Documentos clasificados; ¿en qué se compara el caso de Trump con los que encontraron a Biden?
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El martes, Biden declaró que sus abogados habían actuado de manera adecuada: llamaron de inmediato a la Administración Nacional de Archivos para entregar el material.
WASHINGTON — La revelación de que se encontraron documentos clasificados en un despacho privado que Joe Biden utilizó antes de comenzar su campaña en el 2020 y en su residencia de Wilmington, Delaware ha motivado comparaciones con la acumulación de registros gubernamentales confidenciales del expresidente Donald Trump, sujeto a una investigación penal.
Con base en lo que se ha dado a conocer hasta ahora, hagamos un análisis:
¿En qué se parecen las situaciones?
A un nivel elemental, ambas están relacionadas con archivos oficiales que contienen leyendas de clasificación que han acompañado a Trump y a Biden después de que dejaron el cargo. Según la Ley de Registros Presidenciales, los registros de la Casa Blanca deben enviarse a la Administración Nacional de Archivos y Registros cuando un presidente termina su mandato. Por lo general, los ciudadanos particulares carecen de autorización para conservar documentos clasificados y las normas exigen que dichos archivos sean almacenados de manera segura.
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Consejeros especiales, un tipo de fiscal nombrado para realizar investigaciones sensibles con cierta independencia del control cotidiano del Departamento de Justicia, están analizando en este momento ambas situaciones. En el caso de Trump, el fiscal general Merrick Garland nombró como consejero especial a Jack Smith, para que se hiciera cargo de la investigación. El jueves, Garland designó a un fiscal nombrado por Trump, John R. Lausch Jr., como consejero especial en el caso de Biden.
¿Qué diferencia hay entre las dos situaciones?
Hay lagunas clave en el registro público sobre ambos, pero la información disponible sugiere que hubo diferencias significativas en cómo salieron a la luz los documentos, su volumen y —lo más importante— cómo respondieron Trump y Biden. Trump y sus asistentes se resistieron a los repetidos esfuerzos del gobierno por recuperarlos todos, mientras que los abogados de Biden informaron del problema y la Casa Blanca dice que cooperó por completo. Estas aparentes diferencias tienen implicaciones legales.
¿Dónde estaban los archivos?
En el caso de Trump, varios cientos de archivos gubernamentales marcados como clasificados —junto con miles de documentos y fotografías no clasificadas— acabaron en su club y residencia de Florida, Mar-a-Lago, tras su salida de la presidencia. Algunos estaban en cajas en un clóset de almacenamiento bajo llave y el FBI descubrió otros en la oficina de Trump, incluido su escritorio, según el expediente judicial.
En el caso de Biden, lo que el gobierno ha descrito como “un pequeño número de documentos marcados como clasificados” fueron encontrados en un clóset bajo llave en la oficina de un grupo de expertos, el Penn Biden Center for Diplomacy and Global Engagement. Agregó que Biden había usado ese espacio de manera periódica tras dejar el cargo de vicepresidente en 2017 y hasta antes de comenzar su campaña a la presidencia de 2020.
En un operativo para buscar más documentos en la casa de Biden en Wilmington apareció otro lote de documentos en lo que la Casa Blanca describió como espacio de almacenamiento en el garaje, así como un documento de una página “entre materiales almacenados en una habitación contigua”.
¿Cómo llegaron ahí los archivos?
Como presidente, se dice que en ocasiones Trump se llevaba archivos del Despacho Oval a las zonas residenciales de la Casa Blanca. Durante el caos de sus últimos días en el cargo, después de intentar aferrarse al poder, al parecer esos archivos fueron empacados con artículos personales como ropa y recuerdos y enviados a Mar-a-Lago.
Aún no se ha dado a conocer cómo los archivos del gobierno de Obama acabaron en el Penn Biden Center y en la casa de Biden, pero la Casa Blanca ha sugerido que las cajas de archivos pudieron haber sido enviadas a ambas ubicaciones “en el curso de la transición de 2017” (sin embargo, también se ha dicho que Biden solo comenzó a usar la oficina del grupo de expertos a “mediados de 2017”).El martes, Biden dijo que se tomaba muy en serio la información clasificada y que le “sorprendió saber que ahí había registros del gobierno que acabaron en esa oficina”.
¿Cómo salieron a la luz los problemas?
De forma muy distinta.
En el caso de Trump, en la primavera de 2021, la Administración Nacional de Archivos se dio cuenta de que faltaban archivos de importancia histórica y le solicitó a Trump que los devolviera. La agencia acabó recuperando 15 cajas y descubrió que incluían documentos marcados como clasificados. El Departamento de Justicia recuperó registros adicionales tras emitir una orden judicial.
