Guerra entre Scherer y Gertz Manero puede generar una implosión en el gobierno de AMLO; Juan Collado en el epicentro del conflicto

Lo que puede generar una implosión dentro del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, es la guerra jurídico-política entre el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, y el exconsejero jurídico del Presidente, Julio Scherer.

Juan Collado, abogado y operador financiero del grupo Salinas de Gortari-Peña Nieto, detenido hace dos años y medio, se encuentra en el epicentro de esta guerra.

De acuerdo con la columna de Raymundo Riva Palacio, publicada por VANGUARDIA, Collado había sido “motivado” por el Gobierno Federal para escribir una carta al presidente López Obrador contando la trama de los videoescándalos de 2004, en los que varios integrantes de su primer círculo aparecieron recibiendo dinero en efectivo.

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En julio de 2021, la oferta a Collado era sencilla: “Libertad por libertad”. Es decir, si quería quedar libre, debía entregar la propiedad de la financiera Caja Libertad.

Esas dos piezas de información –la carta y la oferta– fueron integradas a la carpeta de investigación contra Scherer, acusándolo de ser el artífice de ambas y manejar una red de extorsión del más alto nivel desde Palacio Nacional.

El fiscal Gertz llegó a un acuerdo con el presidente AMLO: no irse contra Scherer, pero sí contra su círculo. El intermediario de ese acuerdo fue el secretario de Gobernación, Adán Augusto López. Lo expuse aquí hace tres semanas.

Añade que Gertz no quedó satisfecho con el acuerdo y que, enfurecido al máximo contra Scherer (aún no queda claro qué sucedió entre ellos para alcanzar este nivel de encono) ha empezado a armar expedientes contra otros colaboradores de primer nivel del Presidente de México.

Es claro que el fiscal Gertz está detectando el ocaso del sexenio de AMLO y no quiere ser arrastrado por él, sobre todo porque fue electo para dejar el cargo hasta la mitad de la próxima administración.

Y calcula que AMLO no le va a convenir intentar destituirlo, porque con la polarización política actual no tendría los votos ni la fuerza en el Congreso para lograr un relevo “a modo”.