Colombia ha apostado hasta doce veces a la paz en 50 años de conflicto armado

Internacional
/ 29 septiembre 2015

"La lucha armada no tiene ningún sentido en el mundo de hoy", argumentó Alejo Vargas

Bogotá, Colombia.- Colombia ha apostado una docena de veces a la paz en 50 años de conflicto armado con relativos éxitos que han llevado en las dos últimas décadas a la desmovilización de unos 37,000 paramilitares y guerrilleros, pero sin logros en el caso de las FARC y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

La mayoría de esos procesos de diálogo se celebraron en los años ochenta y noventa del siglo pasado, cuando varias guerrillas dejaron las armas, entre ellas el Movimiento 19 de Abril (M-19) y el Ejército Popular de Liberación (EPL).

A inicios de la década de los noventa también se desmovilizaron guerrillas menores: el Partido Revolucionario de los Trabajadores, el Movimiento Armado Quintín Lame (indígena), la Corriente de Renovación Socialista, el Frente Francisco Garnica, los Comandos Ernesto Rojas y las Milicias Independientes de Medellín y del Valle del Aburrá.

Esos grupos tenían alrededor de 6,000 combatientes que se reinsertaron a la sociedad e incluso a la vida política, y un ejemplo significativo fue el M-19, que participó, ya como partido, en la redacción de la Constitución de 1991.

Años después, en 2006 y en virtud de un acuerdo con el Gobierno del presidente Alvaro Uribe, unos 31,000 paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) se desmovilizaron con resultados dispares, ya que sus líderes fueron extraditados a EU y la mayoría de sus bases y mandos medios se incorporaron a las nuevas bandas criminales dedicadas al narcotráfico.

Ahora el presidente Juan Manuel Santos busca un acuerdo definitivo con la principal guerrilla: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), con la que en dos ocasiones, durante los Gobiernos de Belisario Betancour (1982-1986) y Andrés Pastrana (1998-2002), se intentó, sin éxito, la paz en negociaciones formales.

Las esperanzas están puestas en que a lo largo de este proceso, que se abrirá el 17 de octubre en Oslo, se sume el ELN, la segunda guerrilla en importancia y que ha expresado públicamente su intención también de negociar.

"La lucha armada no tiene ningún sentido en el mundo de hoy", argumentó a Efe el director del Centro de Investigación de Seguridad y Defensa de la Universidad Nacional de Colombia, Alejo Vargas, integrante en el pasado de distintos comités facilitadores de paz.

En términos similares se expresó el economista y experto en conflicto rural, Absalón Machado, quien indicó a Efe que "Colombia ha sufrido ya un trayecto suficientemente largo de conflictos como para pensar que pueda seguir en ese proceso".

El primer diálogo formal con las FARC comenzó a inicios de los ochenta en Casa Verde, en plena selva y donde estaba la base de su Secretariado o mando central, y avanzó hasta la declaración de un alto el fuego y el nacimiento de un partido: la Unión Patriótica.

Esta formación concurrió con algún éxito a los comicios locales, legislativos y presidenciales, pero muchos de sus líderes y militantes, más de3.000, fueron asesinados en una campaña atribuida a paramilitares y militares.

Aquella negociación con las FARC terminó en fracaso en 1987, año en el que ese grupo constituyó, junto a otros insurgentes, la Coordinadora Nacional Guerrillera Simón Bolívar, que celebró en 1991 negociaciones en grupo con el Gobierno de César Gaviria (1990-1994) en Caracas y Tlaxcala (México).

El M-19 ya había optado por la desmovilización y en 1990 se presentó a las elecciones y obtuvo el 12,5 % de los votos, un camino político que recibió un revés cuando perdió a su máximo líder y candidato presidencial, Carlos Pizarro, asesinado semanas antes de aquellos comicios.

Mientras las FARC proseguían su lucha armada, al tiempo que se expandían los paramilitares de las AUC, una organización que, con el apoyo de agentes del Estado, profundizó el conflicto.

Las FARC llegaron así a un segundo proceso formal de paz con el Gobierno de Pastrana, quien mantuvo otro diálogo paralelo con el ELN, ambos fracasados.

Al llegar al poder Alvaro Uribe (2002-2010) implementó la llamada Seguridad Democrática y llevó a las FARC a un repliegue estratégico que no las salvó de duros golpes militares, así como a la desmovilización de las AUC.

Ya con Santos en la Presidencia, desde 2010, el Gobierno volvió a acercarse a las FARC y, fruto de unas conversaciones secretas en La Habana, se acordó en agosto pasado abrir la mesa formal de diálogo este mes de octubre en Oslo, de donde se trasladará después a la capital cubana.

Lo nuevo respecto a las negociaciones anteriores "es el contexto nacional e internacional", según el experto Vargas, quien considera que los rebeldes negociarán disminuidos militar y políticamente y con la realidad de que movimientos de izquierda e incluso guerrilleros de América Latina han llegado al Gobierno a través de las urnas y no de las armas.

