Barcelona vence al Atlético de Madrid con doblete de Luis Suárez
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Luis Suárez despertó al Barcelona de la pesadilla y dirigió con sus goles la remontada del campeón frente a un Atlético infortunado
BARCELONA — Feliz en partidos sin guión, Luis Suárez despertó al Barcelona de la pesadilla y dirigió con sus goles la remontada del campeón frente a un Atlético infortunado, que pasó de dominador a arrollado y que deberá, en el Calderón, cumplir poco menos que una misión imposible, por más que la ventaja del Barça sea mínima.
A sendos centros de Alba y Alves, los laterales que no se libran de la crítica alrededor del Barça, Suárez provocó el éxtasis en un Camp Nou entregado y que recuperó un ánimo a menudo olvidado.
El Barcelona, este Barcelona, se ha apuntado a la épica. Ha aparcado el dominio del balón y se ha transformado ya en un equipo abrazado al vértigo, consciente de que no le funciona el rondo y vive más a gusto en la improvisación de los ataques furibundos.
De esta manera transformó un primer tiempo deprimente en un festival durante el segundo periodo, cuando se olvidó del toque y buscó el gol por medio del arrebato al que le invitó, se supone, Luis Enrique en el entreacto.
El Atlético, que controló los primeros 45 minutos con una sobriedad fenomenal y supo sobreponerse a la expulsión, cruel pero justa, de Fernando Torres, sobrevivió como buenamente pudo después.
La noche comenzó, en cuanto al Barça, con los mismos síntomas, negativos, que se contemplaron durante el Clásico. Lento en la circulación y con el tridente poco participativo, el equipo de Luis Enrique se atragantó en la duda.
Y le regaló al Atlético la oportunidad de mostrar a un Carrasco soberbio, un Koke dominador, un Saúl creciente… Y un empaque, global, muy a tener en cuenta. Hasta que a los 25 minutos Fernando Torres acudió a una cita conocida: el gol en el Camp Nou.
Le asistió Koke para que el Niño ganase la posición entre los centrales, como quien no quiere la cosa, y batiera a Ter Stegen para congelar los ánimos de una hinchada a la que regresó el recuerdo del Madrid. Y de la duda. Del ‘ayayay’ de antaño…
Pero el plan de Simeone comenzó a saltar por los aires al cabo de diez minutos. Si Torres, a los 29 minutos, vio cartulina por una entrada a destiempo sobre Neymar, a los 35 volvió a verla por otra, fuera de lógica, a Busquets en el círculo central. Héroe por el gol, el Niño dejó a su equipo en inferioridad y le condenó al sufrimiento.
El Barça no supo, de entrada, romper la hegemonía táctica del Atlético y no fue hasta el minuto 40 que disparó entre palos, para que atajase con calma Oblak. Y lo dejó todo para el segundo tiempo.
Ahí se olvidó de la paciencia y se lanzó a un ataque furibundo, bajo la dirección de la anarquía, para rememorar tiempos pretéritos y casi hasta olvidados en el ambiente del Camp Nou.
Simeone entendió el cambio de guión y no pudo dar empaque a su equipo en lo que a discutir el balón se refiere, por lo que se echó atrás, empujado por la furia del campeón y le entregó el gobierno del partido.
La salida de escena de Carrasco para reforzar la zona ancha con Augusto no hizo más que dar otro paso atrás al Atlético. Y a partir de ahí apareció ya Suárez para salvar a los suyos.
Un centro sin ton ni son de Jordi Alba le dio la oportunidad de marcar el 1-1 a los 63 minutos y a los 74 un centro medido de Dani Alves le regaló un cabezazo enorme para certificar la remontada.
Olvidado el rondo, el Barça de Luis Enrique se entregó al vértigo y al ataque furioso. En ese escenario nadie mejor que Luis Suárez para sentirse el dueño de la fiesta.
Acostumbrado a corear a Messi y a seguir con elogios el juego que le regaló este equipo, el hincha del Barcelona se entregó ayer al uruguayo. Y Suárez respondió.