Fue 2007 un año difícil para la tauromaquia mexicana

Las principales ferias taurinas iniciaron en León, con Eloy Cavazos, Eulalio López "El Zotoluco" y Juan Antonio Adame, en una tarde triunfal donde se cortaron ocho orejas en total a un encierro de Arroyo Zarco.

Pero vendría un momento importante para la ganadería de Begoña, cuando Rafael Ortega indultó a "Visionario", y aunado a las dos orejas de su primero fue el máximo triunfador, mientras que el maestro César Rincón se despedía con tres apéndices cortados, además que Alejandro Amaya se iba con un trofeo.

La tercera corrida dejó al leonés Ismael Rodríguez con dos orejas, mientras que Pablo Hermoso de Mendoza y Omar Villaseñor se iban en blanco.

Y llegó Julián López "El Juli" para ponerle el cascabel al gato y a un potable encierro de Bernaldo de Quirós le cortó la oreja al primero y el rabo al segundo, bajo la presencia de Fernando Ochoa y José Mauricio.

"Revolución a Caballo", esfuerzo en conjunto de los rejoneadores mexicanos, dejó tan sólo el nombre de Jorge Hernández Gárate, quien a un toro de su propia ganadería le cortó dos apéndices.

En Jalostotitlán, Jalisco, la feria de menor tradición, pero que ha alcanzado renombre entre los profesionales, tuvo la presentación de Rodolfo Rodríguez "El Pana", quien cortó apéndice por toro y aunque el juez le negó la segunda, la genialidad del diestro lució cuando de su espuerta sacó otro apéndice causando la locura en el tendido.

Espoloneado por el encanto del tlaxcalteca, Fernando Ochoa se vio obligado a regalar un astado y así también sumar dos apéndices a un nobilísimo encierro de San Pablo.

En la segunda de feria, el tapatío Ernesto Castellón tuvo su alternativa, con dos orejas, bajo el padrinazgo de César Rincón y "Zotoluco", quien también cortó dos trofeos a toros de San Isidro.

Cerró la feria alteña el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza con tres orejas, José Luis Angelino con mismo número de premios y Fabián Barba con dos salieron a hombros.

En la tierra del "Faraón de Texcoco", Silverio Pérez, no quedó mucho de fondo, salvo la inaugural con José María Manzanares hijo, quien le cortó una peluda a un bravo toro de Montecristo. Un día después, Ignacio Garibay también sumaría un apéndice cortada un toro de La Joya.

La racha triunfal que Arturo Macías tuvo a finales de 2006 y principios de este se vio reflejado en la tercera de la Feria del Caballo al cortar tres orejas. "El Conde" también cosechó un auricular, mientras que nuevamente Macías cortó otra oreja junto a Rafael Ortega.

El aire triunfalista llegó en la cabalística siete, cuando Eloy Cavazos cortó un rabo, "Zotoluco" dos orejas al igual que Paul Cortés.

Pero la suerte les cambió porque a la corrida siguiente se repitió el cartel, esta vez con Ortega en lugar de Cortés, quien a la postre fue el triunfador con dos apéndices, mientras que sus compañeros salían a pie. Cerró el ciclo el mexiquense Cortés, quien se llevó dos trofeos.

"La Feria de Ferias", en Aguascalientes, abrió con un gravísimo percance al novillero cacereño Jairo Miguel, quien a sus 15 años supo lo que era tener el pecho partido por mitad, en una de las cornadas más dramáticas de las que se tiene memoria en esa plaza.

Esa fatídica tarde, Mario Aguilar cortó una meritoria oreja, mientras que en el segundo festejo menor, su compañero de "Tauromagia"; Octavio García "El Payo" también cosechó un apéndice, demostrando ser de los novilleros más aventajados de México.

El hidrocálido José María Luévano abrió las corridas con una oreja. En el cuarto festejo, Ignacio Garibay dio muestras de la reciedumbre de su toreo y le cortó una oreja a un complicado toro de Jaral de Peñas, al igual que Juan Antonio Adame, por lo que obligó a Ochoa a regalar un toro de El Junco para irse por delante con dos orejas.

Y comenzó el idilio entre el francés Sebastián Castella con la afición de "Agüitas" al desorejar a un toro de Begoña, mismo premio de Ochoa. Pero en el mano a mano entre el de Béziers y Macías, se impuso la joven maestría del francés y cortó dos orejas, mientras que el mexicano se fue a pie.

