Biden y Lula: cerca por el asalto a sus democracias y lejos por su postura ante la guerra

WASHINGTON, EU.- Democracia, clima y geopolítica fueron los pilares de las conversaciones que sostuvieron el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el mandatario brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, que visitó la Casa Blanca.

Ambos líderes tienen en común el acecho de la extrema derecha. Las sedes del poder de sus respectivos gobiernos han sufrido asaltos en un intento para anular sus victorias electorales. El asalto al Capitolio estadounidense en 2021 y el de las sedes del Gobierno, el Congreso y el Tribunal Supremo en Brasilia, justo dos años después, han servido para un firme posicionamiento de los mandatarios por la defensa activa de la democracia.

“Las sólidas democracias de ambos países han sido puestas a prueba últimamente... muy puestas a prueba”, dijo Biden, citado por The Associated Press, al inicio de su reunión en la Oficina Oval. “Pero tanto en Estados Unidos como en Brasil, prevaleció la democracia”.

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Por su parte, el presidente Lula se mostró convencido de que la democracia prevalecerá en Brasil, aunque alertó de la existencia de una internacional ultraderechista en el mundo, un “movimiento organizado” presente en países como España, Francia o Alemania.

Los presidentes coincidieron en la necesidad de abordar la amenaza del cambio climático, sobre todo en torno a la protección del mayor bosque tropical del mundo, el del Amazonas, de acuerdo con información recabada por El País. Cabe señalar que la victoria electoral de Lula revitalizó un fondo especial de ayuda a la Amazonia brasileña.

Lula dijo que tomaría medidas para que Brasil retome su lugar en el escenario mundial después del mandato de su predecesor, Jair Bolsonaro. “Recolocar a Brasil en la geopolítica mundial porque durante cuatro años el país se aisló, se automarginó” con un presidente que “menospreciaba las relaciones internacionales”. “Su mundo empezaba y terminaba con noticias falsas”, subrayó Lula. “Eso me suena”, bromeó Biden en alusión al expresidente Donald Trump.

Según fuentes brasileñas, citadas por El País, la economía y cuestiones mundiales también fueron parte de la agenda, que se trató posteriormente a puerta cerrada.

Las señales de entendimiento entre los mandatarios fueron perceptibles. Sin embargo, hay un tema que pudo romper la armonía: la invasión de Rusia a Ucrania. Da Silva ha condenado la ofensiva rusa, pero también ha repartido responsabilidades entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y el ucraniano, Volodimir Zelenski.

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La postura del actual gobierno brasileño contrasta con la de Washington, que desde el inicio de la invasión ha mostrado su firme apoyo a Kiev. Biden ha promovido en Sudamérica una opinión uniforme contra Rusia, argumentando que todas las naciones tienen la responsabilidad de oponerse a la invasión sangrienta.

Lula ha rechazado apoyar con armas a Kiev porque no quiere involucrarse indirectamente en el conflicto. “Si mando munición, entro en la guerra y yo lo que quiero es acabar con la guerra”. Incluso ha propuesto crear un “club de la paz”, integrado por naciones que puedan servir de mediadoras en el conflicto, incluida Brasil.