México frena recortes a línea de crédito del FMI en pandemia
El Gobierno del presidente López Obrador había adelantado su intención de pedir un recorte de 20%, para que la línea quedara en 50 mil 700 millones de dólares
México obtuvo la aprobación del Fondo Monetario Internacional para mantener su línea de crédito flexible en 63 mil 400 millones de dólares en medio de la pandemia, suspendiendo las reducciones adoptadas en los últimos años, según tres personas familiarizadas con las conversaciones.
La aprobación del Fondo se produjo el miércoles en la revisión de mitad de período de la línea de crédito, según las personas, quienes pidieron no ser identificadas porque las discusiones son privadas.
En la última renovación de la línea en 2019, el FMI dijo que el Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador tenía la intención de utilizar la revisión para recortar la línea en 20 por ciento, a 50 mil 700 millones de dólares, condicionado a una reducción de los riesgos externos.
Se espera que las líneas de crédito se eliminen gradualmente con el tiempo, y México aún planea hacerlo cuando los riesgos disminuyan, según una de las personas.
La decisión de mantener el acceso actual se produce a pesar de que López Obrador aseguró en abril que no planea recurrir a la línea porque implicaría contraer más deuda. El presidente ha recortado el gasto y la línea, que se extiende hasta el noviembre del próximo año, le cuesta a México US$168 millones al año en mantención, más intereses si se utiliza.
La oficina de prensa del FMI y la oficina de prensa de la Secretaría de Hacienda de México declinaron hacer comentarios de inmediato.
'Red de seguridad' La línea de crédito flexible, conocida como FCL, es una forma de préstamo preaprobado y viene sin condiciones sobre cómo se gasta el dinero.
El Fondo ha utilizado las FCL durante la última década para construir una 'red de seguridad' en algunas de las economías más grandes de América Latina, la región más afectada por la pandemia este año.
La institución pone las FCL a disposición de las naciones con un historial de política económica prudente, pero que también son vulnerables a los choques externos. Este año, Chile y Perú se unieron a México y Colombia para tener acceso a una FCL.
México fue el primer país del mundo en obtener la línea de crédito cuando se creó en 2009 durante la crisis financiera mundial y ha estado reduciendo voluntariamente su acceso en los últimos años. La línea se redujo de 88 mil millones de dólares en 2016 a 74 mil millones de dólares en 2018 después de que la negociación de un acuerdo de libre comercio actualizado alivió la preocupación por la relación con Estados Unidos. El año pasado, se redujo de nuevo a 61 mil millones de dólares.
Una vez aprobada, el valor de la línea fluctúa ligeramente en términos de dólares porque se establece en derechos especiales de giro, la unidad contable del fondo.
Durante años, los destinatarios no recurrieron a las FCL y las usaron como financiación de respaldo por temor a que el uso de los fondos asustaría a los inversionistas, pero en los últimos dos meses, Colombia anunció planes para comenzar a retirar 5 mil 300 millones de dólares de su línea para combatir la pandemia, al tiempo que la nación sufre la recesión más profunda de su historia.
López Obrador ha renunciado a un gasto de estímulo significativo en México, y el Fondo sugirió el mes pasado que impulsara el apoyo fiscal a través del gasto en salud y la ayuda presupuestaria directa a hogares y empresas, que se ha incrementado en solo una cuarta parte del promedio de los mercados emergentes en el Grupo de los 20.
Las revisiones de mitad de período de las FCL, como la que hizo México esta semana, ocurren justo antes del primer aniversario de la aprobación de las líneas de crédito de dos años. El personal técnico del FMI prepara un informe sobre las políticas de un país y la junta ejecutiva del fondo se reúne para asegurarse de que la nación continúe calificando para la línea. Como en el caso de México, las FCL a menudo incluyen una hoja de ruta para posibles cambios en el financiamiento en el momento de la revisión de mitad de período.