La última temporada del maestro bogotano César Rincón en San Marcos 2007 no tuvo fortuna primero se le fueron por delante "Zotoluco" y Castella con dos orejas; en la octava de feria, Ni Rincón ni Cavazos pudieron hacer algo a toros de Begoña y fue Macías que cortó una oreja.

Pero quizá la peor tarde de Rincón, por lo menos en esa plaza, llegó justo en su despedida, mano a mano con "Zotoluco". Le devolvieron dos toros por falta de trapío y los sustitutos no caminaron. Un Amargo adiós.

El último festejo, con jóvenes diestros dejó a Ismael Rodríguez como triunfador de un largísimo festejo con tan sólo una oreja, poniendo así un ciclo que dijo mucho y supo a poco.

Monterrey y Guadalajara, las dos plazas con mayor renombre, después de la Plaza México, vivieron una de sus peores etapas: pocos festejos, escaso público y una preocupante crisis en la cabaña brava mexicana, pues las dehesas mexicanas que lidian con regularidad mostraron en su mayoría descastamiento.

En la Monumental Lorenzo Garza, apenas se dio un serial de tres corridas. La primera del ciclo fue de verdad triunfal, el veterano Eloy Cavazos cortó cuatro orejas y dos rabos, mientras que el rejoneador Hermoso de Mendoza dos orejas y Alejandro Amaya una, a un potabilísimo encierro de Bernaldo de Quirós.

El maestro Rincón, en su despedida cortó una oreja, al igual que "Zotoluco" y Juan Antonio Adame dos a un encierro de San Miguel de Mimiahuapam. Cerró el miniserial con una oreja del sevillano Antonio Barrera el día de la presentación de Joselito Adame en Monterrey.

Guadalajara también padeció la misma suerte que Monterrey. Se anunciaron cinco festejos, uno de ellos de rejones y aunque el plato fuerte era la presentación de José Tomás, al final la gente consideró que fue un fiasco.

En el aniversario del NuevoProgreso, en febrero, el español César Jiménez tocó pelo, mientras que los mexicanos Garibay y Juan Antonio Adame, sufrieron con un encierro de San Miguel de Mimiahuapam, que el público protestó con fuerza y no quisieron ni ver a los coterráneos.

Pero en la siguiente, quienes fueron a ver a Hermoso de Mendoza terminaron hablando de Omar Villaseñor que cortó dos orejas en una tarde de gran trascendencia para él.

Considerada una plaza torista, la gente exigió encierros voluminosos y con fondo, pero fue complicado lograrlo. Se abrió el ciclo tapatío con un festejo de rejones, después de 15 años de no presentarse alguno, pese a ello, la gente no asistió y el portugués Rui Fernandes salió con dos orejas casi sin resonancia.

En un cartel también variado y agradable, la gente siguió en casa, mientras Garibay y el local Guillermo Martínez cortaban oreja por coleta, mientras Jerónimo daba la cara ante un imponente encierro de Xajay.

Siguió una tarde mágica, el regresó de "El Pana" al Nuevo Progreso después de dos décadas y se le vio en sus dos facetas. Un petardo en sus dos toros y el milagro de "El Brujo de Apizaco", se hizo con un toro de regalo, una faena similar a la que hizo en La México. Los aficionados se volcaron con el tlaxcalteca en una escena que hacía mucho años no se veía.

Histórica fue la tarde del 12 de noviembre, primero porque el torero de Cali, Ricardo Rivera se doctoraba en esa plaza, la primera vez que un extranjero tomaba la alternativa, y el padrino César Rincón cedía los trastos a un compatriota fuera de su tierra.

Además, la presentación de Joselito Adame fue un rotundo éxito con el corte de tres orejas y un rabo, mismo que no se cortaba desde la despedida de "El Niño de la Capea" en 1995. Así, Rivera, que cortó oreja por toro y el mexicano salieron a hombros.

Pero llegó el último festejo y más esperado, la presentación de José Tomás. 12 toros de Bernaldo de Quirós desfilaron por las corraletas antes de ser aprobado el encierro definitivo, para colmo, los que pasaron el reconocimiento fueron justos de presencia y el juego que dieron fue nulo, por lo que la gente, indignada, aseguró no volver a la plaza cuando se anunciara a Tomás.

Así, con la falta de variedad en los carteles, tanto de toreros como de ganaderías, la gente demostró que mientras no se cambie el fondo de la tauromaquia mexicana, seguirá ausentándose de la fiesta brava y cada vez exigirá más.