La transformación digital ofrece a las empresas mexicanas más seguridad por menos dinero

La transformación digital se ha convertido en una de las principales metas de buena parte de las empresas mexicanas, con inversiones de miles de millones de pesos anuales en todo tipo de sectores, desde el consumo básico, hasta los bienes de lujo. Ya sean grandes empresas o pymes, estos esfuerzos crecerían en porcentaje con cada año que pasa.

Si bien el avance realizado por muchas empresas sería limitado, con reportes recientes afirmando que el promedio de digitalización es del 41.7%, prácticamente el 90% de los empresarios comprenden la necesidad de llevar a cabo el proceso de digitalización, y los retos que puede conllevar no esforzarse lo suficiente en materializar estos objetivos.

DIGITALIZACIÓN Y SEGURIDAD

Una de las áreas más afectadas por la falta de digitalización sería la seguridad, que con el paso de los años ha desarrollado nuevas vulnerabilidades de la mano de las novedosas estrategias desarrolladas por las organizaciones criminales. Desde el uso de nuevos dispositivos y modus operandi, hasta tácticas de ingeniería social y ciberdelincuencia, los protocolos de seguridad se ven cada vez más amenazados.

Es aquí donde la digitalización estaría jugando un rol importante, brindando herramientas actualizadas para estudiar, comprender y contrarrestar rápidamente las nuevas amenazas.

Sin embargo, un beneficio del que poco se habla es la forma en la que las nuevas tecnologías están permitiendo el desarrollo de sistemas de seguridad mucho más asequibles, capaces de brindar cientos de beneficios por un precio moderado, ya sea para la protección de espacios de oficina, tiendas, fábricas e incluso almacenes.

¿CÓMO AHORRAN DINERO?

Esto se logra a través de la creación de herramientas que tienen en mente la implementación de tecnologías como la inteligencia artificial (IA), el internet de las cosas (IoT), Big Data, aprendizaje computarizado e incluso almacenamiento en la nube.

A medida que estas tecnologías evolucionan, también se democratizan, haciendo que hasta los sistemas más económicos tengan todo lo que se necesita para un monitoreo efectivo.

Por ejemplo, cuando hablamos de videovigilancia, las empresas pueden optar por sistemas sencillos y económicos, pero capaces de incorporar tecnología de punta, como el reconocimiento facial o el cloud VMS. Estos sistemas brindan un monitoreo holístico y centralizado que facilita el trabajo del personal de seguridad y crea respaldos audiovisuales mucho más seguros.

Este principio se extiende prácticamente a todos los eslabones del entramado de seguridad, yendo desde el control de acceso y los sistemas de alarma, hasta la logística.

Algo similar ocurre con la ciberseguridad que, a medida que transcurren los años, se adapta mejor a las amenazas gracias al uso de la IA, así como otros sistemas de identificación y respuesta. Estas soluciones no sólo disminuyen su precio, sino que además se vuelven más compatibles con todo tipo de dispositivos.

RIESGOS Y CONSIDERACIONES

Si bien la tendencia de mercado es que los precios se reduzcan a medida que la competencia se nivela, la realidad es que muchas de las herramientas más económicas serán más vulnerables que las de mayor precio. En parte, se debe a que muchas empresas suelen tomar atajos y disminuir beneficios para que el precio final sea menor.

En algunos casos puede que los sistemas contengan todas las herramientas necesarias, pero que no cuente con un soporte dedicado, ni actualizaciones, dificultando la instalación adecuada, y disminuyendo su efectividad con el paso del tiempo.

Esto hace que sea necesario contar con especialistas en materia de seguridad para determinar con precisión qué necesita exactamente la empresa para disminuir todo tipo de riesgo. Este análisis debe incluir el estudio de las instalaciones, el funcionamiento de las redes, el número de empleados, la cadena de mando, entre otros factores.

Adicionalmente, el desarrollo de programas de formación del personal será esencial para disminuir los riesgos, ya que estos actuarán como la primera barrera contra las amenazas. Este debe incluir buenas prácticas para evitar riesgos innecesarios, acciones para detectar amenazas y estrategias para responder de forma ágil y apropiada.

Por último, los protocolos y sistemas de seguridad tendrán que ser monitoreados y auditados constantemente para asegurar que no haya falencias evidentes.