¿Ya conoces la clínica del Mude? En Saltillo atienden osos y especies silvestres
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Al interior del Museo del Desierto de Saltillo, a un lado del área que habitan los lobos, se encuentra un pequeño edificio en donde se realizan y gestan grandes cosas. Es la Clínica de Fauna Silvestre, un sitio dedicado a la investigación, rehabilitación, reproducción y reintroducción a su hábitat natural, de especies que son prioritarias para conservación en México.
Desierto Viviente nació en el año 2003, cuando el museo dio cabida a ejemplares con vida. El objetivo de exponer a los animales fue sensibilizar a los habitantes que conviven con ellos y concientizar a los visitantes del museo sobre la importancia de la vida silvestre para la preservación natural.
“Los museos generalmente tienen colecciones patrimoniales, arqueológicas, de obras de arte y en este caso incluimos una colección viva, que es importante porque son seres que todavía tenemos, que necesitamos cuidar, y que si no lo hacemos, al rato pueden ser colecciones de animales ya extintos”, detalló Fernando Toledo, director del Desierto viviente del MUDE.
Los pacientes son habitantes del Desierto Chihuahuense que abarca en extensión geográfica al estado de Coahuila. La clínica no es pública, pero apoya en casos de emergencia a animales silvestres lesionados o enfermos que son llevados por autoridades y ciudadanos con sentido humanitario, cuyo instinto los lleva a priorizar la vida del animal.
“Normalmente cuando llegan animales de vida silvestre aquí, es porque algo le pasó, alguien lo tenía en su casa, o lo atropellaron en la carretera, o fue un ave rapaz que se estrelló en un edificio y llegan con diversas condiciones; fracturas, desnutridos, deshidratados, diferentes enfermedades, etcétera y de ahí es donde vemos la necesidad de tener una clínica formal”, dijo.
La derechohabiencia son reptiles como víboras, culebras y tortugas; perritos de la pradera, lobos, coyotes, borregos cimarrones, bisontes y osos. Aves rapaces como halcones y gavilanes, principalmente.
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En Coahuila, esta clínica suple la inexistencia de un Centro de Investigación que dependía de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SERMANAT), en donde entre sus funciones reciben animales que habían sido asegurados en procedimientos legales.
“Tenemos un área de manejo médico básico, teníamos muy pocos animales en realidad en un principio, pero de ahí surge la necesidad de tener un equipo médico, veterinarios capacitados y constantemente actualizarnos”, explicó Fernando Toledo. “Poco a poco hemos ido modificando, cambian las necesidades y a raíz de eso, hemos podido recibir más ejemplares y darle cabida, tratamiento y albergue a los que lo necesitan”.
Visitar al doctor no es algo que guste mucho a los pacientes cuando van consientes por revisión periódica o sus cuidadores observan cambios físicos o de comportamiento. Hay renuencia, intentos de escape, nervios, mordidas, coletazos, patadas y toda acción necesaria para evitar una inyección, una toma de medicamento, una toma de muestra sanguínea y hasta una placa de rayos x.
Por eso, la anestesia por especie o tamaño, es una buena opción que les permite a los especialistas realizar su trabajo y al animal no entrar en cuadros de estrés o angustia que impidan darle una adecuada atención. Para lograr las revisiones, el equipo de Desierto Viviente se apoya de manejadores, personal experto en sujeción y manejo animal.
Las complicaciones con las que llegan los pacientes, en ocasiones requieren de asesores médicos externos, especialistas. En la clínica se apostó a invertir en aparatos de alta tecnología para obtener diagnósticos y monitoreos precisos, por ello cuentan con equipo para obtener resultados sanguíneos, traumatológicos, de peso. Hay un ecógrafo para la revisión de órganos internos o estados de gestación, cuentan con un electrocauterio y otros aparatos que ayudan a minimizar tiempos de respuesta.
Karina Lozano Chávez es la médico veterinaria de la clínica. A su cargo está todo lo relacionado con la prevención de enfermedades, llevar un historial de chequeos periódicos y la nutrición de los inquilinos animales del museo.
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El costo de un alimento diario para un oso es de alrededor de 500 pesos. “Las dietas dependen de la etapa fisiológica, si es un animal joven o geronte, viejito. Con este dato y la especie, podemos hacer un cálculo de las kilocalorías que necesitan”.
Un oso adulto, en buen estado, debe comer manzanas, zanahorias, croqueta especial como base, y en la dieta se incluyen frutas como melón, sandía, lechuga, verduras, nueces, “que les encantan”.
Cuando llega un oso rescatado o accidentado, es otro el procedimiento alimenticio. “...calculamos el nivel de desnutrición y vamos acomodando una dieta hiperprotéica. Adicionamos suplementos nutricionales, nos apoyamos con medicamentos de uso veterinario y de uso humano, dependiendo de las disfunciones, complejo B, inmunoestimulantes”.
El año 2022, a partir del segundo semestre, la llegada de osos lesionados fue una constante en el museo. Llegaron a tener 20 ejemplares de todas las edades. El número actual es de 12. Todos han requerido atención hospitalaria, rehabilitación y algunos ya han sido regresados a su hábitat. Hasta ahora ninguno de los osos que han llegado lesionados ha muerto.
Pero además de estos animales, la clínica ha recibido aves rapaces y reptiles, principalmente serpientes. “Todo es caro, no son insumos baratos, todo sale de Museo del Desierto. No podemos jactarnos de ser un lugar de preservación y negarnos a dar la atención. El recurso se busca, se consigue y se aplica en tratamientos. Se invierte en cuanto a medicamento y tiempo”.
En la Clínica de Vida Silvestre no todo es técnico y normativo como lo requieren los procedimientos médicos, el equipo ya enfrentó una disyuntiva relacionada con la vida y la muerte.
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Mandy, una osa que recibió hace meses un balazo en la cara por haber matado un centenar de gallinas, llegó con estado grave de desnutrición al museo. La herida había hecho lesiones que le impedían ingerir alimento. Mandy no cazaba por deporte, buscaba comer y cuando se llevaba una gallina al hocico este no ingresaba a su cuerpo y ella no podía saciar su hambre.
“Ese era un caso para eutanasia”, dijo Fernando Toledo. “Pero tenían un proceso de cicatrización, llevaba meses así. Decidimos darle la oportunidad porque era un animal con ganas de vivir. Llegó en los huesos y ahorita aumentó al doble de peso”.
En algunos años, la Clínica de Vida Silvestre del Museo del Desierto de Saltillo no solo será precedente en la atención y preservación de la fauna local, cada atención médica que se realiza, se registra y se coteja o cruza en datos e información con autoridades medioambientales. Con el tiempo, este registro pasará a ser una importante base de datos única en el país.
PACIENTES
Reptiles: víboras, culebras y tortugas.
Mamíferos: perritos de la pradera, lobos, coyotes, borregos cimarrones, bisontes y osos.
Aves rapaces: halcones y gavilanes.