Tesla y Panasonic, alianza que revolucionará los coches eléctricos
COMPARTIR
TEMAS
Ambas compañías trabajan codo con codo en la producción de baterías para los coches eléctricos de altas prestaciones de Tesla. Cuando finalice la construcción de la Gigafactoría 3, la firma californiana y Panasonic podrían convertir su acuerdo estratégico en uno de los más potentes del mercado
Hace un año, Panasonic y Tesla anunciaron una alianza para la fabricación de baterías que comenzaron a ensamblarse en la producción del Model 3, el último coche eléctrico que comercializa la compañía. El acuerdo supuso para la firma californiana una inyección de 1.800 millones de dólares –unos 1.500 millones de euros– por parte de Panasonic, que ya actuaba como proveedor de Tesla desde 2012. Precisamente, aquel año se gestó la relación empresarial entre Kazuhiro Tsuga, presidente de la multinacional japonesa, y Elon Musk, CEO del fabricante de vehículos eléctricos de altas prestaciones.
“Me impresionó. Cuando una persona cualquiera podría estar demasiado asustada, él pisa el acelerador”, reconoció Tsuga sobre el magnate sudafricano en declaraciones recogidas por la cadena Bloomberg. La partida presupuestaria que autorizó hace ahora un año el empresario japonés estaba destinada al desarrollo de la Gigafactoría 1, el mayor centro logístico de Tesla del mundo y que se encuentra en Nevada, Estados Unidos. Muchos empleados de las oficinas de Panasonic en Tokio tuvieron que desplazarse entonces hasta la nueva planta de la firma de Silicon Valley.
Empezó entonces una convivencia poco convencional. Tesla ya había adoptado algunas prácticas japonesas, como sesiones de cinco minutos diarias usando técnicas de relajación o la repetición de eslóganes con la misión de la empresa. Esto facilitó la integración de los técnicos enviados por Panasonic, pero seguían existiendo dificultades ya que la mayoría apenas hablaban inglés.
Además, la forma de trabajar de ambas compañías en la Gigafactoría 1 era muy distinta. La parte de Tesla, acostumbrada a trabajar sobre la marcha dependiendo de los procesos productivos, era más caótica. El orden era el elemento imperante en la de Panasonic. A esa disparidad hay que sumarle la excéntrica forma de dirigir de Musk, que no es especialmente popular entre los ejecutivos japoneses por episodios como cuando el CEO de Tesla apareció fumando marihuana en un conocido programa de radio estadounidense. Sin embargo, el empresario sudafricano ya se había ganado la confianza de los empleados de Panasonic después de que permitiese a todos los trabajadores probar las prestaciones del Roadster en la sala de exposición que Tesla dispuso en Tokio en 2014.
Panasonic anunció el pasado noviembre que la alianza pronto será rentable. Tras un 2018 marcado por el retraso en las entregas del Model 3 y por las dificultades derivadas de los aranceles impuestos por el Gobierno chino a los fabricantes extranjeros, ambas compañías están emergiendo. Tesla cerró el año a un ritmo de producción de 5.000 unidades por semana del Model 3 y habiendo superado la barrera de los 200.000 coches eléctricos vendidos, siendo la primera firma en conseguirlo. Además, el inicio de la construcción de la Gigafactoría 3 en China puede estrechar aún más los lazos entre las dos empresas.
Esta planta comenzará a producir, según Musk, a finales de año, y aunque Tesla aún no ha hecho público qué socio tendrá para la fabricación de baterías, presumiblemente será Panasonic, al que ya unen varios años de colaboración. Además, el propio Tsuga reconoció que no le molesta la forma de actuar del dueño de Tesla siempre ya que no ha impactado en las cifras productivas. Cuando la factoría de Shanghái, cuyas obras comenzaron esta semana, comience a funcionar a pleno rendimiento, Tesla y Panasonic formarán una de las simbiosis con mayor futuro del mercado.