Con estas 15 frases Nacho Trelles se hizo inmortal
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El mejor técnico que ha dado México también desbordaba sabiduría futbolística, mucha de la que actualmente se sigue usando
La leyenda del futbol mexicano, que no sólo brillo como futbolista, también lo hizo como técnico y parte de cuerpo técnico, sobre todo con los dos equipos de sus amores, la Selección de México y el Cruz Azul, no sólo dejó recuerdos imborrables en la cancha, también dejó gran sabiduría en sus palabras al referirse del futbol.
Aquí te dejamos 15 de las mejores frases que usó en algún momento de su carreras de técnico, muchas de las cuales aún siguen usando los técnicos en la actualidad.
“El futbol no tiene palabra de honor para dar campeonatos”
De esa manera en cómo se refería a la falta de campeonatos de su adordado Cruz Azul
“Así como el árbitro, sin querer, recurría a aspectos negativos, y los jugadores, sin querer, a aspectos negativos, pues uno formaba parte de ese sin querer”
Fue la manera en cómo se justificó Trelles cuando cada que su equipo se veía en peligro en la cancha, arrojaba un segundo balón al campo o le pedía a alguno de sus jugadores que se tirará al césped para que ingresarán las asistencias.
“La playera de Cruz Azul, pesa igual que un bulto de cemento”
Así comparaba la responsabilidad de vestir la camiseta del Cruz Azul, ese mensaje daba cada que llegaba un nuevo refuerzo a la institución.
“¿Clásicos?, Clásicos, los cerillos”
Era cómo se quitaba la presión cada que enfrentaba a las Águilas del América
“Los técnicos siempre debemos tener la maleta lista”
Esta frase de Don Nacho se hizo inmortal, ahora ya muy usada por los técnicos del futbol mexicano que suelen durar poco en sus puestos.
“Hable con el árbitro y si nos deja jugar con 12, por mí no hay problema en que usted siga”
Fue la manera en que se dirigió Trelles a un jugador que se negaba en salir de cambio de la cancha.
“Los Clásicos se juegan con la cabeza bien fría y los pies bien calientes”
Así se refirió al juego que iba a tener contra las Chivas al momento en que era el técnico del América.
“Lo quiero para que meta goles; no para que se case con mi hija”
Fue como defendía a un jugador estelar de su equipo cuando tenía problemas extra cancha
“Lo único que cuenta, es el resultado”
Era la respuesta que daba Trelles cuando se refería a juegos oficiales y de trascendencia. Pero cuando se trataban de partidos de preparación o pretemporada, en específico con la Selección Mexicana, la expresaba de forma negativa: “Lo único que no cuenta, es el resultado”.
“En el futbol como en la vida, los cambios siempre se hacen con la intención de mejorar”
Así se refería cuando veía que los cambios de jugadores no funcionaban.
“Los elementos que se necesitaban, los tenía en las tribunas… ¡explíqueme!”
Fue la manera en que se refirió cuando sólo le permitieron tener en la banca a cinco elementos durante los Juegos Olímpicos de 1968.
“Usted no tiene criterio, ni pantalones; es un inepto. Y conste, no estoy insultándolo”
De esta manera se dirigió al árbitro De la Mora, cuando decidió reanudar un Puebla contra Monterrey en el Cuauhtémoc, que había sido detenido por invasión de la afición a la cancha
“Me dijo que me salía o se salía él, pero él se salió antes”
Es la anécdota que tuvo con el árbitro Arturo Yamasaki. El juez lo retó a abandonar el campo después de expulsarlo, al ver que Trelles no le hacía caso, el colegiado decidió dar por terminado el juego.
“A veces se juega mejor con diez jugadores que con once”
Frase que ahora expresan muchos técnicos de la actualidad. Ocurrió cuando Albino Morales salió lesionado en un partido de Chivas contra Toluca que ganaba Guadalajara por 1-0. Con 10 en el campo, los escarlatas lograron la victoria.
“Desde la tribuna de La Bombonera veía cómo Italia les metía cuatro. ¡De la que me había salvado!”
Fue la manera en cómo recordaba la goleada de Italia sobre México en el mundial de 1970. Meses antes había renunciado del Tri para darle las riendas del equipo a Raúl Cárdenas.
“La mejor fórmula para ganar partidos es la denominada ‘G’, es decir ¡Goles!”
Esta fue su respuesta cuando fue cuestionado en Buenos Aires en 1982, previo a un amistoso entre México y Argentina.