Dos generales, dos abogados y filósofo, negociadores del Gobierno con las FARC

Dos generales retirados del Ejército y la Policía, dos abogados y un filósofo experto en seguridad serán los negociadores del Gobierno colombiano con la guerrilla de las FARC tras la constitución de la mesa oficial de diálogo por la paz en Oslo.

El equipo está liderado por el abogado liberal y exvicepresidente Humberto de la Calle, un gran conocedor de los entresijos del Estado y representante de la clase política.

Estará acompañado del también abogado Luis Carlos Villegas, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI), y por el filósofo y Alto Consejero para la Paz, Sergio Jaramillo, la mano derecha del presidente Juan Manuel Santos.

La presencia de dos representantes de las Fuerzas Armadas colombianas otorga a la mesa de negociación la visión del campo de batalla.

Se trata del general retirado del Ejército Jorge Enrique Mora Rangel y el general retirado de la Policía Oscar Naranjo, ambos con amplia trayectoria de lucha contra la subversión.

De la Calle, el jefe negociador, fue uno de los arquitectos de la Constitución de 1991, además de magistrado de la Corte Suprema, embajador colombiano en la Organización de Estados Americanos (OEA) y ministro del Interior.

Fue vicepresidente en el Gobierno de Ernesto Samper (1994-1998), cargo al que renunció por el escándalo de la supuesta financiación de esa campaña por el narcotráfico.

Ha participado en varios procesos de paz, entre ellos el que llevó al Movimiento 19 de abril (M-19) a dejar las armas en 1990.

A este abogado se le considera con capacidad de convocar a la clase política y de conciliar sin generar tensiones. Y aunque siempre ha defendido la vía militar, ha privilegiado una salida negociada al conflicto armado.

A su lado estará el filósofo Sergio Jaramillo, un experto en seguridad que acompañó a Santos como viceministro y asesor en derechos humanos cuando el presidente actual fue titular de Defensa, durante el Gobierno de Alvaro Uribe (2002-2010).

En los años que Santos y Jaramillo dirigían este importante Ministerio se empezaron a forjar los golpes más fuertes contra las FARC.

El representante de los empresarios en la mesa de negociación será Villegas, presidente gremial y agudo observador de la realidad colombiana con un reconocido tacto diplomático.

El presidente de la ANDI participó en las fracasadas negociaciones con las FARC durante el Gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002) e incluso acompañó entonces a jefes guerrilleros en una gira europea para promover aquella iniciativa de paz.

Una de sus hijas estuvo secuestrada por las FARC entre 2001 y 2002.

En cuanto al general retirado Mora Rangel fue comandante de las Fuerzas Militares durante el proceso de paz que lideró Pastrana y el único jefe militar que entonces levantó la voz contra los denunciados desmanes de la guerrilla en la zona que se desmilitarizó para aquel diálogo.

Fue uno de los responsables de implementar el llamado Plan Patriota, la primera ofensiva contra la insurgencia del Gobierno de Uribe financiada con fondos del Plan Colombia.

En 2003, tras 42 años al servicio del Ejército, pidió su retiro y fue nombrado embajador en Corea y Filipinas. A su regreso a Colombia se dedicó a la docencia y a la asesoría en asuntos de seguridad.

El exdirector de la Policía Nacional de Colombia y exsecretario ejecutivo de la Policía de las Américas (Americapol), Oscar Naranjo, es el otro general retirado que negociará con las FARC.

En 2010 fue designado "el mejor policía del mundo" por la Asociación Internacional de jefes Policiales en reconocimiento a su lucha contra el crimen, y actualmente asesora en temas de seguridad al presidente electo de México, Enrique Peña Nieto.

Naranjo ha sido clave en los golpes más contundentes contra las FARC en los últimos cinco años, como las operaciones Jaque, que llevó a la liberación de 15 secuestros entre ellos la excandidata presidencial Ingrid Betancourt; y Fénix, que acabó con la vida en Ecuador del número dos de la guerrilla, Luis Edgar Devia, alias "Raúl Reyes", ambos en 2008.

También en 2010 del bombardeo al campamento del jefe militar de las FARC, Víctor Julio Suárez Rojas, alias "Mono Jojoy", quien resultó muerto; así como de la muerte de su máximo jefe, Guillermo León Sáenz, alias "Alfonso Cano", en 2011.

En la mesa que se constituirá en Oslo estarán como suplentes el ex alto comisionado para la Paz Frank Pearl y el actual alto consejero para la Reintegración, Alejandro Éder.

También asistirán las funcionarias Lucía Jaramillo y Elena Ambrosi, quienes participaron en las conversaciones exploratorias celebradas en La Habana entre febrero y agosto pasado.

