EU, o cuando la política exterior se convierte en algo doméstico

Internacional
/ 29 septiembre 2015

Los expertos señalan que tradicionalmente el voto judío ha sido en su mayoría demócrata, pero que ello no constituye una garantía para Obama.

Washington, EU.- Justificar el fin de las guerras de Irak o Afganistán como una manera, ante todo, de recortar gastos mejor redirigidos a la maltrecha economía estadounidense, hacer de la defensa de Israel una promesa inquebrantable pase lo que pase o prometer mano dura con Cuba aunque medio siglo de embargo no haya provocado ningún cambio en la isla.

En muchos aspectos, la política exterior de Estados Unidos, el país que gusta de calificarse como la primera potencia del mundo y con una voz decisiva en buena parte de los eventos del planeta, no responde a intereses en verdad globales, sino puramente domésticos.

Algo que personifica bien la congresista republicana por Florida Ileana Ros-Lehtinen quien, consciente de que buena parte de su electorado es judío o de origen cubano, no duda siempre que puede en cargar contra la "dictadura castrista" o contra Irán, el enemigo número uno de Israel.

Una actitud que se ve exacerbada en momentos como las elecciones presidenciales del próximo 6 de noviembre.

No es casualidad por ejemplo que en la única gira internacional previa a los comicios, el candidato republicano, Mitt Romney, hiciera una escala amplia en Israel, donde en julio reafirmó el derecho de autodefensa del Estado judío frente a la amenaza de un rearme nuclear en Irán y defendió Jerusalén como la capital de Israel.

Ni que, poco más de un mes más tarde, el propio presidente, Barack Obama, ordenara rápidamente a su equipo demócrata corregir la "plataforma" política de su partido de su convención en Charlotte, Carolina del Norte, al ver que se había omitido la tradicional línea que también declara a Jerusalén como la "capital de Israel".

Israel y la amenaza que supone para el Estado judío -más allá de para el propio Estados Unidos- el programa nuclear de Irán copó también buena parte del tercer y último debate presidencial entre Obama y Romney, dedicado a la política exterior pero del que estuvieron totalmente ausentes regiones como Europa o América Latina.

Los judíos no constituyen más que el 3 por ciento de la población. Pero su influencia es mayor debido a que una cuarta parte de ellos son votantes indecisos que deberán emitir su voto en estados bisagra como Florida u Ohio, que se espera decidan los comicios.

Los expertos señalan que tradicionalmente el voto judío ha sido en su mayoría demócrata, pero que ello no constituye una garantía para Obama de cara a sus esfuerzos por ser reelegido el 6 de noviembre.

En general además, agregan, el tema de Israel no tiene salvo en casos de crisis grave un peso específico en la inclinación al voto de una población como la judía, más preocupada como el resto de los estadounidenses por temas nacionales como la maltrecha economía. Con todo, analistas no dudan en recordar referentes históricos recientes en los que el "factor Israel" se convirtió en una de las claves del éxito electoral de republicanos como Richard Nixon o Ronald Reagan.

"Si los republicanos logran retratar ante los votantes indecisos judíos a Obama como el enemigo de Israel, eso constituirá el beso de la muerte para su reelección", dijo a dpa el analista político Jeffrey Helmreich, del Centro de Asuntos Públicos de Jerusalén.

Pero si hay un caso en el que claramente la política exterior ha estado supeditada al voto doméstico es el de Cuba, afirma Michael Shifter, presidente del centro de pensamiento Diálogo Interamericano.

"Muchas políticas en materia exterior están fuertemente influenciadas y condicionadas por políticas domésticas, pero pocas lo están tan descaradamente como el caso de Cuba", dijo a dpa.

"Resultaría difícil explicar la política de embargo que ha sido tan poco efectiva y tan ampliamente criticada por prácticamente todos los países del mundo si no se considera la presión e influencia de los cubano-estadounidesnes", señaló.

Sobre todo porque éstos se concentran especialmente en Florida, uno de los estados que decidirán el resultado de las elecciones presidenciales.

En una reciente charla en Washington, el ex presidente Jimmy Carter y el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, también lamentaron la influencia de este sector.

"Hay un pequeño grupo de líderes anticastristas en Florida que tienen una gran y exagerada influencia en el resultado de las elecciones en Florida", señaló Carter.

"Cuba se ha transformado en un factor de política doméstica, no internacional, que influye en un par de elecciones que son muy decisivas", corroboró Insulza.

Ello, coinciden los analistas, ha tenido históricamente consecuencias negativas en la percepción de Estados Unidos por parte del resto del mundo, sobre todo de América Latina.

"Este tema ha sido una fuente de irritación y ha tensado las relaciones con muchos amigos, especialmente en este hemisferio, donde Cuba tiene un significado histórico enorme", señaló Shifter.

"La mejor manera de superar esta desafortunada situación es mediante valor político y liderazgo, pero eso es algo que ha faltado claramente en Washington cuando respecta a Cuba", agregó.


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