SEMANARIO: REPORTAJE: Explosión en Nadadores: ¿Qué salió mal?

Semanario
/ 16 septiembre 2007

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    150 tráileres con material explosivo circulan diariamente por las carreteras de México sin que ninguna autoridad los custodie. El accidente en Coahuila es un ejemplo de este riesgo latente. Pero, ¿qué más falló?

    El choque de una camioneta contra un trailer que transportaba material explosivo en el municipio de Nadadores, pone en evidencia la deficiencia en el trasporte de sustancias peligrosas y la falta de capacidad de las autoridades para prevenir tragedias.

    El cráter que dejó la explosión, no sólo expone el dolor de los familiares de 29 muertos y 220 heridos. Exhibe cómo el sistema carretero de México es una bomba de tiempo.

    El saldo del accidente ocurrido en el kilómetro 30 de la carretera Nadadores-Cuatro Ciénegas, a 200 kilómetros de la frontera norteamericana, podría endurecer la relación entre las cámaras de comercio de México y Estados Unidos, luego de que el pasado 30 de agosto se autorizara la entrada de tráileres mexicanos al vecino país.

    Esta autorización ahora está siendo revisada por el Senado estadounidense, cuyos representantes aprobaron el 12 de septiembre una Enmienda para bloquear los fondos del programa de apertura al trasporte mexicano.

    Esta semana, la prensa estadounidense difundió la opinión de Jim Hoffa, presidente del Sindicato de los Teamstres, quien dejó ver que el voto del Senado estuvo influenciado por la explosión del trailer en Nadadores, Coahuila. Hoffa expresó que la entrada de unidades mexicanas representa un riesgo para la seguridad de su país.

    Sin embargo, de este lado de la frontera, los reflectores están una vez más sobre el mandatario coahuilense, Humberto Moreira Valdez, quien se puso los guantes una hora después del accidente para pelear contra la Federación: "No va a volver a pasar lo de Pasta de Conchos, la Federación debe dar explicaciones. Ellos son la autoridad competente para el traslado de explosivos, tienen facultad y nosotros no podemos hacer nada al respecto".

    Pero más allá de disputas, Semanario encontró en la última estadística de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, que 51 mil 315 tráileres con material explosivo circulan durante el año en las carreteras mexicanas, sin llevar custodia alguna. ¿Estamos frente a una bomba de tiempo?

    Empresas aseguran
    estar en regla

    Explosivos Mexicanos S.A. de C.V., (propietarios del material explosivo) y Fletes y Traspaleos S.A. de C.V. (empresa contratada para trasportar el nitrato), argumentaron cumplir con los permisos correspondientes.

    Carlos González, gerente general de Explosivos Mexicanos, aseguró en un comunicado: "Quisiera afirmar que Explosivos Mexicanos cumple con todas las leyes y reglamentos relacionados con el manejo y transporte de materiales peligrosos y tenemos la confianza en que Fletes y Traspaleos también lo hace".

    Esta versión fue corroborada en el portal de transparencia del IFAI, en el que se encontró que Explosivos Mexicanos cuenta con la concesión 119-Bis, otorgada por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), en la que se autoriza por "tiempo indefinido" a esta empresa, la fabricación y venta de explosivos.

    En la concesión número 81, la Sedena también autoriza a Fletes y Traspaleos SA. de CV., el manejo de sustancias peligrosas, quienes a su vez cuentan con el permiso de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes para transportar material explosivo.

    Cabe señalar que revisando las leyes y normas que rigen estos permisos, Semanario encontró que cuando se transporta carga peligrosa, los choferes deben estar capacitados para responder ante una emergencia, lo que no ocurrió el domingo 9 de septiembre en Nadadores.

    ¿Qué fue lo que falló?

    Según testigos presenciales, luego de que la camioneta Ford Lobo chocó de frente contra el tráiler, el chofer José Alberto Borrego González y su ayudante, José Rosales Contreras, salieron corriendo de la cabina gritando que el vehículo iba a explotar.

    "El chofer iba gritando, corran, corran, esto va a tronar, traigo explosivos, va a explotar", cuenta Javier Ruvalcaba, uno de los habitantes del ejido Celemania.

    Pero la intención del chofer no fue efectiva para todos, pues sólo se pudieron enterar del peligro los vehículos que provenían del oriente, mientras los del poniente provocaron caos y embotellamiento. Fue en ese lapso de tiempo que Borrego González y su compañero se dieron a la fuga.

    De esta manera y a pesar de que los sujetos debían tener la preparación necesaria para este tipo de contingencias, pasaron por alto lo que marca la Guía de Respuesta a Emergencias, elaborada por los departamentos de trasporte de Canadá, Estados Unidos y México, así como del Centro de Información Química para Emergencias de Argentina.

