Saltillo: Pacientes del IMSS denuncian condiciones insalubres en servicio subrogado de hemodiálisis
El pasado 7 de octubre, pacientes renales del IMSS protestaron por la suspensión del servicio de hemodiálisis. A casi dos semanas, volvieron a manifestarse frente a la Clínica 2 en Saltillo, luego de que el tratamiento fuera reanudado en un centro subrogado que, aseguran, opera en condiciones inhumanas.
Frente a la clínica No. 2 del IMSS en Saltillo, poco antes de las once de la mañana, un grupo de pacientes y familiares colocó pancartas exigiendo atención digna. “No vamos a esperar a que haya otra muerte para que nos escuchen”, gritaban bajo el sol. Desde hace semanas, la derechohabiencia —algunas provenientes de municipios cercanos— recibe hemodiálisis en un local improvisado que antes funcionaba como pollería. Se estima que, el total de los pacientes de hemodiálisis oscila entre 380 y 400.
Ahí, dijeron, las máquinas están dispuestas en un espacio mínimo, sin ventilación ni sala de espera. Los pacientes entran por un pasillo a la intemperie que se vuelve estrecho entre bolsas de basura y pipas que en ocasiones llegan. “Hay jeringas tiradas, sangre en el piso, charcos que nadie limpia. Si se cae algo, lo recogen y siguen como si nada”, relató una mujer mientras mostraba las fotografías que habían tomado al llegar aquella mañana.
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Denunciaron también que la limpieza se hace con el mismo trapeador con el que limpian sangre y desechos; que no hay batas, cofias ni botas para el personal, y que a los enfermos, en ocasiones, sólo les entregan un cubrebocas. “Ni rampa hay. Los que vienen en silla de ruedas tienen que pasar entre las máquinas”, dijeron.
El tratamiento, que comentan debería durar tres horas, se reduce a dos. Hay pacientes que reciben turno a las once o doce de la noche. “Salen mareados, con temblores, con vómito. El viernes pasado, nueve se infectaron y una persona murió al día siguiente”, contaron. Esa muerte, afirmaron, fue por infección del catéter tras recibir el tratamiento en ese lugar.
Además del impacto físico, enfrentan desgaste económico y emocional. Cada sesión fuera del IMSS cuesta entre mil 500 y tres mil pesos, sin contar medicamentos y consultas con nefrólogo. “Por eso no tenemos opción —dijeron—, si no vamos, nos morimos; y si vamos, también nos estamos arriesgando”.
Pasado el mediodía, llegó Ricardo Ramos Martínez, coordinador de Prevención y Atención a la Salud del IMSS, quien trató de calmar la protesta. “Tenemos que hablar con el proveedor”, dijo, sin precisar el nombre de la empresa. Los manifestantes le insistieron que el problema no era de trámites sino de higiene. “Aunque limpien ahorita, ya tenemos fotos de cómo estaba”, respondieron. Ramos pidió “permiso para ir a revisar” con los proveedores. “Ustedes quédense aquí, nosotros vamos a ver”, insistió.
Minutos después, personal del IMSS envió una camioneta con trabajadores que comenzaron a limpiar el exterior del inmueble y el área donde se realizan las hemodiálisis. “En cuanto vieron las cámaras, se pusieron a barrer”, dijo una de las manifestantes. Los pacientes afirmaron que esa limpieza no se hace de manera regular y que sólo ocurrió ante la manifestación.
Después apareció Armando Rico Almanza, jefe del área jurídica del IMSS, quien explicó que la institución lanzó una licitación porque no tiene capacidad para atender a todos los pacientes. “El IMSS contrata a una sola empresa y ésta subcontrata a otras dos”, dijo. Argumentó que la anterior —Multiservicios STEYR— no cumplió con los requisitos y que ahora el contrato se adjudicó a Hemocity. “Nosotros tratamos de cumplir lo mejor que podemos”, afirmó, mientras los pacientes lo interrumpían para pedirle que viera las condiciones en las que los atendían.
