La lucha de la Familia Homoparental en el Día Nacional de la Familia

Ale, Pepe y Alex luchan porque se acepte formar hogares en los que solo importa el amor; el próximo viernes, esta familia presentará su libro 'Mi familia como la tuya' a las 18:30 horas en el recinto cultural Casa Purcell en Saltillo

Saltillo
/ 4 marzo 2018
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Derrumbar el modelo binario de la familia se convirtió en la constante lucha de la población LGBTIIIQ en México a partir de la entrada del nuevo milenio.

La insistencia de los activistas con los candidatos presidenciales para que muestren sus posturas respecto de las familias diversas se ha vuelto la cotidianeidad de las giras de campaña. Pero en las casas de los mexicanos, en la Iglesia también existe el debate.

¿Por qué las personas del mismo sexo buscan adoptar un hijo? ¿Cómo lo van a criar en este país lleno de discriminación? es la punta de la madeja, que se discute en los medios nacionales para este tipo de propuestas.

“Lo que nos une a nuestra hija, no es más que un amor enorme y un cariño sin límite. Por eso decimos que mi familia es como la tuya”, dicen Alex, Pepe y Ale en el Día Nacional de la Familia en México.

Después de una relación formal e integrada con la familia cercana de ambos, Alejandro Maza y José Vicente Reyna recibieron en sus brazos a la pequeña Alejandra hace seis años.

Tras la búsqueda de un método que funcionara para complementar a su familia, pasando por un proceso de adopción, una de los parientes de “Pepe” ofreció a la pareja su útero para someterse a una inseminación artificial que convirtió nueve meses después a Alejandro en el padre biológico de “Ale”, y en la hija de una de las familias homoparentales en Monterrey.

El embarazo que llevó en su vientre la pariente de “Pepe”, fue todo una moneda al aire para la pareja: “Podían pasar mil cosas, sentíamos que iba a generar un cariño, que después se iba a arrepentir”.

“Estuvimos en el quirófano, y cuando nació Ale, ella le dijo al doctor, cuando se la iba a dar: ‘La niña es de ellos’. Fue hermoso, porque yo ya había creado el vínculo con Ale a través del embarazo. Yo era un manojo de nervios”, dice Pepe.

Uno de los recuerdos que le hizo saber el apoyo y respaldo de su familia entera, fue que el día en que nació la pequeña Alejandra, le organizaron un baby shower de bienvenida, pues la voz de que sería hija de la pareja, rompió el silencio al poco tiempo de que la bebé salió del quirófano.

Voces en contra son activas y punzantes

Alrededor de las familias homoparentales, las voces más polémicas han sido las de Juan Manuel Dabdoub, exvocero del Frente Nacional por la Familia, y Carlos y Eduardo Pacheco, dirigentes de la asociación Cristo Vive.

El trío de dirigentes ha expuesto claramente su postura negativa para que la legislación apruebe y homologue los derechos de la población LGBTTTIQ.

Mientras el Frente Nacional por la Familia hizo un llamado al Presidente de retirar las propuestas en pro de las familias homoparentales en 2016, Eduardo Pacheco envió cartas e interpuso recursos legales para que la legislatura del Congreso de Coahuila eche atrás las leyes del Estado, donde se garantiza la adopción homoparental y el matrimonio entre personas del mismo sexo, encabezando marchas multitudinarias en 2014, 2015, 2016.

También, les preocupa la situación de que los próximos gobernantes representen un retroceso en la legislación, y hagan protestas que los hagan ver como “ciudadanos de segunda”.

En ese sentido, y tomando en cuenta el fenómeno de la discriminación, Pepe dice que “ha habido sus detalles, pero aún con ellos, no cambiaría su situación por nada del mundo”. Su activismo empezó ahí.

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Sexualidad de padres no es influencia para hijos

Una duda constante de la sociedad, es acerca de la sexualidad de los hijos de familias homoparentales y lesboparentales. Comúnmente se piensa que la sexualidad de los padres, es la mayor influencia en la vida sexual de los hijos. Sin embargo, los científicos del rubro psicosocial como J. Michael Bailey y Richard Pillard, han comprobado y reiterado desde 1998 que la sexualidad no es hereditaria, y en ese mismo año Tasker y Golombok reveló que la preferencia de los padres homosexuales y lesbianas, no representa una influencia para sus hijos, a comparación con los de padres heterosexuales. 