    Esta guía establece en el apartado de "Incendio y posible explosión de sustancias peligrosas", que quien esté a cargo de ellas, deberá primero llamar al número de emergencias del país en que se encuentre o a las instancias que puedan prestar auxilio.

    Posteriormente, se debe retirar de la zona del accidente y activar el plan local de respuesta de emergencia, asegurándose de que los departamentos locales de bomberos y policía hayan sido notificados.

    Advierte en específico que de "no combatir el incendio, cuando el fuego llega a la carga de Nitrato de Amonio, ésta puede explotar".

    Establece además: "Si un tanque, carro de ferrocarril o autotanque está involucrado en el incendio, evacue 800 metros a la redonda", y luego advierte: "si considera que puede explotar y lanzar fragmentos a mil 600 metros, se deberá evacuar más allá de ese perímetro a toda persona, incluyendo a los responsables de prestar apoyo de emergencia".

    Si el chofer contratado por Fletes y Traspaleos S.A. de C.V. hubiera estado capacitado con esta Guía y puesto en práctica dichos pasos durante los 45 minutos entre el choque y la explosión, la tragedia se hubiera evitado.

    ¿Ignorancia o negligencia?

    Sin embargo, la carga explotó 45 minutos después del choque, a pesar de que un vehículo llegó a la comandancia de policía de Nadadores para avisar al oficial en turno que frente al ejido Celemania se incendiaba un trailer con material explosivo.

    "Sí, como a las ocho llegó una persona, nos dijo que un tráiler que transportaba explosivos se estaba incendiando", afirmó Raúl Moreno, director de la corporación, para luego continuar: "Mandé a tres oficiales, pero primero les dije, hay que ir a cargar gasolina, no se vayan a quedar en el camino".

    Con ese contratiempo, el comandante Eduardo Galván Avila y dos oficiales más llegaron al lugar del choque 20 minutos tarde y conociendo la gravedad del caso, decidieron quedarse a 400 metros del trailer. Fue así que se avocaron a regresar a los vehículos que provenían del oriente y dar vialidad a quienes llegaban a dar auxilio y a la prensa.

    Eso lo confirma el mismo director de la policía cuando declara: "Mire, estaban dando vialidad, nunca se acercaron hasta el trailer, estaban dando vialidad como a 400 metros, ahí fue donde los pescó (la explosión)".

    Durante esos minutos, según un trailero llamado Miguel Carrizales, los oficiales le permitieron el paso a una ambulancia de la Cruz Roja, una unidad de Protección Civil y a los tres reporteros. "Sí, luego luego les dieron el pase, por eso los que quedaron más cerca fueron los reporteros y socorristas, quedaron como a 20 metros", explica el trailero.

    Ahí, mientras se auxiliaba a algunos lesionados por el choque y los periodistas hacían su trabajo, hubo un ciudadano que aprovechó la oportunidad para fotografiar aquella escena, dejando una evidencia de cómo las personas observaban atentas el incendio.

    El fotógrafo logró retirarse a tiempo del lugar y minutos más tarde, sobrevino la explosión. Los uniformados resultaron lesionados pero no de gravedad.

    El director de la policía manifestó que estuvieron llamando varias veces a los Bomberos de Monclova, porque en Nadadores no cuentan con ese servicio. Dice que insistió en la urgencia de su llegada, pero éstos no se presentaron hasta 10 minutos después de la explosión.

    ¿Quién paga los daños?

    Dos días después del impacto, la zona desprendía olor a carne quemada. En el cielo, parvadas de zopilotes anunciaban que todavía en algunos lugares había restos humanos.

    El estruendo provocó la muerte de 29 personas y un cráter de 25 metros de diámetro por 4 de profundidad. La onda expansiva alcanzó un kilómetro, dañó 67 casas y destruyó totalmente 20. Se quemaron 65 autos, un autobús y una ambulancia. El tráiler se desintegró casi por completo.

    Un equipo de 40 peritos y especialistas en explosivos de la PGJE, recolectaron evidencias por más de dos días.

    Hasta el momento del cierre, los peritos no habían encontrado las señales con las que el tráiler debía contar.

    "Todavía no encontramos alguna parte del camión donde se aprecie que especificara que contenía material peligroso", dijo un perito que pidió el anonimato y quien reveló que tampoco se había encontrado rastro de que el tráiler haya contado con un extinguidor.

    Hasta el cierre de esta edición, la PGJE continúa en sus labores de investigación para deslindar responsabilidades en torno al delito de homicidio culposo, lesiones y daños a propiedad ajena, y a su vez giró orden de comparecencia para el chofer del tráiler y su acompañante.

    La AFI y la Sedena intentan determinar si existió algún tipo de negligencia en el manejo y transportación de sustancias explosivas. Lo cierto es que el flujo de tráileres con material explosivo continúa circulando por carreteras mexicanas, sin que las autoridades hagan un alto en el camino para revisar si las medidas de seguridad que marca la Ley son suficientes.

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