América y Tigres logran empate 1-1; el campeón se decide en el Volcán

Fútbol
/ 22 diciembre 2016

André Pierre Gignac adelantó en el Azteca con una jugada de fantasía; sin embargo, Bruno Valdéz lo empató y en suelo regio se conocerá al campeón del Apertura 2016

MÉXICO.-  La primera Final se quedó corta de emociones y el empate en un gol fue quizás el mejor resultado que se ajustó anoche a un desarrollo parejo y combativo entre América y Tigres.

El 1-1 terminó siendo tan razonable como merecido porque ambos equipos se dejaron llevar más por los impulsos que por las ideas, y a la postre, sus intenciones quedaron absorbidas por un trámite espeso y áspero, donde el sacrificio fue más determinante que la calidad colectiva.

Tigres se puso en ventaja gracias a una genialidad de André-Pierre Gignac al 44’. Fue el sexto gol del francés en esta Liguilla, quien no pudo terminar el juego por lesión. El paraguayo Bruno Valdéz igualó el marcador para el América al 67’.

Con este resultado en el primer acto, todo quedó abierto para que el próximo domingo a las 18:30 horas se defina el título en el estadio Universitario y en plena Navidad, donde Tigres querrá regalarse la quinta estrella, mientras que América llegará a Monterrey por su trofeo número 13 en el año de su Centenario.

La primera Final ofreció lo que se suponía entre dos equipos bien estructurados y que intentaron anularse para quitarse poder mutuamente.

La etapa inicial comenzó con una tendencia favorable al América, pero terminó siendo más productiva para Tigres en cuanto al resultado.

América, a quien se les sospechaba que podía mostrar un cansancio físico y mental después de su gira por Japón, fue más dinámico, determinante y vertical que Tigres en varios lapsos del primer tiempo.

Y ello se debió, en parte, a la diferencia de ritmo entre un equipo y otro. A Tigres, que estuvo 18 días sin actividad futbolística exigente, le costó entrar en sintonía en un trámite rápido que invitaba a ser más cerebral que combativo.

Mucho tuvo que ver también los planes estratégicos y en ese sentido, el técnico Ricardo La Volpe fue más astuto que Ricardo Ferretti. El DT argentino abrió el juego con los ecuatorianos Renato Ibarra y Michael Arroyo y con Bruno Valdéz y Miguel Samudio abortó las pocas intenciones de Jürgen Damm y Javier Aquino.

De hecho, un Tigres desconectado en el medio y poco claro para atacar, no se veía por dónde podía hacer daño.

América desperdició la oportunidad para ponerse en ventaja a los 25’ con un penalti fallado por Oribe Peralta, después de una supuesta falta de Jesús Dueñas al delantero que sólo vio el árbitro Paul Delgadillo.

Sin embargo, esa acción malograda no desmotivó al América, que siguió insistiendo sin poder encontrar un hueco perfecto para sorprender a Nahuel Guzmán.

Pero si algo tiene este Tigres de Ferretti es que siempre ubica un atajo para sacar ventajas y con Gignac en plan “matón” todo se le simplifica.

Al 44’, el francés se autorecetó un golazo, tan auténtico como estético. Robó una pelota en el medio campo, aceleró hacia el área, dejó atrás a Paolo Goltz y tocó entre las piernas de un desesperado Moisés Muñoz para poner el 1-0 en la segunda jugada en la que participó.

Con la ventaja a su favor, Tigres se animó más, adelantó sus líneas y trató de imponer condiciones en campo adversario en el complemento. Sin embargo, hubo más deseos que claridad de ambas partes.

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Al América se le hizo complicado avanzar con pelota al pie frente a un Tigres que con el 1-0 asumió una postura más sobria y que se agrupó con mayor orden en la transición defensiva.

Pero el desarrollo fue ganando en intensidad y dentro de una paridad manifiesta, América puso las cosas en su lugar al 67’ cuando el paraguayo Bruno Valdéz empujó el balón a la red después de un tiro de esquina que alcanzó a desviar Pablo Aguilar de cabeza en el área.

El 1-1 fue el resultado más justo que le calzó al partido y lo más destacado en los últimos 20 minutos fue la lesión del francés Gignac, quien tuvo que ser derivado a un hospital para su valoración.

Nada se modificó hacia el final y tanto América como Tigres dejaron el mensaje de que no son presas fáciles en una Final que no tiene un claro favorito, ni tampoco, hasta ahora, demasiadas luces.

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