Saltillo: Por el renacimiento de una vida nueva oró la Iglesia en la Misa de Navidad oficiada por el obispo Hilario González
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En medio de la celebración de la Natividad de Jesús, como de su muerte y resurrección, se pidió por los gobiernos y la paz social.
“Por quienes gobiernan el mundo y rigen el destino de las naciones, especialmente por los de nuestro país”, fue una de las plegarias elevadas le noche del miércoles durante la Misa de Navidad oficiada por el obispo de la Diócesis de Saltillo, Hilario González García.
Ante una pletórica Catedral de Santiago, en la que se recordó, a través del Credo, “el misterio de la encarnación de Jesús”, también se rogó “para que —las naciones— se dejen de invadir, por la paz del Niño que nace, y busquen restablecer la armonía y la paz...”.
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Se invitó a adorar la encarnación y su “gloriosa venida”, para luego dar paso a una serie de ruegos, primeramente “por la Santa Iglesia, para que, al celebrar la fiesta de Navidad del Señor, todos sus hijos renazcan a una vida nueva”.
También se pidió “por los que gobiernan el mundo y rigen los destinos de las naciones, especialmente por los de nuestro país; para que se dejen de invadir, por la paz del Niño que nace, y busquen restablecer la armonía y la paz en nuestra sociedad”.
En las plegarias se oró en favor de los más necesitados, “especialmente por los que viven en tinieblas, oprimidos por el pecado, para que la luz de Cristo ilumine sus vidas y contemplen la salvación”.
Igualmente, se rogó por los que en esa noche se congregaron “en torno al altar de Dios, para que realmente Cristo nazca en nuestros corazones y hagamos de nuestra vida un altar para Jesús”.
Después de la colecta de ofrendas, se pasó a la liturgia eucarística, en la que se agradeció que, en virtud de la Palabra de Dios hecha carne, la luz de su gloria “brilló ante nuestros ojos con nuevo resplandor para que, conociendo a Dios visiblemente, por Él seamos impulsados al amor de lo Invisible”, expresó el obispo.
Durante la misa, dejó claro que la celebración del nacimiento de Jesús implica el anuncio de su muerte y la proclamación de su resurrección, por lo que se ruega: “Ven, Señor Jesús”.
Remarcó: “Al celebrar ahora el memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo, te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de salvación, y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en tu presencia”.
Los creyentes participaron de “la sagrada comunión, unos de forma sacramental, y otros de manera espiritual y, con motivo de la Nochebuena jubilar, también se tuvieron momentos de indulgencia.
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“La Navidad nos recuerda el amor infinito que Dios tiene por nosotros”, concluyó monseñor González García antes de impartir su bendición final, tras la cual, los oficiantes concluyeron: “Que la alegría del Niño que nos ha nacido sea nuestra fuerza”.
Posteriormente, el obispo de Saltillo emitió el siguiente mensaje alusivo: “Es Navidad. Dios asume nuestra humanidad y nos comparte su divinidad. En este día en que nos gozamos por el nacimiento del Salvador, seamos portadores de su luz, de su verdad y de su gracia; que reflejemos en nuestra vida, palabras y obras esta gran bendición del Señor. Somos sus hijos muy amados”.