Robertito Guajardo; un saltillense marcado por el arte, la polémica y las figuras singulares
De entre los personajes de la ciudad, aquí una figura señera, que supo callar las burlas y ganarse el respeto de la sociedad
Hasta no hace mucho tiempo, el tema de la homosexualidad era tabú dentro la sociedad saltillense. Ahora parece que las cosas han cambiado, personas con orientación sexual diferente han ganado respeto y tolerancia a través de los años.
Pocos saltillenses saben sobre la vida de este peculiar personaje, las líneas que se han escrito sobré Roberto Manuel Guajardo Mireles, han sido casi siempre de escarnio, no reflejan su verdadera personalidad, tampoco hablan del bien que hizo a muchas personas a lo largo de su vida.
TE PUEDE INTERESAR: Apuntes históricos sobre el golf, de su origen, contratiempos y de la llegada a Saltillo
Por sus andanzas en el mundo del teatro y los espectáculos, divertidas anécdotas e infinidad de acciones en pro del prójimo, la historia de vida de este actor, cosmetólogo, adivinador, altruista, hombre de vasta cultura y un gran ser humano, merece ser contada.
Tuve la oportunidad de platicar con Norma Carrillo Arredondo, quien amablemente accedió en proporcionar valiosos datos para el rescate de esta figura sin igual.
VERDAD OCULTA
La próspera y acaudalada pareja de Antonio Guajardo y Otila Mireles, había intentado diez infructuosos años procrear hijos y al verse imposibilitados decidieron adoptar a un niño.
Una ahijada de este matrimonio, que vivía en la ciudad de México, fue víctima de un amor mal correspondido y regaló a su hijo Robertito a don Antonio y Otila.
Al parecer la constante en la vida del protagonista del presente relato fue la controversia.
Al nacer fue presentado ante la Oficialía del Registro Civil, sus padres, Antonio Guajardo González y Otila Mireles Rodriguez, originarios de Sabinas Hidalgo, Nuevo León manifestaron que era hijo legítimo y que había nacido en la calle de Múzquiz número 32 el día 11 de mayo del año próximo pasado, es decir 1910, meses más tarde en la iglesia de San Esteban, la fe de bautismo con fecha cinco de julio de 1911, refiere que es hijo adoptivo y que, nació el 11 de mayo de 1911. La realidad es que Robertito siempre festejó su cumpleaños el 11 de junio.
LA REALIDAD
De esas raras vueltas que da la vida, cuando la suerte le sonrió, la madre de Robertito regresó varios años después a reclamar a su hijo, había logrado casarse con el novio que la había abandonado años antes.
Don Antonio y doña Otila decidieron que fuera Robertito quien tomara la decisión de regresar con su verdadera madre o permanecer con ellos.
TE PUEDE INTERESAR: La historia de un matrimonio de intelectuales unido por el amor al arte y a Saltillo
Para Robertito fue doble tragedia, por un lado, la tristeza al enterarse que era adoptivo y luego tratar de comprender por qué lo habían dado en adopción.
La impactante noticia desencadenó en el confundido niño un profundo rencor hacia su madre biológica y su decisión no se hizo esperar, el pequeño decidió quedarse con los padres adoptivos, quienes se volcaron a dar más cariño, amor y todo tipo de lujos y comodidades.
FORMACIÓN FORZOSA
Don Antonio Guajardo, hombre de carácter, quería que su hijo adoptivo siguiera sus pasos como agricultor y ganadero, se esforzó en darle una buena educación, Robertito ingresó a primaria en 1917 en el Colegio De La Paz de esta ciudad, nada tiene que ver con el actual colegio del mismo nombre, he estado investigando cuál fue este colegio y donde se encontraba y hasta el momento no he podido tener datos.
Cuando entró a la adolescencia lo mandaron a un internado de una escuela católica en la ciudad de Monterrey. Sin supervisión, separado de sus padres por largas temporadas y en compañía de su propia soledad, es probable que haya pasado algo, pero por vergüenza se acostumbra a guardar silencio.
