'Revientan' en Saltillo horno para incinerar perros
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Luego de varios días de soportar el olor a carne y pelo quemados, los vecinos de las calles Cuarta y Quinta de la colonia Omega, se armaron de valor y llamaron a Fuerza Coahuila, elementos que llegaron por sorpresa al “taller”
De día funcionaba como taller de soldadura y por la madrugada, según denuncian los vecinos, el lugar se convierte en un horno que sirve para incinerar perros vivos, afirman quienes escuchan los aullidos lastimeros de los animales.
Luego de varios días de soportar el olor a carne y pelo quemados, los vecinos de las calles Cuarta y Quinta de la colonia Omega, se armaron de valor y llamaron a Fuerza Coahuila, elementos que llegaron por sorpresa al “taller”.
Abraham González Ortiz, propietario del lugar, afirman los denunciantes, se dedicaba a capturar y torturar hasta la muerte a cuanto perro se encontraba a su paso.
Desde hace dos meses, el “Asesino Canino” como le llaman los vecinos, se dedica a la captura de canes, los que eran incinerados, actividad que fue descubierta por los fétidos olores que emanaban del horno.
Algunos animales, afirman los vecinos eran quemados vivos. Según testimonio de los quejosos, era muy común por las noches ver a Abraham González bajar de su vehículo bultos donde trasladaba a sus víctimas e incluso, afirman algunos haber escuchado los gruñidos y ladridos de sufrimiento al ser echados al fuego.
Los colonos, afirman, tuvieron varios acercamientos con el dueño del taller y pedirle que dejara de hacer estas actividades, “pues el olor tan penetrante que esto generaba es sumamente dañino, sobre todo para los menores de edad y personas adultas, pero Abraham González hizo caso omiso y prosiguió con la matanza”, dicen los testigos.
Fue cerca de las 11:00 horas de este lunes cuando elementos de Fuerza Coahuila montaron el operativo de investigación en el recinto, donde arribaron acompañados de elementos de Protección Civil, así como de Ecología Municipal.
En el operativo se pudo dar con el dueño del taller, identificado como “El Inge”, responsable de la matanza de animales, quien se encontraba en el interior del “negocio negro”, donde se localizó un contenedor que era utilizado como horno, donde se presume incineraba a los canes; el lugar fue clausurado.
