Variedades de papa producidas en Coahuila combaten el hambre en ejidos del país
Campesinos de la localidad “El Cargadero”, que pertenece al ejido San Francisco Javier, de Galeana, Nuevo León, se han visto beneficiados con la siembra de variedades de papa desarrolladas por Víctor Parga Torres, experto adscrito al Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias, (INIFAP).
Ambas variedades, denominadas “Silvestre” y “Norteña”, han permitido abatir la hambruna que trajeron consigo cuatro años de intensa sequía y el nulo apoyo a esta comunidad, donde ya sólo vive gente de la tercera edad.
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“El año pasado fue el más fuerte de sequía y a pesar de eso las papas sobrevivieron a esas condiciones adversas. Llovió hasta el final del ciclo, pero pudieron responder las papas para llegar a buen tamaño”, comentó.
La última producción de esta hortaliza, que fue a finales de 2023, ascendió a media tonelada, cosechada en un terreno de media humedad con una superficie de 300 metros cuadrados.
Parga Torres, quien ha llevado por el mundo su tecnología del desarrollo de nuevas variedades de papa adaptables al cambio climático, señaló que gracias a su resistencia a plagas, enfermedades y condiciones de sequía, es que los productores lograron cosechar y tener una fuente emergente de alimentación.
“Son variedades muy buenas para estas zonas rurales de la parte alta de Galeana y para cualquier parte del país, por su resistencia a las enfermedades principalmente. Estas variedades el INIFAP tienen todas las cualidades para ser adaptadas en condiciones estresantes”, dijo.
En esta comunidad, más que negocio, la papa, como otros insumos, se ha convertido en un producto de autoconsumo rico en nutrientes.
“La idea es comer algo sano, ya ve que ahorita la mayoría de los productos que se consumen tienen agroquímicos”, expresó José Antonio Gaona Rojas, ejidatario.
Además de que estas papas tienen la particularidad de que son orgánicas, pues su producción no requiere de fertilizantes, plaguicidas ni de ningún tipo de químico que a mediano o largo plazo puede significar un daño para la salud.
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“Con un buen trabajo, como el que están llevando aquí, los compañeros pueden mantenerse por varios años, alimentándose sanamente”, detalló Víctor Parga.
Comentó que las heladas registradas en esta región en los últimos años acabaron por arrasar con la producción de manzana, el principal sostén económico de esta región.
“El año pasado se nos vino una helada cuando estaban los árboles de manzana en floración y nos quemó todo, el maíz, la avena y prácticamente no hubo nada”, contó Gaona Rojas.
Sin embargo, la cosecha de ambas variedades de papa por parte de las familias de esta localidad, que fungen productores cooperantes del INIFAP, vino a aliviar la falta de alimento.
Anteriormente estas comunidades se dedicaban a la siembra de cultivos básicos como el maíz, avena y trigo de temporal, pero como ha sucedido con otros ejidos, la escasez de lluvias ha terminado con la producción.
“Se está perdiendo todo, se batalla mucho ya para cosechar. El principal factor es el agua que no nos cae, como aquí es temporal, batallamos mucho, no tenemos riego y estamos a la voluntad de Dios, como luego dicen aquí”, advirtió Antonio Gaona.
A las plagas en los cultivos, que han ocasionado las altas temperaturas, y a la falta de lluvia se suma el azote de las manadas de osos y jabalíes que devastan las parcelas, así como la ausencia de apoyo del gobierno de Nuevo León.
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“Eso que dicen que el apoyo para productores es entre comillas, en realidad no llega nada aquí”, denuncia Antonio Gaona.
Este proyecto, como ha dicho en reiteradas ocasiones Víctor Manuel Parga, es un ejemplo de cómo con la investigación científica se puede resolver las diferentes problemáticas que aquejan a las comunidades rurales, y no solamente dejarlas en el papel.