¡Saltillenses venden su alma a diablo! Forman secta satánica que practica rituales con sacrificios de animales
El exorcista de la Diócesis de Saltillo, padre Eliamar Vega, confirma la existencia de un grupo activo en la ciudad; advierte sobre riesgos espirituales, emocionales y comunitarios
Una secta satánica con un número considerable de adeptos opera en Saltillo, generando preocupación en autoridades eclesiásticas por las consecuencias espirituales y sociales que este tipo de prácticas conlleva. Así lo reveló el padre Eliamar Vega Carrales, responsable de la Pastoral de la Vida de la Diócesis de Saltillo, quien ha atendido personalmente dos casos de personas vinculadas a este grupo.
“Cuando llegan, generalmente sufren un tormento interior, un conflicto de conciencia por las cosas que están experimentando o viviendo. Incluso, simplemente la fuerza de la conciencia: ‘lo que hice no está bien’”, explicó el sacerdote, quien subrayó que estos episodios no son aislados y que en las últimas décadas ha crecido la presencia de cultos satánicos y rituales ocultistas, algunos con sacrificios de animales.
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El exorcista de la Diócesis de Saltillo, Vega Carrales, también advirtió que toda práctica asociada a la superstición, magia, santería, satanismo, uso de la ouija o veneración a la Santa Muerte abre “puertas a una acción extraordinaria del maligno”, afectando no solo al practicante, sino también a la comunidad.
“Magia blanca o negra es la misma porquería. La santería, estrictamente, no es magia: se les da culto a espíritus ancestrales africanos disfrazados de santos”, precisó.
El sacerdote también llamó a la población a desconfiar de objetos aparentemente inofensivos como pulseras, collares o atrapasueños, que podrían estar consagrados con fines ocultos. Recordó que en Saltillo se han documentado dos muertes vinculadas al culto a la Santa Muerte: una en la Sierra de Zapalinamé y otra en el Panteón Santo Cristo.
Para el sacerdote este tipo de creencias provocan un vacío en el alma que puede llevar a la persona a la pérdida de su integridad espiritual y emocional: “Son prácticas que terminan por desorientar a la gente y alejarlas de su esencia humana y divina”.