Viven un Día del Niño lejos sus amiguitas en ejido de Saltillo: De un año de kermés a otro sin poder salir

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Las menores Maria y Carla desean que la cuarentena termine para poder ver a sus amigas de la escuela y a sus maestros
Maria y Carla, de 6 y 4 años, saben que ser niña significa poder jugar con sus amigas y reír todo el tiempo, pero la contingencia les enseñó que por el momento deben quedarse en su casa para no enfermarse.
Éste 30 de abril el festejo del Día del Niño para ambas fue muy distinto, en su escuela en la comunidad de San Francisco del Ejido, a que hace más de un mes no van por la emergencia sanitaria derivada del COVID-19, no hubo festejo ni pastel.
“El año pasado tuvimos una kermés en la escuela, nos la pasamos bailando, quebramos piñatas y nos dieron un bolo, pero ahorita nada más vamos a comer una ensalada porque no podemos salir para no enfermarnos”, cuenta Maria.
En su casa una ensalada de pollo fue el distintivo de un día normal, y ahora esperan que una vez que todo pase y regrese a la normalidad sus papás las traigan a comer Pollo Feliz a Saltillo.
“Quiere ir a Saltillo a comer al pollo feliz y subirme a los jueguitos que están ahí. También cuando salga quiero que de regalo una bicicleta, porque ya le se, pero no tengo una, pero lo que más quiero es poder ir a ver a mis abuelitos que vienen un poquito lejos de mi casa”, dice.
Al igual que María, su hermana Carlita deseaba un regalo por el Día del Niño, sobre todo porque han sido buenas alumnas y tienen buenas calificaciones.
Carlita quiere de regalo para festejar después unas pinturitas, y ver a sus amiguitas de las escuelas y a sus profesores.
Las hermanitas, desean pronto poder salir a jugar con sus compañeras de la escuela y salir a jugar fuera de su casa, pues el encierro las mantiene alejadas de la escuela, sus maestros y sus amigos.
‘Mi abuelita me llamó porque ya sabe usar el WhatsApp’
Para Daniela Ríos, el Día del Niño es un festejo de todo el día, su bisabuelita le hornea cada año un pastel y sus primos van a su casa para merendar. Además una de sus tías lleva una piñata y otra los bolos.
Pero ahora fue diferente, su bisabuela no pudo hornearle porque la cuarentena la sorprendió en otra ciudad y el festejo con sus primos fue por video llamada. “Mi abuelita me llamó porque ya sabe usar el WhatsApp y me cantó Las Mañanitas, pero yo la extraño porque no va partir pastel conmigo. También mis primos van a partir un pastel en su casa, porque no pueden venir por el coronavirus”, cuenta.
Daniela, quién se vistió de princesa para una foto y festejar así su día, dice que lo primero que quiere hacer cuando pueda salir es ir a partir un pastel con sus primos y poder abrazarlos.