Aunque en junio un representante de Trump declaró falsamente al Departamento de Justicia que habían cumplido en su totalidad con la orden judicial, las autoridades obtuvieron pruebas de que Trump todavía tenía más documentos y autorizó al tribunal que ordenara una búsqueda del FBI en agosto para recuperarlos.
En el caso de Biden, la Casa Blanca ha dicho que sus abogados descubrieron los archivos el 2 de noviembre cuando estaban haciendo las maletas para desalojar la oficina en el Penn Biden Center.
La Casa Blanca agregó que “los documentos no fueron objeto de ninguna petición o investigación previa por parte del organismo encargado de resguardar esos archivos”.
Después, el equipo de Biden realizó otra búsqueda en dos lugares donde la Casa Blanca había dicho que podrían haber sido enviados materiales de la vicepresidencia después de que Obama terminó su mandato: su casa en Wilmington y otra en Rehoboth Beach, Delaware. No se encontraron documentos en Rehoboth Beach.
La Casa Blanca reconoció que el equipo de Biden había encontrado los archivos almacenados en la casa de Wilmington y dijo que había reportado el hallazgo “de inmediato”, pero no mencionó cuándo fue. Al anunciar el nombramiento de Hur, Garland dijo que el equipo de Biden había reportado que encontró la mayoría de los documentos el 20 de diciembre e informó que había hallado uno adicional en la mañana del 12 de enero.
¿Cómo respondieron?
De forma muy distinta.
El equipo de Biden informó del problema a la Administración Nacional de Archivos el mismo día en que detectaron el primer lote de documentos y la agencia recuperó los materiales a la mañana siguiente, según informó. Enfatizó que desde entonces el equipo de Biden ha cooperado con la Administración Nacional de Archivos y el Departamento de Justicia, incluida la búsqueda en las dos residencias, “para garantizar que todos los registros del mandato de Obama y Biden estén en posesión de la Administración Nacional de Archivos”.
El martes, Biden declaró que sus abogados habían actuado de manera adecuada: llamaron de inmediato a la Administración Nacional de Archivos para entregar el material.
“Estamos cooperando plenamente (cooperando por completo) con la revisión, que espero que termine en breve”, afirmó el presidente.
Por el contrario, Trump y sus asistentes retrasaron durante meses la respuesta a las repetidas solicitudes de la Administración Nacional de Archivos y luego no cumplieron del todo con la orden judicial mientras argumentaban con falsedad que sí lo habían hecho. Una presentación de documentos ante el tribunal también sugiere que las grabaciones de las cámaras de seguridad mostraron que “es probable que los registros del gobierno fueran ocultados y retirados” del depósito de Mar-a-Lago después de la orden judicial.
Trump ha atacado en repetidas ocasiones a la Administración Nacional de Archivos por informar al Departamento de Justicia sobre el asunto y ha calificado la investigación de ilegítima. Un juez federal está considerando declarar a su equipo en desacato por incumplir con la orden judicial.
¿Cuántos documentos clasificados había?
Al parecer, muchos más documentos clasificados se almacenaron de manera ilegal en las propiedades de Trump que en el despacho de Biden.
Los archivos judiciales afirman que 184 documentos marcados como clasificados se encontraron en 15 cajas que la Administración Nacional de Archivos recuperó inicialmente de Mar-a-Lago. El Equipo de Trump entregó 38 registros más después de la orden judicial y el FBI encontró otros 103 en su búsqueda.
La declaración inicial del gobierno de Biden decía que “un pequeño número” de documentos marcados como clasificados se habían encontrado en el Penn Biden Center. CBS News informó que eran alrededor de diez. El comunicado del gobierno del jueves sobre el segundo lote encontrado en la residencia de Wilmington también mencionaba una “cantidad pequeña”.
¿Qué consecuencias legales tienen estas diferencias?
Las consecuencias de estas diferencias son importantes, aunque aún podría salir a la luz más información.
Una cuestión es si la manipulación de información clasificada fue intencional. Por ejemplo, una disposición de la Ley de Espionaje tipifica como delito que alguien, sin autorización, retenga de manera premeditada información de seguridad nacional “y no la entregue cuando se le solicite” a un funcionario facultado para custodiarla.
Otra disposición de la ley dice que una persona puede ser culpable por “negligencia grave”, si permite que documentos de seguridad nacional sean retirados de su lugar de custodia adecuado. Históricamente, esa disposición se ha interpretado en la jurisprudencia y en la práctica del Departamento de Justicia en el sentido de que exige un estado mental tan imprudente que no llega a ser deliberado.
La solicitud de registro de Mar-a-Lago citaba la Ley de Espionaje, así como las leyes contra la destrucción de documentos oficiales y la obstrucción de una actuación oficial. Que el FBI descubriera documentos adicionales marcados como clasificados en su allanamiento de Mar-a-Lago también supone la posibilidad de que el equipo de Trump desafiara la orden judicial y realizara declaraciones falsas.