Históricos, "duros" e ideólogos, el equipo de las FARC que negociará la paz

Históricos de las FARC, guerrilleros del ala más dura, ideólogos y un preso en Estados Unidos integran el equipo negociador que buscará la paz con el Gobierno de Colombia tras casi 50 años de lucha armada.

El número dos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Luciano Marín Arango, alias "Iván Márquez", es el rebelde con más peso en la mesa de negociación.

Estará acompañado por Rodrigo Granda o "Ricardo Téllez"; Jesús Emilio Carvajalino o "Andrés París"; Luis Alberto Albán o "Marcos León Calarcá"; y el más polémico, el ideólogo Juvenal Ricardo Ovidio Palmera, conocido como "Simón Trinidad", quien cumple en Estados Unidos una condena de 60 años de cárcel por secuestro.

La manera como este líder insurgente podrá ejercer su papel de negociador no está clara.

"Iván Márquez" es el segundo al mando de las FARC tras Rodrigo Londoño Echeverry, alias "Timoléon Jiménez" o "Timochenko", y portavoz internacional.

Ingresó al grupo armado en 1977 y lo abandonó para unirse a la Unión Patriótica, un partido que germinó tras un primer proceso de paz en los años ochenta del siglo pasado y que terminó con el exterminio de sus integrantes por los paramilitares y el propio Estado.

En medio de la muerte de unos 3.000 militantes y dirigentes de ese partido, "Iván Márquez", que llegó a tener un escaño en la Cámara Baja, regresó a la lucha armada y desde entonces estuvo a la sombra de los jefes históricos: los fallecidos Pedro Antonio Marín o "Tirofijo", Luis Morantes o "Jacobo Arenas" y Víctor Julio Suárez Rojas o "Mono Jojoy".

Tras la muerte de "Alfonso Cano", sucesor de "Tirofijo", su nombre sonaba como posible sucesor, pero la máxima jefatura recayó en "Timochenko".

En cuanto a Rodrigo Granda tuvo gran notoriedad cuando fue detenido en 2004 en Venezuela y el expresidente francés Nicolás Sarkozy pidió al entonces presidente colombiano, Alvaro Uribe, su puesta en libertad para favorecer la liberación de Ingrid Betancourt, entonces secuestrada.

Entre 1970 e inicios de los años ochenta formó parte de la dirección del Partido Comunista y fue responsable de propaganda; luego apoyó las campañas de los candidatos de la Unión Patriótica a la Presidencia, Jaime Pardo Leal y Bernardo Jamarillo, ambos asesinados.

Aquellos hechos le empujaron a sumarse a las filas de las FARC, donde centró sus labores en Venezuela y Ecuador y mantuvo contactos con organizaciones de la izquierda europea.

"Andrés París", otro de los hombres fuertes de la mesa, siempre ha formado parte del ala política y pertenece al Estado Mayor Conjunto. Participó en el fallido proceso de paz con el Gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002) y, según las autoridades, ha mantenido vínculos con jefes de carteles internacionales de la droga.

"Marcos León Calarcá" fue embajador de las FARC en México hasta 2002, cuando el Gobierno de Vicente Fox lo expulsó y se trasladó a Bolivia. Este guerrillero ha sido durante años representante en varios países sudamericanos y centroamericanos.

Por último, la elección de "Simón Trinidad" fue el primer desafío que las FARC plantearon al Gobierno tras el anuncio del nuevo diálogo de paz ya que cumple una condena de 60 años en EE.UU. por secuestro.

Este guerrillero, quien estudio Finanzas en la Universidad de Harvard, llegó a ser gerente de un banco colombiano antes de sumarse a las filas rebeldes en 1987.

Fue cuando huyó a la Sierra Nevada de Santa Marta y terminó convirtiéndose en el máximo jefe del Bloque Caribe de las FARC. Está considerado un ideólogo y uno de los "duros" del grupo armado.

Durante las negociaciones con Pastrana, "Simón Trinidad" fue uno de los portavoces de las FARC.

Entre los suplentes estará el octogenario Miguel Angel Pascuas ("Sargento Pascuas"), cofundador de la guerrilla junto a "Tirofijo" y comandante del VI Frente, uno de los más activos y que opera en el suroeste de Colombia.

También Seuxis Paucias Hernández Solarte ("Jesús Santrich"), integrante del grupo subversivo desde hace 27 años y muy próximo a "Iván Márquez"; y Orlando Jurado Palomino ("Hermes Aguilar"), a quien la justicia de Paraguay vincula con el secuestro y asesinato de Cecilia Cubas, hija del expresidente de ese país Raúl Cubas.

Por último serán suplentes "Bernardo Salcedo", de la Comisión Política y también negociador en la era Pastrana.

Y Emiro del Carmen Ropero Suárez ("Rubén Zamora"), quien ingresó a las FARC en 1985 en medio de la persecución a la Unión Patriótica.




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