El internado cambió por completo la conducta y carácter de Roberto Manuel, después de terminar la secundaria regresó a Saltillo. Firme y determinado anunció a sus padres que lo que menos quería era dedicarse a las tareas de la agricultura y ganadería en el rancho de Jaguey de Ferniza, propiedad de la familia Guajardo. Aquellos cambios trajeron en Roberto Manuel una afición desmedida por la lectura y despertó en él la inquietud por la actuación.
DURA DECISIÓN FAMILIAR
En plena juventud, Roberto Manuel se enamoró de Ofelia, una chica saltillense más o menos de su edad y la pareja de enamorados expresó el deseo de casarse. Don Antonio Guajardo y su esposa Otila se opusieron a las intenciones de formalizar, Ofelia no era la mujer que querían para Roberto e hicieron hasta lo imposible por disolver el noviazgo. Esto provocó en Roberto una gran frustración y desató una rebeldía notoria en su conducta.
SU PROPIO CAMINO
El apego e interés de Roberto Manuel por las manifestaciones del arte fueron determinantes en su formación autodidacta, ávido lector, siempre curioso, no perdía oportunidad de asistir a las representaciones teatrales o espectáculos artísticos que llegaban a la ciudad.
En las vísperas de las fiestas del Santo Cristo del año 1928, se presentó en Saltillo una función de marionetas presentadas por Roberto Esquivel, aquel espectáculo cautivó y despertó el deseo de incursionar en el mundo del espectáculo.
TE PUEDE INTERESAR: Remembranza de una pasión; las plazas de toros que animaron Saltillo
A pesar de la oposición de sus padres, Roberto Manuel tomó la decisión de viajar a la Ciudad de México para estudiar actuación. Tomó varios cursos de actuación, en 1934 fue uno de los primeros actores en adherirse a la ANDA, Asociación Nacional de Actores.
GENIO Y FIGURA
El grado de cultura y su extrovertida y divertida personalidad, fueron claves para hacer múltiples amigos en el medio de la farándula y los espectáculos.
Durante su estancia en la ciudad de México logró hacer importantes relaciones con intelectuales, músicos, actores.
De carácter simpático y alegre, amante y alma de las fiestas, trasnochador y bohemio por excelencia, entabló una cerrada amistad con Virginia Fábregas y su hijo Manolo, otro importante amigo personal.
Fue el autor de “Estrellita”, el célebre músico zacatecano Manuel M. Ponce, quien correspondió a una invitación a Saltillo de Roberto Manuel Guajardo en el año de 1936 para un recital privado.
AÑOS DE DESENFADO
Gracias a la posición económica de la familia, Roberto Manuel pasó tiempo en la Ciudad de México. La carrera del actor que había emprendido años antes fue de poca actividad, la razón no fue su capacidad para actuar, sino tal vez el estrabismo de su ojo izquierdo, aunque no por ello Roberto Manuel desistió en actuar y seguir en el medio de los espectáculos, pero por el escaso trabajo regresó a Saltillo.
INTERESANTES AMIGOS
En la búsqueda por encontrarse a sí mismo, al asistir a una conferencia en la ciudad de Monterrey en 1942, tuvo la oportunidad de conocer a Concepción Acevedo y de la Llata, escritora y religiosa mexicana, conocida como “la Madre Conchita”.
TE PUEDE INTERESAR: Difunden fotos de la invasión de Estados Unidos en Saltillo; las primeras a nivel mundial de un conflicto armado
Esta monja católica originaria de Querétaro, de la Orden de las Capuchinas Sacramentarias, fue acusada y condenada como instigadora y autora intelectual del asesinato de Álvaro Obregón.
Fue torturada y recibió una condena de varios años en las Islas Marías. En 1934, al estar presa, “la Madre Conchita” renunció a la orden y se casó con el abogado Carlos Castro Balda. El matrimonio Castro Acevedo visitó Saltillo en ese año del 42 por invitación de Roberto Manuel Guajardo.
FAMILIA ADOPTIVA
Al dejar la casa de sus padres para independizarse, abrió una casa de huéspedes en la calle de General Cepeda, entre los primeros huéspedes apareció un matrimonio con una niña de apenas tres meses, de inmediato Roberto Manuel sintió una conexión con la pareja y el bebé y en poco tiempo decidió adoptar al matrimonio como sus hijos. saltillo1900@gmail.com
(Continuará la próxima semana)
COMENTARIOS