Cuatro de cada diez mujeres han sufrido violencia digital

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/ 11 diciembre 2022

La violencia digital se extiende rápidamente y no deja de evolucionar con la aparición de nuevas tecnologías, advierte el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA)

La violencia digital nos afecta a todos, pero en el caso de niñas y mujeres, organismos de Naciones Unidas (ONU) estiman que cuatro de cada 10 la han experimentado y más de 80 por ciento ha presenciado cómo la sufren otras mujeres en los espacios digitales.

Abarca varias formas de abuso, como el acoso sexual, que incluye el doxing o divulgación de imágenes íntimas con el propósito de denigrar; el ciberacoso, el chantaje, la explotación y el material que muestra abusos de niños de diversa índole, entre otras formas.

La violencia digital se extiende rápidamente y no deja de evolucionar con la aparición de nuevas tecnologías, advierte el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA), que lanzó una campaña mundial denominada bodyright, con el fin de frenar el abuso en línea, el cual, afirma, “es una violación de los derechos humanos y de la autonomía corporal”.

Actualmente, millones de personas no son dueñas de sus cuerpos en el espacio virtual, lo que afecta principalmente a niñas y mujeres. En México, datos del Módulo sobre ciberacoso 2021, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, revelan que 9.7 millones de mujeres fueron víctimas de ciberacoso el último año, fenómeno que afecta a 21.7 por ciento de la población de 12 años y más con acceso a la Red, es decir, 17.7 millones de personas.

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Frente al crecimiento de la violencia digital, el UNFPA urgió a los gobiernos a tomar medidas para resguardar los derechos que tiene todo ser humano sobre su cuerpo e imagen en el mundo real y virtual.

La feminista Renata Villareal, de Marea Verde México, señaló a La Jornada que, si bien existen las leyes Olimpia (contra el uso de imágenes de contenido sexual en la Red) e Ingrid (que castiga a quien difunda imágenes de agresión de género), “tenemos que ir un paso más adelante y dejar de excusarnos en que si tú lo subiste a la redes, ya no te pertenece, porque no es así”.

Alertó del incremento de casos de abuso en línea de adultos hacia menores de edad. “Vemos con preocupación que cada vez es más frecuente, sin que exista ningún tipo de límite”. Añadió que la crítica “despiadada hacia ciertas imágenes con cuerpos no normativos empuja a muchos jóvenes a la bulimia, la anorexia y a someterse a cirugías plásticas, incluso a edades tan tempranas como los 13 o 14 años”.

Al respecto, el UNFPA destaca que el objetivo de la campaña bodyright es “poner de manifiesto el impacto nocivo de los abusos en línea y exigir que los seres humanos, especialmente las mujeres, las niñas y las personas marginadas, reciban el mismo respeto, el mismo valor y la protección en línea de los derechos de autor y la propiedad intelectual”.

Eli Bartra Muriá, profesora distinguida de la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco, en los posgrados de Estudios de la Mujer y Feminismos, indicó que se trata de un forma de violencia que “se gesta desde el anonimato y, por lo tanto, implica mayor impunidad. Es mucho más cómodo agredir desde la pantalla, porque se tiene la percepción de que Internet es un lugar neutral, libre, que no le pertenece a nadie, cuando es todo lo contrario. Si la impunidad anda suelta en la vida real, imagínense en lo virtual.”

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Advierte que la violencia digital puede escalar al mundo real. Así lo confirman los datos del UNFPA, al destacar que “acarrea graves consecuencias sicológicas y puede generar casos de acoso callejero, agresiones físicas y sexuales, además de feminicidios”.

Subraya que puede provocar la pérdida del empleo, de la reputación profesional y de funciones de liderazgo. “Algunos perpetradores de violencia digital buscan evitar que determinadas personas –en su mayoría mujeres– participen en la vida pública y política, y muchas veces lo consiguen”.

Con el propósito de frenar este fenómeno, el UNFPA sugiere colocar el símbolo de bodyright a todas las imágenes que se suban a la red, colocando un sello digital con una “b” dentro de un círculo, como una advertencia de que no se debe usar para “humillar y degradar los cuerpos contra la voluntad de alguien en el ciberespacio”, lo que incluye el uso de imágenes para elaborar memes.

Con información de La Jornada

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