad para renta, y aunque el acceso era para todo el público, había zonas específicas para las piñatas. Ahí había bancas y mesas de metal, todas de colores.
Pero además de las piñatas, Jungle Jim’s se cotizaba para las empresas. Filas de camiones llegaron a atiborrar el estacionamiento del sitio, cada Día del Niño o en las posadas navideñas.
General Motors y Grupo Industrial Saltillo, fueron algunas de las compañías que apartaron el salón infantil para llevar a sus empleados y sus familias en fechas especiales.
Ah, y sobre el olor a pies descalzos, era requisito deshacerse de los zapatos para poder entrar a la alberca de pelotas.
No así para disfrutar de otras atracciones como el carrusel, los carritos chocones o los juegos mecánicos en versión infantil. Ahí, más bien era obligatorio portar calzado, para evitar accidentes.
De los favoritos, el juego mecánico que gira sobre su propio eje y en el que los pasajeros van sentados en carritos de asiento liso.
El del Jungle Jim’s era blanco con verde. Cabían hasta tres niños juntos, pero cuidado al que le tocara en la orilla, seguro lo iban a “aplastar” sus acompañantes por la fuerza giratoria.
Si se era lo bastante bueno en los juegos arcade, se podía salir del Jungle Jim’s con algo más que solo la satisfacción de pasarla bien.
Para jugar a las ‘maquinitas’ era necesario canjear dinero en efectivo por fichas que activaban las consolas. Si ganabas o el juego te tenía compasión, te entregaba algunos tickets que después se podían canjear por premios.
Lápices, pelotas, carritos, dulces y muñecas, fueron el objetivo de muchos, aunque no la conquista de todos.
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La extinción de la jungla
A pesar de su éxito, Jungle Jim’s llegó a su fin con su repentino cierre cerca de los años 2000. Pero no solo en Saltillo, también en Monterrey. Hay que decirlo, Jungle Jim’s no era exclusivo de la capital coahuilense.
Y aunque no está comprobado ni se sabe de forma certera, se dice que uno de los motivos de su clausura tuvo que ver con una emergencia ocurrida en Jungle Jim’s Playland Monterrey.
Según reportaron medios locales, hubo un accidente donde un menor de 13 años quedó atrapado en unas cuerdas de uno de los juegos, lo que casi le arrebata la vida.
¿Recuerdas Adventure Zone?
Un símil al Jungle Jim’s, aunque para generaciones infantiles de la primera década de los años 2000, fue el Adventure Zone.
Este sitio se ubicó en Periférico Luis Echeverría Álvarez a unos metros del bulevar Venustiano Carranza, en la bodega que hoy ocupa una mueblería.
Igual que Jungle Jim’s, Adventure Zone ya no existe. Algunas de sus atracciones era crear manos de cera y una torre de ligas. Pero no nos adelantemos, de ese lugar hablaremos en otra ocasión.
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