‘Guerra Mundial Z’, la Regla del Décimo Hombre y cómo falló la inteligencia de Israel en detectar el ataque de Hamás
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Pese a su esfuerzo por construir un sistema de seguridad ‘a prueba de fallos’, incluso recurriendo a estrategias como el pensamiento contraintuitivo, Israel habría fallado en anticipar el ataque sufrido el fin de semana anterior
“La mayoría de la gente no cree que algo puede pasar hasta que ya pasó. No es estupidez ni debilidad, es solamente la naturaleza humana”.
El diálogo anterior abre la escena en la cual, en la película “Guerra Mundial Z” (Marc Foster, 2013) el protagonista -encarnado por Brad Pitt-, se entrevista en Jerusalén con un alto oficial del Mossad israelí para averiguar cómo el gobierno de ese país supo, antes que nadie, del arribo del apocalipsis zombie, tema central del filme.
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La respuesta es la explicación, por parte del interlocutor, de “la regla del décimo hombre” según la cual, si nueve personas llegan de forma unánime a una conclusión, a partir de la misma información, el décimo debe disentir e indagar el tema asumiendo que los demás están equivocados.
La mención a la “regla del décimo hombre” es, desde luego, un recurso cinematográfico y no parece existir realmente como política dentro del Estado en Israel. O al menos no se le llama así, aunque el autor William Kaplan refiere la existencia de una posición con dicho nombre en su libro “Por qué el disenso es importante”.
Lo que sí existe, según refiere Kaplan y otros autores, es una cultura de fomentar el disenso como vía para considerar tesis improbables. Incluso se cuenta, dentro del aparato de inteligencia de Israel, con una “Oficina del Abogado del Diablo”, cuya tarea consiste en contradecir la “sabiduría convencional”.
La adopción de esta visión, como explica el experto en seguridad Yosef Kuperwasser en el documento de análisis “Lecciones de las reformas de la inteligencia israelí”, deriva de los errores cometidos en el pasado para prevenir ataques, particularmente en la denominada “Guerra de Yom Kippur”, en septiembre de 1973.
El concepto del “décimo hombre” y la tarea de la Oficina del Abogado del Diablo cobran relevancia a partir de los señalamientos, realizados en los últimos días, en el sentido de que los servicios de inteligencia de Israel habrían fallado en anticipar el ataque del fin de semana anterior perpetrado por el grupo extremista Hamás.
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La crítica
Un análisis de la corresponsal de la agencia Associated Press (AP), Tia Goldemberg, publicado por Los Angeles Times, retrata el cuestionamiento que diversas voces realizan al señalar que “las agencias israelíes de inteligencia han adquirido una imagen de invencibilidad durante décadas debido a una serie de éxitos”.
Sin embargo, dice la periodista, “los ojos de Israel parecían haber estado cerrados antes de un asalto sin precedentes del grupo armado Hamás, que se abrió paso por las barreras fronterizas israelíes y envió cientos de milicianos a Israel para realizar un audaz ataque que dejó cientos de muertos y sumió a la región en la violencia”.
Tal hecho, agrega, “planteaba dudas sobre la preparación del país de cara a un enemigo más débil pero decidido” que, más de 48 horas después de iniciadas las hostilidades, se mantenía dentro del territorio de Israel combatiendo con las fuerzas armadas de dicho país.
Goldemberg cita a Yaakov Amidror, un exasesor de seguridad nacional del primer ministro, Benjamin Netanyahu, quien ha dicho sobre lo ocurrido el sábado anterior, que “en realidad, esta operación demuestra que la capacidad (de inteligencia) en Gaza no era buena” y que se trata de “un fallo enorme” en materia de prevención.
¿Quiere decir esto que la aparentemente bien ganada fama de la inteligencia israelí carece de sustento? Goldemberg cita fuentes según las cuales sería “demasiado pronto” para centrar los señalamientos sólo en los servicios de inteligencia, pues otros eventos -una oleada de violencia en Cisjordania y la crisis política producida por las reformas que Netanyahu empuja en el sistema de justicia- habrían desviado la atención y recursos.
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¿Cuál es la tarea del ‘Abogado del Diablo’?
“El personal de la oficina del Abogado del Diablo está integrado por personas extremadamente experimentadas y talentosas. Oficiales que se sabe tienen una creativa forma de pensar, ‘fuera de la caja’... (por lo que) se presta especial atención a sus conclusiones y sus memorandos son enviados a la oficina del Director de Inteligencia Militar, así como a todos los tomadores de decisiones importantes”, señala Yosef Kuperwasser en “Lecciones de las reformas de la inteligencia israelí”.
El experto en inteligencia señala en dicho documento que “la oficina del Abogado del Diablo es (al mismo tiempo) una salvaguardia a nivel institucional contra el pensamiento grupal... (y una) salvaguarda a nivel individual”, pues los analistas de inteligencia israelí son animados a expresar opiniones alternativas.
“Cualquier analista puede redactar un memorando de ‘opinión diferente’ en que él o ella puede criticar las conclusiones de su su departamento. Los altos funcionarios no critican a los analistas que deciden escribir tales memorandos”, señala el experto.
A partir de esta perspectiva, refiere el personaje del Mossad en la película de Marc Foster, cuando interceptaron un comunicado de las fuerzas armadas indias, en el cual se afirmaba que estaban luchando contra los “rakshasa” (zombies), él asumió -desde su posición de décimo hombre, o abogado del diablo- que se referían exactamente a eso: a zombies. A partir de esa asunción se habrían construido “las puertas de salvación de Jerusalén”
En la realidad, sin embargo, pareciera que los esfuerzos israelíes por construir un mecanismo de defensa a prueba de fallos, siguiendo la ruta del pensamiento contraintuitivo, habría tenido un fallo muy costoso el fin de semana anterior.