El funcionario ofreció trasladar a algunos enfermos a la Clínica 89. “Pero no hay espacio para todos”, admitió. Otros familiares le reclamaron que no sabían nada del cambio de empresa ni de las nuevas instalaciones. “¿Y cuántos vamos a morir mientras se acomodan los papeles?”, gritó una mujer.
Durante el diálogo, Rico Almanza se negó a responder a VANGUARDIA cuando se le preguntó por los nombres de las empresas involucradas, los montos del contrato y los criterios considerados para otorgar la licitación. En un principio también evitó proporcionar su nombre completo, argumentando que “no estaba autorizado para hablar”.
Más tarde, en presencia de las autoridades, los inconformes entraron a Hemocity. En el interior, comprobaron lo que venían denunciando, aunque en parte ya se había retirado la basura de las esquinas, recipientes rebosados, material médico usado en el piso. “Hasta el material que ponen en los parches es corriente, se despega, se ve la sangre”, comentó un paciente con cuatro años en hemodiálisis. “Esta es la peor clínica en la que hemos estado”.
Al recorrer la zona, algunos familiares mostraron que para ir al baño hay que cruzar entre las máquinas, mientras otros pacientes permanecen conectados. “Si mi mamá necesita el baño, tengo que pasar entre ellos, con el tanque de oxígeno, con todo”, contó una hija que lleva a su madre en silla de ruedas. La falta de espacio, sumada a la ausencia de rampas, obliga a trasladar a los enfermos por accesos improvisados, entre pipas y vehículos que bloquean la entrada posterior.
Los funcionarios tomaron nota de las quejas. “Vamos a observar lo que señalan y exigirle a la empresa que cumpla”, prometió el jurídico antes de retirarse. Hasta el momento de esta redacción, no se ofreció un plazo para resolver ni confirmó si habrá nueva revisión sanitaria.
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Pasadas las dos de la tarde, los manifestantes comenzaron a retirarse del V. Carranza. La vialidad fue reabierta, pero el malestar quedó a la vista: pancartas en mano, rostros exhaustos, pacientes con parches aún visibles. “No pedimos favores —dijo una mujer al final—, pedimos vivir con dignidad.”
Poco antes de las 5 de la tarde, los pacientes informaron que, en el centro de Hemocity, dejó de contar con agua potable. A raíz de esta última situación, se envió a una pipa para cubrir el servicio.
IMSS atiende inquietudes por cambio de proveedor
La Representación del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) informó este lunes que se sostuvo una reunión con pacientes que reciben tratamiento extramuros de hemodiálisis, con el objetivo de escuchar sus inquietudes y garantizar la continuidad de la atención.
Durante el encuentro, las autoridades de la delegación escucharon de manera directa las dudas y preocupaciones de los pacientes y sus familiares, registrando cada caso con el compromiso de dar seguimiento y asegurar que los tratamientos continúen brindándose con calidad y seguridad.
El IMSS afirmó que la nueva unidad encargada de prestar este servicio cumple con los estándares establecidos por la normatividad institucional y cuenta con personal especializado, garantizando la atención médica continua. Aun así, el IMSS informó que se reforzarán las supervisiones para asegurar la calidad y oportunidad del servicio.
El cambio de proveedor del prestador del servicio, implementado recientemente, ha generado manifestaciones de inconformidad entre algunos familiares de pacientes. Las autoridades explicaron que esta medida se tomó con el objetivo de mejorar la atención que reciben los derechohabientes y ofrecer un servicio más eficiente.
“El IMSS reiteró su compromiso de mantener los servicios de hemodiálisis sin interrupciones, ofreciendo atención de calidad y trabajando para que los pacientes continúen sus tratamientos de manera segura, como se ha hecho hasta ahora”, expresaron en un comunicado.