Meles Zenawi deja una herencia polémica

Internacional
/ 21 agosto 2012

En las elecciones de 1995, Zenawi fue elegido primer ministro, puesto que conservaría durante 17 años.

Addis Abeba, Etiopía.- Meles Zenawi fue un jefe de gobierno africano con muchas facetas. Durante años, el primer ministro etíope, que murió a los 57 años, fue un estrecho aliado de Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo islámico.

El país del Cuerno de Africa, mayoritariamente cristiano-ortodoxo, se convirtió bajo su gobierno en una isla de estabilidad en la región, lo que atrajo inversiones -sobre todo de China- y generó un boom en la construcción. Pero a la vez, Zenawi fue un gobernante muy polémico, a quien muchos acusaban de aferrarse al poder y de reprimir toda oposición.

Nació en 1955 como Legesse Zenawi en la provincia de Tigray, en el norte de Etiopía, y tomó más tarde el nombre de Meles para honrar a un compañero de la resistencia muerto durante la lucha. Estudió en Addis Abeba y en universidades internacionales en Reino Unido y Holanda. Ya en sus años universitarios estuvo políticamente activo.

Tras el derrocamiento del emperador Haile Selassie y durante la dictadura comunista de Mengistu Haile Mariam -que entró en la historia del país como el "Terror Rojo"-, Zenawi se unió al recientemente formado Movimiento Popular de Liberación de Tigray (MPLT). Con ayuda del Frente Popular de Liberación de Eritrea, que entonces pertenecía a Etiopía, la oposición consiguió en 1991 la caída del régimen de Mengistu después de 14 años en el poder.

En las elecciones de 1995, Zenawi fue elegido primer ministro, puesto que conservaría durante 17 años. Con el tiempo, las siguientes elecciones fueron cuestionadas y en 2005 hubo incluso tumultos con más de 200 muertos y numerosas detenciones de opositores.

Bajo el liderazgo de Zenawi, de 1998 a 2000 el país estuvo en guerra por cuestiones fronterizas con la independizada Eritrea, una contienda en la que murieron casi 100.000 personas.

Las organizaciones internacionales criticaron en numerosas ocasiones a Etiopía por violaciones de los derechos humanos. Hace poco fueron condenados por ejemplo a largas penas de cárcel el destacado periodista Eskinder Nega y numerosos políticos de la oposición, por supuestamente haber incumplido las controvertidas regulaciones nacionales para combatir el terrorismo. Muchos opositores se exiliaron.

Pero Etiopía, azotada desde hace décadas por sequías y hambrunas, vivió con Zenawi un desarrollo mayor que nunca, visible sobre todo en la capital Addis Abeba. Se impulsaron proyectos para construir carreteras, educativos y sanitarios, y el crecimiento del país llegó a ser el mayor de todas las naciones no exportadoras de petróleo en el Africa Subsahariana.

Con todo, Etiopía sigue en los puestos más bajos del mundo en el índice de desarrollo humano. Zenawi había anunciado que en 2015 no iba a volver a presentarse como candidato a primer ministro.


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