Relatos y retratos de Saltillo: Le dieron a la ciudad un sello distintivo
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Alred Giles y Henri Guindon, arquitectos de renombre
En los primeros años del siglo pasado, Saltillo mantuvo un constante crecimiento económico, por lo que afortunadamente florecieron hermosos edificios. En esa época nuestra ciudad no contaba, ni con muchas ni con bellas construcciones, a excepción de la Catedral de Santiago, por supuesto. El trabajo que dejaron estos importantes arquitectos, Giles y Guindon, son ahora orgullo de nuestro patrimonio, el cual desafortunadamente generaciones anteriores no tuvieron el cuidado de preservar parte de ese legado.
De acuerdo con el Atlas de la Comisión Histórica de Texas, Henri Guindon, canadiense de origen francés, fue socio de Giles de 1889-1891, en ese año abandonó la sociedad para abrirse paso y residir en Chicago, donde seguramente no encontró los resultados esperados, ya que regresó a San Antonio en 1893 y reanudó su sociedad con Giles en junio del mismo año, por lo que la autoría de los edificios hechos en Saltillo se les debe a ambos.
Alfred Giles, nació en Hillingdon, Middlesex, Inglaterra, un 23 de mayo de 1853. Asistió a la Escuela Propietaria de Gravesend, Kent. Al terminar la escuela, cuando contaba con 17 años, empezó como aprendiz de arquitecto en Londres.
Como parte de su formación, asistió a clases de artes de la construcción en el King’s College de la Universidad de Londres. Una vez completado su etapa de aprendizaje, tan solo dos años, Alfred Giles fue contratado por una firma de arquitectos por un breve período.
En 1873 el joven arquitecto emigró a Estados Unidos por razones de salud, 2 años más tarde decidió mudarse a Texas, ahí trabajó durante 3 años en la oficina de John H. Kampmann, un exitoso contratista de San Antonio, de quien adquirió destreza en el uso de materiales usados a nivel local, especialmente piedras.
En 1876 Giles estableció su propia empresa en San Antonio, Texas, por ser centro importante y estratégico de comercio por su privilegiada ubicación. La llegada del ferrocarril a San Antonio en 1877 amplió enormemente la gama de materiales de construcción.
Durante la primera década del siglo 20 y debido a la disminución de trabajo en Texas, Giles decidió abrir una sucursal de su bufete en Monterrey. Pronto la firma atrajo contratos para la construcción de edificios en Monterrey, Saltillo, Durango, Puebla y Chihuahua.
LO QUE LA CIUDAD LES DEBE
Entre los edificios que proyectaron y construyeron en Saltillo se cuentan: El Casino de Saltillo, 1898-1900, el malogrado Banco de Coahuila 1898-1900, la casa de estilo neogótico del empresario Guillermo Purcell 1900-1906, la escuela Normal del Estado 1908-1910, el Teatro García Carrillo, 1906, el inicio de la construcción del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, 1890, la casa Comercial de Dámaso Rodríguez 1906, en Allende y Aldama que debido a un incendio se perdió gran parte de este inmueble.
Dichos edificios tienen como característica distintiva el revestimiento de cantera labrada y con vistosos ornamentos, casi todo fue traído en ferrocarril pieza por pieza del vecino estado de San Luis Potosí.
En pleno auge del periodo victoriano, el trabajo de Giles reflejó una gran variedad de estilos derivados de antiguas formas arquitectónicas. Giles produjo diseños para muchas residencias privadas en el estado de Texas, la mayoría sin muchas pretensiones, por otro lado, también produjo ostentosas mansiones, al cliente lo que pida; entre los varios edificios que construyó están los juzgados de varios condados en Texas, así como inmuebles comerciales en el mencionado Estado de la estrella solitaria.
Giles presidió la Sociedad de Arquitectos de San Antonio, en 1908., fue elegido presidente de la Asociación de Arquitectos del Estado de Texas. Giles murió el 13 de agosto de 1920 en la ciudad de San Antonio, Texas.
Sin duda el trabajo que lograron estos hombres hizo que nuestra ciudad siga luciendo bella.