Alex y Pepe están en vías de expandir su familia, y actualmente se encuentran con un proceso abierto en Pronnif, con quienes ya tuvieron una entrevista que tendrá continuidad el próximo mes, aunque dicen que en los próximos proceso podrían representar un atraso, debido a que el estudio socioeconómico lo va a realizar el DIF Nuevo León, a quienes catalogan como “un poco más conservador”.

Las familias se hacen de amor: Luchar contra la intolerancia

Cuando Alejandra entró a su primera guardería, fue cuando Alex y Pepe se toparon con la cultura del rechazo a la diversidad que caracteriza a gran parte del país. 

“Nosotros respetamos a cada familia. Hay personas que no les gusta ser tan abiertos con el tipo de familia que son y eso se vale. Vas buscando lo mejor para tu familia, y de hecho nosotros empezamos así; nos manteníamos en el anonimato, hasta que Alejandra necesitó ir a guarderías”, dice Pepe Reyna.

Recuerda que para que Alejandra —de entonces dos años—, iniciara su vida escolar, se tuvieron que hacer varios intentos que les fueron rechazados, hasta que una de las guarderías les abrió una puerta que se cerró un mes más tarde.

“En ese momento fue cuando dijimos: no podemos seguir así. La niña tenía dos años y sabíamos que íbamos a necesitar de otras prestaciones que nos iban a negar sólo por ser una familia homoparental”, dice.

SON MOTIVO DE ODIO

En sus redes sociales, Alex Pepe y Ale cuentan con un mismo perfil de Facebook, en los que como muestra de discriminación han sido víctimas de comentarios de odio, e incluso les han publicado versículos de la biblia aún sin conocerlos personalmente.

“Cuando llegamos al fraccionamiento nuevo, hubo algo de rechazo. Fue interesante; hubo confusión. Pero con el tiempo vas perdiendo esas barreras; ya no nos ves sólo como dos hombres homosexuales que tenemos una familia.

“A eso me refiero con que mi familia es como la tuya. Ahora en el fraccionamiento somos muchos amigos”, expresa.

Les han dicho que son unos exhibicionistas al tomarse de la mano, pero Pepe expresa que el objetivo es normalizar “una problemática que no existe”; una pareja que deje de notarse, y que se admita como una más viviendo en el entorno social.

“Somos como los demás, no una familia ordinaria, ni extraordinaria: las familias se hacen de amor. También hay familias de dos madres, de dos padres, hechas por los abuelos, hechas por madres y padres solteros”.

EL TEMOR SIEMPRE PRESENTE

Sin embargo, uno de los miedos constantes para la pareja es el bullying que pueda atraer su situación, por eso, es que han optado por mantener a Alejandra en escuelas privadas, que tienen un control mayor sobre los alumnos, debido a la cantidad menor de personas que albergan las aulas. 

“Ale sÍ ha sufrido bullying, pero por otras cosas como que usa lentes. Ya no porque sea hija de una familia homoparental”, indica.

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NO TODOS HABLAN

En Coahuila, también existen diversas familias homoparentales y lesboparentales, quienes fueron buscadas por VANGUARDIA para conocer su testimonio, sin embargo, la mayoría de ellos se abstuvieron por temor a que exista rechazo, o agresiones en su contra.

En ese aspecto, a finales del 2017 VANGUARDIA realizó una encuesta virtual a través de la plataforma Survio, y en conjunto con las asociaciones San Aelredo, Hazte Visible y ‘Las Mujeres de Eva’ a través de internet.

Dentro de la encuesta, donde participaron personas homosexuales, bisexuales, lesbianas y trans, los números revelaron que el 79 por ciento de las personas de dicha comunidad han sufrido algún tipo de discriminación en la escuela, en la calle y en la familia.

Sin embargo, el hallazgo más contemplativo, es que a pesar de que la problemática es constante, seis de cada diez personas de la comunidad LGBTTTIQ desean formar una familia con hijos, y dos, no están listos para responder esa pregunta, aunque no descartan la opción.

LA PRONNIF SIGUE MUDA

Para esto, VANGUARDIA buscó a la Pronnif, para conocer cómo es el proceso de las parejas homoparentales que buscan adoptar a un menor, y cuántos menores se encuentran a disposición de ser adoptados en uno de los albergues del DIF.

Sin embargo, a pesar de la insistencia, la respuesta por parte de la dependencia fue nula, y no existe actualización de los datos de septiembre del 2017.

En ellos se indica que se han concretado ocho adopciones entre parejas del mismo sexo, gracias a la Ley para la Familia a partir del 2014, y existen otras seis familias con estas características que están en proceso de adoptar uno de los 140 menores que había a disposición de entre 0 y 18 años en los albergues del DIF.

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