La saltillense que salvó a Monterrey de una inundación

Saltillo
/ 21 agosto 2021
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Que si hubo o no ayuda divina, que si se trató de una coincidencia o que solo es una antigua leyenda sobre un diluvio, una virgen y una indígena tlaxcalteca. Después de tener toda la información, será usted, lector, quien decida con qué versión quedarse.

Lo que es innegable es la existencia de Antonia Teresa, una indígena tlaxcalteca que llevó a Monterrey una de las imágenes religiosas más veneradas por los regios hasta ahora: la Virgen de la Purísima Concepción, también conocida como la Virgen Chiquita.

A finales del siglo XVII, la hoy capital de Coahuila estaba dividida en dos poblados: Santiago del Saltillo y San Esteban de la Nueva Tlaxcala. Antonia era originaria de este último.

Ella se casó dos veces y su segundo esposo fue el zapatero Diego Hernández. Por eso a Antonia también le decían “la zapatera”. El caso es que la pareja se mudó a Monterrey alrededor de 1680 y se estableció en el terreno donde hoy está la Plaza de la Purísima, en la calle Hidalgo, en el centro de la ciudad regiomontana.

¿Ayuda divina?

Si bien las fuentes difieren en la fecha exacta, Fray Servando Teresa de Mier y José P. Saldaña, cuentan en varias cartas que en el siglo XVIII en Monterrey llovió por más de 40 días seguidos.

El río Santa Catarina, que hasta hoy cruza por la ciudad, se vio rebasado por la corriente que bajaba de la Sierra Madre.

Ambos narraron que la indígena Antonia Teresa invocó la intercesión de la Virgen María a través de una pequeña figura de la Purísima Concepción y la llevó a la orilla del río desbordante. La imagen religiosa de hechura tlaxcalteca tendió sus manos, las aguas retrocedieron y cesó la lluvia.

El milagro se difundió entre los pobladores y desde entonces la figura de madera de 46 centímetros fue venerada públicamente en una capilla edificada junto a la vivienda de Antonia Teresa.

De testamento a templo

En un documento fechado el 20 de octubre de 1719, Antonia heredó a su hija Margarita la imagen de la Virgen de la Concepción y la capilla en el solar original.

Para 1791, en el primer plano de Monterrey, ya se puede observar la Capilla de la Purísima en el mismo sitio. Pero esta no fue suficiente para recibir a los feligreses.

En 1894 el arzobispo Jacinto López decretó erigir la Parroquia de la Purísima Concepción y en los años siguientes el sitio tuvo varias modificaciones. El 10 de mayo de 1990, el Papa Juan Pablo II coronó a la Virgen Chiquita luego de una misa que tuvo lugar en el río Santa Catarina.

Ahora cada 12 de diciembre la iglesia católica regiomontana celebra a la Virgen de la Concepción. Todo gracias a la indígena tlaxcalteca que dejó las tierras saltillenses y compartió su fe con el estado vecino.

Entonces, lector, ¿se queda con la versión de fe, con que es una mera leyenda, o algo respaldado por documentos?

*Con información de Arturo Berrueto, El Horizonte, Centro de Investigación Histórica (CIHAM), Padre Aureliano Tapia, Basílica y Parroquia la Purísima Concepción de Monterrey.

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