Saltillo: A 52 años del ‘Trenazo’, dialogan testigos, sobrevivientes y escritores

Saltillo
/ 5 octubre 2024

Testigos, historiadores y periodistas conversan sobre el trágico percance que enlutó a Saltillo hace más de medi siglo

En el quincuagésimo segundo aniversario del ‘Trenazo de Saltillo’, testigos, sobrevivientes y escritores dialogaron este sábado en la sala Alfonso Vázquez Sotelo de la librería Carlos Monsiváis.

Antonio de la Cruz Rodriguez, periodista, testigo y rescatista voluntario del accidente ocurrido en 1972, encabezó el evento narrando detalles del accidente de la locomotora que se descarriló al sur de Saltillo.

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A él le acompañaron la periodista Ana Patricia García, el historiador Carlos Recio Dávila y el contador público Jesús Ramirez, quienes aportaron comentarios desde su perspectiva.

De la Cruz Rodríguez narró distintos momentos del accidente que, asegura, le siguen marcando hasta hoy en día, principalmente los que tienen que ver con el rescate de personas.

Estaba Mauro conmigo, luego se unió ‘la Muela’ Villaseñor y el ‘Oso’ Roberto. Estábamos tomando unas riquísimas cubas, que eso fue lo que me ayudó mucho, porque yo me desmayé cinco veces por el olor humano a la carne y los cuerpos desmembrados. Para mí eso fue una hecatombe. Esto no fue un accidente común y corriente, como lo hizo saber el corrupto ratero de Víctor Manuel Villaseñor, que fue gerente de los Ferrocarriles Nacionales de México”, narró el periodista.

Antonio era entonces un joven de solo 19 años y desde entonces y hasta la fecha vivía en el Centro Histórico. La tragedia fue tal que medios nacionales e internacionales acudieron a Saltillo a cubrir el evento.

Sobre ese evento, narró: “Yo me acuerdo muy bien de la niña que murió en mis brazos. Yo lloré por la rabia, por la impotencia, por la frustración de no poder hacer nada por ella. Sonreía conmigo, estaba agonizando y sentí el estertor, sentí el jalón de que se me murió en mis brazos.

“Yo ya no pude aguantar, me llenó de sangre, y llorando le di un beso, la persigné. Y luego, cuál sería mi sorpresa, el primer desmayo que sufrí, cuando me jala el pantalón. Esa niña antes de morir me jaló el pantalón. Son 52 años que no me deja en paz esta niña.

“Fue una noche oscura, en tinieblas, 22 coches telescopiados, la gente degollada, brazos, cabezas, pies, extremidades, cómo pesaban los cadáveres. 35 kilos en promedio para completar un cuerpo humano. Los echaban como los pollos en una bolsa”, narró De la Cruz.

A partir del accidente, Antonio detalló que despertaba en las noches gritando de horror, por lo que su familia le barría con pirul o con huevo para quitarle las malas vibras.

$!Antonio de la Cruz fue uno de los sobrevivientes de este accidente ferroviario.

TUVO ALCANCE NACIONAL E INTERNACIONAL

Desde entonces, el rostro del joven saltillense circuló el mundo a través de las agencias de noticias como Associated Press o Reuters, que utilizaron la fotografía en la que salía del accidente con una niña en brazos, misma que finalmente murió en las manos de Antonio.

A mis 19 años me entrevistó Héctor Pérez Verduzco del noticiero 24 Horas, que lo mandó Jacobo (Zabludovsky). A mí me mandaron callar. Entonces yo contaba, estamos hablando de 22 coches de 85 promedio de pasajeros, incluyendo niños, señoritas, jóvenes. No puede ser eso, porque venían 120 en cada coche”, indicó.

De la Cruz enfatizó dos datos que, aseguró, distan con las versiones oficiales que surgieron desde entonces. El primero, que el número de fallecidos superó el millar de víctimas. El segundo, según pudo ver con sus propios ojos, fue la sobriedad de los operadores de la locomotora.

“Pasa un cuate corriendo de Landín hacia abajo y me vio y me gritó ‘señor, se acaba de caer el tren de peregrinos’. Estaba yo viendo la 8404 y la 8405, que eran las máquinas que venían arrastrando los dos pulgones. Ahí me subí a la máquina y no venían mujeres, ni alcohol, ni prendas femeninas”, comentó.

$!La tragedia marcó para siempre a Saltillo, captando la atención nacional e internacional.

EL SILENCIO MÁS ESTRUENDOSO

En su intervención, el académico Carlos Recio Dávila contó haber vivido desde entonces en el Centro Histórico de Saltillo a los 11 años cuando ocurrió el Trenazo, del que recuerda principalmente el silencio de la ciudad.

Aquí en Saltillo generalmente utilizamos mucho los diminutivos, por ejemplo. La misma palabra Saltillo tiene que ver con un diminutivo, el pequeño salto de agua, hablamos de “torrecillas”, las “Tetillas”, las “hermitas” que había antes en el santuario y en el ojo de agua. Una de las pocas expresiones que es aumentativa es justamente el “trenazo” o el accidente del tren peregrino. Entonces esto habla de las dimensiones que tuvo el accidente, que como decía Toño, realmente fue un parteaguas en la historia de la ciudad”, comentó Recio.

El historiador también destacó las leyendas que surgen a partir del incidente y que, aseguró se incluirán, en un libro que está preparando y se publicará próximamente.

Una de ellas, recopiló, es la de una mujer que asegura que fue rescatada de entre los fierros del accidente gracias al Niño Dios.

Era una mujer de nombre Anastasia que pensaba que iba a morir porque no podía salir entre los fierros, estaba muy oscuro el lugar donde estaba y de pronto hubo una figura pequeñita que iluminó el panorama y que la sacó como si nadie estuviera estorbando sobre sus piernas y sobre su vientre. Estaba segura hasta el día en que murió, que fue el Niño Dios quien la había rescatado”.

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Por su parte, Ana Patricia García intervino haciendo una explicación de su libro ‘Voces del Tren Peregrino’ el cual es una novela que se apoya de testimonios del Trenazo recopilados durante más de 20 años.

Entre los testimonios está el de Antonio de la Cruz, donde se incluyó aquel en el que rescató a la niña, varios de sus desmayos o incluso el momento en que vio a una mujer rubia caer desde el fuego.

Este libro justamente rinde un homenaje a esas voces, a esas historias individuales de cada persona, de cómo lo vivió, cómo fueron sus perspectivas, cómo digamos, afectó a las familias, cómo lo vivieron antes, durante y después, incluso décadas después, de qué pasó con todas esas personas.

“Rinde un homenaje a quienes lo vivieron, lo sobrevivieron, a quienes lamentablemente no pudieron sobrevivirlo, a esas familias y sobre todo también a los rescatistas oficiales, a los rescatistas voluntarios como don Antonio, a todos los testigos y pues también en gran parte a los periodistas que estuvieron ahí cubriéndolo y que trataron de documentar todo lo que les fue posible”, narró García.

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