Saltillo: Usa 99% IA en ‘prepas’ y universidades; advierten riesgos para su aprendizaje
Docentes señalan que el uso desmedido de herramientas puede impactar en el proceso de aprendizaje y desarrollo de habilidades de los estudiantes
En Saltillo, 99 por ciento de estudiantes de niveles bachilleratos y universidades usan herramientas de inteligencia artificial de forma habitual, sin embargo docentes advierten que un uso desmedido podría impactar en su proceso de aprendizaje, por lo que urgieron a que se le regule.
José Luis Escobedo Sagaz, docente de la Facultad de Economía de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC), explicó que el porcentaje de uso proviene de un levantamiento realizado a través de una encuesta aplicada a estudiantes de la Unidad Camporredondo de la UAdeC. Destacó que se trata de una nueva realidad que debe ser regulada, ya que la inteligencia artificial llegó para quedarse.
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“Una de las cosas que nos dimos cuenta es que la están usando. Según la encuesta que aplicamos, el 99 por ciento la usa en Saltillo, mientras que en otros países el uso es de un 70 por ciento. Consideramos que tiene que ver con la infraestructura que tenemos”, explicó el docente.
Más allá del alto porcentaje, la preocupación radica en cómo la están utilizando. Escobedo señaló que un porcentaje importante de los estudiantes recurre a estas herramientas para responder preguntas o generar textos completos, lo cual está teniendo efectos en sus habilidades académicas.
“Una de las cosas que nos estamos dando cuenta es que no la están usando de manera adecuada. Por ejemplo, un 40 por ciento de los estudiantes están utilizando estas inteligencias artificiales generativas para contestar preguntas; otros sí la están utilizando para generar texto, en un porcentaje que consideramos alto”, comentó.
El profesor subrayó que uno de los retos actuales para el personal docente es comprender cómo los estudiantes están utilizando la inteligencia artificial y guiarlos para que identifiquen las consecuencias de delegar tareas clave en estas herramientas.
Advirtió que, al recurrir a la IA para generar textos o responder actividades, los alumnos corren el riesgo de perder habilidades fundamentales como la capacidad de análisis, la generación de ideas propias y el pensamiento crítico, lo cual perjudica los procesos de aprendizaje y el desarrollo de competencias.
Este fenómeno no es completamente nuevo, José Luis Escobedo lo compara con las calculadoras en educación básica, donde su empleo se restringe hasta que los estudiantes dominan las operaciones fundamentales. De la misma manera, sostiene que la inteligencia artificial debe integrarse al proceso educativo una vez que el alumno ha desarrollado las habilidades que la herramienta busca complementar, y no como un sustituto para tareas que requieren comprensión, análisis y pensamiento propio.
También advirtió sobre la falta de comprensión de lo que es realmente una IA. Muchos estudiantes no distinguen entre una herramienta predictiva de lenguaje y una fuente confiable de información.
“Ya nos están llegando (a las licenciaturas) chicos que están batallando para escribir. Hay un estudio que dice que una de las partes que más se están perdiendo es una visión crítica, y eso también es peligroso. Lo siguiente que hay que decirles a los estudiantes es que no todo lo que dice la IA es verdadero, porque estamos tendiendo a decir que lo que están diciendo estas inteligencias artificiales es la verdad. Y le damos una autoridad”.
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ES NECESARIA REGULACIÓN
Desde Colombia, Iñaki Fajardo, docente investigador de la Universidad Pedagógica Nacional de Bogotá, coincidió con José Luis Escobedo en que el uso de la inteligencia artificial en las aulas ha generado una serie de reacciones morales negativas.
Señaló que esta percepción se ha acentuado debido al uso desmedido que algunos estudiantes hacen de estas herramientas, lo que ha llevado a su prohibición en centros escolares.
Sin embargo, consideró que la inteligencia artificial no debe reducirse a un enfoque restrictivo, sino que debe ser regulada. Para ello, dijo, es necesario que los docentes estén capacitados y cuenten con lineamientos claros que permitan una implementación responsable y efectiva en el aula.
En ese sentido, planteó la necesidad de establecer un marco ético, especialmente cuando se trata de estudiantes menores de edad, recordando que estas herramientas funcionan recolectando información de los usuarios para retroalimentarse, por lo que es fundamental garantizar su uso bajo principios de transparencia, cuidado y responsabilidad.
“Los maestros en las aulas no pueden tener pautas claras sobre cómo se puede implementar en el aula. Esto conlleva un problema que es la arbitrariedad del maestro y la arbitrariedad de las coordinaciones sobre cuándo sería el principio adecuado y cuándo no sería adecuado. Como no hay unos lineamientos claros de eso, el maestro o bien toma las decisiones sin tener la normativa clara o lo prohíbe”.
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Fajardo señaló que la implementación de la IA puede tener efectos positivos si se establecen regulaciones claras y se involucra a todos los actores del entorno educativo.
En el caso de los estudiantes, esto permitiría un proceso de aprendizaje más adecuado a su etapa formativa. Para los docentes, la existencia de un marco regulatorio les daría claridad sobre cómo integrar estas herramientas en el aula y, al mismo tiempo, optimizar su tiempo al delegar tareas mecánicas para enfocarse en aspectos del proceso educativo que requieren mayor interacción humana y acompañamiento pedagógico.