¡Adiós América! Santos pone garra, grandeza y se coloca en la Final del Clausura 2018
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Con una gran estrategia de Robert Siboldi y el esfuerzo colectivo de los Guerreros, la Laguna vence 6-3 en el global a unas 'pobres' Águilas
CIUDAD DE MÉXICO.- Santos lo hizo en el Azteca, aseguró la Final y la fiesta fue total: no se achicó, remontó un 0-2, lo empató, dio un golpe sobre la mesa con pasta de campeón y se encaminó al sexto título de su historia por derecho propio.
A Santos le sobraron goles y mucha ambición. Le facturó un 6-3 letal en la serie a un América que terminó arrebatándose a sí mismo frente a un adversario más criterioso y efectivo.
Santos culminó en el Azteca la obra que comenzó a fabricar en la estridente noche del Corona y quedó a un paso de una consagración que, de logarla, premiará su gran campaña.
Los laguneros no se quedaron corto, pese a jugar con sus ahorros. Empezaron mal, pero terminaron mejor. América los puso en aprietos, pero no lo pudo tumbar.
Ni con aquello de que el Piojo Herrera mandó al campo un equipo mucho más ofensivo de lo normal y muy temprano en el partido sacó ventaja de su apuesta. Un penal ¿dudoso? de Alcoba sobre Henry Martín puso al América al frente. Cecilio Domínguez facturó a los 11’.
Santos no se encontraba a sí mismo. Perdió referencias posicionales frente a la presión adversaria y le costó reaccionar. Las Águilas seguían avisando hasta que cayó el 2-0 a los 23’ por un cabezazo de Bruno Valdez.
Sí, antes de media hora, Santos ya tenía los nubarrones encima, incluso sin dar señales de hacer menos dramática su caída. América infló el pecho, estaba en su hora feliz, pero apareció el jugador de la noche: Jonathan Rodríguez.
El Cabecita se descolgó en diagonal, le marcó el pase a Lozano, se hizo del balón, superó a Marchesín y clavó el descuento. Un gol oportuno para la serie, pero también para el juego psicológico.
Porque el 2-1 llegó sobre el final de la primera etapa, con todo y lo que ello significa para modular las emociones de un trámite de pie caliente.
Santos recuperó aire y confianza y le cargó una doble presión a su adversario. América ya necesitaba dos goles más, pero las condiciones cambiaron.
Los de Siboldi crecieron en lo colectivo. Propusieron más y llegaron con decisión. Dos veces los postes -jugadón de Rodríguez y un tiro libre de Lozano- le negaron el empate, pero fueron dos avisos determinantes para el futuro del partido.
América entró en una fase de desgaste y Herrera entró a meter cambios ofensivos con más desorden que lógica, porque Siboldi le cambió el dibujo a su equipo con un propósito más proteccionista y fue suficiente.
Pero no se olvidó de atacar. Santos ya era Santos. El de la Ida y el del torneo. Isijara, al 82’, cruzó un disparo para el 2-2 definitivo. A Siboldi le resultó el plan, los cambios y la confianza en futbolistas clave para partidos bravos.
Santos le cerró la boca al Piojo y al Azteca, y se quedó con todas las utilidades del negocio por mérito propio.