Saltillo trágico: Vecinos de Jovany afirman que para ‘quitarse la vida, debió sufrir mucho’

Los vecinos de “Cerillo”, como llamaban cariñosamente a Jovany Tadeo, comentan “ojalá se haga justicia”, al recordar que el niño era víctima de omisión de cuidados y violencia física en su hogar, antes de que la tarde del pasado martes, en su domicilio ubicado en los Pinos Popular, presuntamente terminara con su vida atando una soga a su cuello.

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Sus vecinas coinciden en que desde el pasado lunes “andaba raro”, siempre paseaba por las calles en su bicicleta, pero los días previos a su fallecimiento tenía un semblante diferente: “como ido”.

Una de ellas comentó que Jovany le contó a su hijo, con quien mantenía una amistad, que su padrastro lo había golpeado con un palo el domingo, y el lunes, algunas personas señalan haberlo visto con moretones y marcas de violencia en el rostro.

Esta situación, comentan, ya había sido reportada a las autoridades previamente, sin embargo, creen que se vieron obstruidos a dar un seguimiento puntual debido a los protocolos.

Paula López, una de sus vecinas, recordó a Jovany como un niño feliz que siempre andaba en su bicicleta; también era muy amable y le hacía favores, como ir a la tienda a comprar algún producto.

“Es muy feo, muy triste porque uno conoce a ese niño, pero pues para que se haya quitado la vida, ¿cuánto no debió haber sufrido?”, dice.

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Otras de sus vecinas comentan que era un niño bueno, que siempre buscaba estar en el hogar de alguna de ellas, pues en su casa no le daban atención, no tenía televisión y simplemente no quería estar ahí. “Estaba desnutrido”, dicen, al recordar que el niño pedía dinero en ocasiones.

Otra de sus vecinas señala que él, junto con su hermana de 11 años, siempre andaban en la calle a altas horas de la noche. “De hecho el lunes, como a la una de la mañana, lo escuchamos que andaba con su hermana aquí afuera, pero ya era bien tarde para que anduvieran en la calle”, señala.

Otra de sus vecinas, dice que Tadeo “siempre andaba con personas más grandes”, pues a unos metros de su casa hay un arroyo en donde denuncian, se juntan personas a drogarse y con ellos veían al niño muy seguido.

“Nos han abierto las camionetas, pero la policía aquí no entra”, dice.

María, quien también era su vecina, señaló que Tadeo era amigo de su hijo desde hace aproximadamente un año, cuando la familia del menor llegó a rentar la casa aledaña y coincide en que era un niño que siempre andaba por las calles junto con malas influencias.

“Aquí se junta mucha gente, muchos drogadictos y pues andaba con ellos en la noche. Nosotros aquí tenemos la cámara y mi esposo la revisó y se ve donde anda el niño a las dos o tres de la mañana aquí afuera con la niña jugando, y pues con todos los drogadictos afuera”, señala.

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Ante la cercanía de su hogar con el de la familia de Tadeo, dice que sí lo escuchaba llorar o incluso gritar algunas veces, pues su madre es adicta y su padrastro lo golpeaba. La última vez que lo vio fue el martes, tan solo 30 minutos antes de que se diera a conocer su muerte, estaba serio y enojado.

“Se nos hace raro que el niño haya pensado en eso, porque pues él era feliz aquí en la bici, siempre en su bici, aquí venía, me pedía la bomba para la bici y otras cosas”, dijo.