Don Alejo Garza Tamez... el hombre que enfrentó hasta la muerte a comando de sicarios de Los Zetas para defender su rancho (videos)

A Alejo Garza Tamez le dispararon mil veces, pero logró abatir a 4 sicarios. Aquí su épica historia
Tras los hechos registrados en el Rancho Izaguirre de Teuchitlán, Jalisco, presuntamente vinculado con un campo de adiestramiento y exterminio dirigido por sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), sale a relucir la épica historia de Don Alejo Tamez Garza, quien defendió su Rancho San José, en Tamaulipas, de un comando de sicarios de Los Zetas.
Hace casi ya 15 años de la épica despedida de Don Alejo Tamez, hombre de 77 años que defendió su patrimonio de un grupo de sicarios y murió peleando, demostrando dignidad, honor y valentía.
Fue en el rancho Rancho San José, en Tamaulipas, propiedad de Alejo donde el tamaulipeco decidió que no entregaría sus tierras al crimen organizado. El sueño de su vida, fruto de trabajo, esfuerzo y entrega, sería defendido, en caso de ser necesario, con la propia vida.
TE PUEDE INTERESAR: Así fue el operativo para detener a “El Huevo” Treviño, líder del Cártel del Noreste
Don Alejo ya había sido advertido, que de no entregar su rancho para las actividades delictivas de los sicarios, lo enfrentarían.
Hombre valiente, Don Alejo pidió a sus hombres y su familia abandonar la finca, dejar las tierras, sus tareas, sus hogares. Algunos fueron citados al siguiente día, pero encontraron una escena de coraje.
Era la madrugada del 13 de noviembre de 2010 cuando aproximadamente una docena de sicarios apareció en camionetas, armados hasta los dientes, para quedarse con alrededor de 2 mil hectáreas entre los municipios de Padilla y Güémez, a 15 kilómetros de Ciudad Victoria, Tamaulipas.
No hubo miedo, se oyeron los balazos, las granadas, casi mil disparos realizaron los delincuentes, de los que hizo don Alejo no se tiene el número, solo se sabe que con sus balas cuatro enemigos cayeron muertos y dos heridos; para llegar a un desenlace no previsto por los forajidos.
Don Alejo era reconocido cazador, así que hizo su estrategia para lograr abatir al comando que los superaba en número y armas, aún así, don alejo logró abatir a cuatro.
Los sicarios en la batalla perdieron a cuatro de sus compinches, y al final de la refriega se quedaron con las manos ensangrentadas y vacías.
Los marinos que llegaron para brindarle auxilio, hallaron a Don Alejo Garza Tamez en la puerta del baño de su cuarto, donde fue alcanzado por los criminales e inmediatamente ejecutado de un tiro en la cabeza.
Las paredes fueron destrozadas por más de mil balas de cinco diferentes calibres, de acuerdo con el recuento de la Marina; las ventanas quebraron y las puertas sucumbieron a las granadas.
En la explanada, numerosos casquillos yacían en la tierra, mientras que los árboles daban cuenta de la batalla que libró Alejo, despostillados, por las balas que reventaron desde sus escopetas.
Como testigos, únicamente quedaron las tazas, platos, vasos, muebles, radios y pequeños televisores, alacenas, electrodomésticos y vitrinas, la mayoría agujereada por diversos calibres.
A quince años de su partida, la historia de don Alejo sigue viva en la memoria.
En sus redes sociales se pudieron leer comentarios sobre la valerosa defensa de sus rancho.
“¡Todo un verdadero gran hombre!”, escribió Osvaldo Chacón. “Don Alejo perdió la vida, pero jamás la dignidad”, dijo Carolina García. “¡¡Un hombre valiente!!, ¡¡Este hombre nos deja una lección de vida!!”, expresó Raúl Santos, y así muchos otros han celebrado su historia.
Los sicarios se llevaron su vida, pero crearon a una leyenda.
¿QUIÉN FUE DON ALEJO?
Hombre de palabra Don Alejo Garza Tamez era norteño de cepa. Nacido en 1933 en Allende, Nuevo León, su infancia transcurrió en una de las zonas más boscosas del estado.
Allende, ubicado a 50 kilómetros al sur de Monterrey, es surcado por la carretera Nacional 85 que conduce a Ciudad Victoria, Tampico y Veracruz. Esa comunidad se encuentra al pie de la Sierra Madre Oriental.
Su padre tenía un aserradero, y aprendió desde joven, junto con sus hermanos mayores, a trabajar, aserrar y vender madera. Impulsados por esta actividad, acabarían fundando en Monterrey la maderera El Salto, tomando el nombre del lugar donde compraban el producto.
De joven le tocó viajar constantemente a Parral, Chihuahua, y a El Salto, Durango, para comprar la madera que vendían luego en Monterrey. Su familia tuvo éxito en este ramo y abrió sucursales en Allende, su tierra natal, y en Montemorelos.
Desde niño don Alejo practicó la pesca y la cacería. Luego, de joven, comenzó a coleccionar armas. Entre sus allegados era conocido como buen tirador y, en compañía de sus amigos, cazaba venados, gansos y palomas.
Don Alejo Garza Tamez fue uno de los socios fundadores del Club de Caza, Tiro y Pesca “Dr. Manuel María Silva”, ubicado en Allende, Nuevo León.
El empresario maderero también fue promotor de la avicultura en su tierra natal. En alguna ocasión en que una helada quemó los sembradíos de naranja de su pueblo, animó a los agricultores afectados a que se iniciaran como productores de pollo y huevo.
Junto con su hermano Rodolfo compraron en Tamaulipas el rancho San José, mismo que dividieron. Don Alejo se quedó con la parte que colinda con la presa Padilla y Rodolfo con el extremo situado junto al río Corona.
Su charla amena era reconocida por sus amigos. Era cosa sabida que su palabra valía tanto como un contrato.