Admite Fierro Duarte ‘investigaciones lentas’ de jesuitas asesinados en Chihuahua
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Son muy pocas las indagatorias que se tienen sobre el paradero de “El Chueco”, asesino de los sacerdotes jesuitas y un guía turístico.
Pese al alcance nacional que tuvo la tragedia donde fueron asesinados dos sacerdotes jesuitas, ningún habitante de la región ha proporcionado información sobre el paradero de José Portillo Gil alías “El Chueco”.
Con esto, el fiscal general de Chihuahua, Roberto Fierro Duarte asegura que las investigaciones en cuanto al homocidio van lentas.
Fue en una iglesia de Urique donde Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar y el guía de turistas Pedro Plama perdieron la vida, además, también se encuentran desaparecidos los hermanos Paul y Armando B. R.
Fierro Duarte atiende que lo más importante es dar con el paradero de “El Chueco” y encontrar a ambos hermanos, quienes desaparecieron el pasado 20 de junio en Cerocahui.
Por ello, elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado (SSPE), en coordinación con personal de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Guardia Nacional (GN) y Agencia Estatal de Investigación (AEI), desplegaron un operativo en el municipio de Urique.
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Debido a estas diligencias, se dio con 2 personas relacionadas al incidente, así como el aseguramiento de 5 armas de fuego largas y drogas. También, se inhabilitaron nueve campamentos utilizados por civiles integrantes del grupo criminal que opera en la región.
Los detenidos fueron Luis R. L y Martín G. E, quienes contaban con un arma de fuego larga calibre .22 LR, 37 cartuchos útiles del mismo calibre, un equipo de radiocomunicación y un “polvo blanco y fino”, categorizado como cocaína, además, con alrededor de 33 gramos de lo que parecía ser “cristal”.
En los nueve campamentos se aseguraron los dos rifles calibre 7.62x39 y 2 rifles calibre .22 LR, cargadores y cartuchos.
Sobre “El Chueco”, señalan que “era conocido por la comunidad y por las autoridades, esto no es ningún secreto y tampoco es una afirmación gratuita que yo pueda hacer”, sentenció el sacerdote jesuita Javier Águila Aguirre, quien asegura que los habitantes de Cerocahui “tenían mucho miedo de denunciarlo”.
“‘Déjame los cuerpos, por favor, no te los lleves‘, pero le importó muy poco, los aventaron a una camioneta y se los llevaron”, fueron las últimas palabras que compartió Javier Águila, mejor conocido como “Pato”.
Con información de El Universal.