Usuarias en Saltillo de ‘Toque Divino’ exigen reembolsos tras muerte de Jaqueline; las dejan en visto
Afectadas desconocían el monto final de las cirugías debido a cobros extras, falta de contrato y ausencia de consultas previas con el médico
A raíz del fallecimiento de Jaqueline “N”, originaria de Saltillo, durante una cirugía estética en una clínica de Monterrey, Nuevo León, a la que presuntamente habría accedido al procedimiento quirúrgico a través de un esquema de tandas promocionado en plataformas digitales, las redes sociales se han visto inundadas de críticas y testimonios de mujeres saltillenses que han pedido su dinero de vuelta sin obtener una respuesta hasta el momento.
Las usuarias señalaron haber detectado irregularidades desde hace meses. Aquellas que formaban parte de este esquema y se tomaron la tarea de verificar el funcionamiento de la clínica y la preparación del médico, Sergio “N”, habrían abandonado su lugar en la tanda y solicitado su reembolso al detectar anomalías, sin que este les haya sido devuelto.
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Según testimonios recabados por VANGUARDIA, “Toque Divino” ofrecía a las usuarias someterse a procedimientos quirúrgicos como liposucciones o abdominoplastias. En el caso de Saltillo, las oficinas de esta financiera operaban en un local ubicado en la calle Alcatraz 413, en Valle de las Flores.
Las usuarias eran atraídas a través de influencers locales, conocidas por su trabajo en el ámbito de la belleza como maquillaje y peinados, quienes promocionaban los procedimientos como una oportunidad accesible, ya que contaban con facilidades de pago.
La empresa era gestionada por Karen “N”, quien ofrecía la oportunidad mediante esquemas de tandas y promociones con facilidades de pago, incluyendo un enganche y cómodos pagos semanales.
Las usuarias entrevistadas por VANGUARDIA señalaron que ninguna de ellas realizó el trato de manera presencial con Karen, sino que todo se manejaba a través de WhatsApp, por lo que no existía la firma de ningún contrato o documento legal.
Una de las entrevistadas detalló que comenzó a notar las irregularidades cuando intentaba contactar a Karen para aclarar sus dudas sobre la cirugía, pero siempre era dirigida con otras personas, evidenciando la falta de organización.
Además, indicó que había poca información sobre el costo total del procedimiento, ya que, conforme se acercaba la fecha, le solicitaban pagos extras por conceptos que la suma ya cubierta no incluía, todo mediante transferencias a una cuenta bancaria a nombre de Karen.
Cercana a la fecha de su cirugía, y preocupada por la atención médica, preguntó sobre los requisitos. Le fueron enviados por WhatsApp una serie de imágenes con una lista de exámenes médicos que debía entregar un mes antes de la cirugía, incluyendo PIE en sangre, perfil bioquímico de 17 elementos, tiempos de coagulación TP y TTP, INR, Grupo y RH, electrocardiograma, Elisa VIH y tele de tórax. Adicionalmente, le pedían cubrir otros 20 mil pesos extras para material o gastos de cirugía, que incluían faja, masajes de ultrasonido, medicamentos, tablas y cojín.
Al preguntar si sería valorada por el médico antes de la cirugía, recibió una respuesta negativa, es decir, que entraría al quirófano sin haber sido vista previamente por el doctor.
En su caso, accedió al sistema de pagos con un enganche superior a 20 mil pesos y cómodos abonos semanales. Sin embargo, tras observar la serie de anomalías y la poca confianza que le generaba la forma en que operaba la clínica, solicitó su reembolso, sin obtener respuesta hasta el momento.
Una de las afectadas relató que su cirugía, prometida con un precio y fecha específicos, se retrasó un año y medio a pesar de haber liquidado su cuenta a tiempo. Además, se le cobró un precio actualizado y un cargo extra de 30 mil pesos por el Índice de Masa Corporal (IMC), que, según su cirujano, no fue cobrado por él sino por Karen.
La situación fue aún peor para su cuñada, quien, estando en la misma tanda y también con pagos al corriente, fue operada un año después y con un médico que ella no había aprobado. A pesar de su negativa, le dijeron que no le devolverían el dinero y que debía operarse con el nuevo médico.
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El mismo día de la cirugía, le cambiaron el procedimiento acordado, indicándole que no era candidata para la cirugía por la que había pagado y que debía optar por otra más costosa. El día de la cirugía, señaló que el médico no revisó sus resultados, no le colocó medias compresivas ni le recetó anticoagulantes, a pesar de haber preguntado previamente sobre su necesidad. Señaló que, además, este no estuvo al pendiente de ella después de la cirugía, y la paciente quedó con una protuberancia en el abdomen.
Otra usuaria que se sometió a una manga gástrica señaló que ha experimentado graves complicaciones, incluyendo intolerancia a la comida, vómitos y deshidratación severa, requiriendo múltiples hospitalizaciones. Atribuye sus problemas a la falta de conocimiento de los doctores asignados por Karen y lamenta la ausencia total de seguimiento después de la cirugía, recibiendo únicamente mensajes para cobrar.
Al respecto, VANGUARDIA consultó a la Procuraduría Federal del Consumidor delegación Coahuila y la Fiscalía General del Estado, quienes señalaron no tener registró de casos en la capital, por lo que hicieron un llamado a las afectadas a acudir a sus instalaciones a realizar la demanda correspondiente.
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