Sin solución para desplazados, no habrá paz en Colombia: Rasmusson

Internacional
/ 29 septiembre 2015

"Colombia es el país del mundo con más desplazados por la guerra", apunta Rasmusson

Oslo, Noruega.- El conflicto que asola Colombia desde hace casi medio siglo ha dejado miles de muertos y también millones de desplazados, un problema muy latente en la realidad colombiana que es necesario solucionar si se pretende lograr una auténtica paz, consideró la secretaria general del Consejo Noruego para los Refugiados, Elisabeth Rasmusson, en entrevista con dpa en Oslo.

Rasmusson dirige la mayor organización humanitaria de Noruega, con 3,200 miembros y presencia en 22 países, y activa desde el año 90 en Colombia, atendiendo especialmente las necesidades de los desplazados por el conflicto.

"Colombia es el país del mundo con más desplazados por la guerra", apunta Rasmusson. Según datos de diciembre de 2011, el gobierno habla de 3,876,000 y la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (CODHES) de 5,281,000.

"La diferencia se explica porque el gobierno sólo incluye los desplazados de los últimos diez años y los registrados, mientras CODHES abarca las últimas décadas y tiene fuentes que le permiten incluir a desplazados no registrados", explica Rasmusson.

Según la experta noruega, la mayoría de los desplazados son expulsados del campo por actores armados que quieren sus tierras o rechazan su presencia. La mayor parte se va a otros pueblos o ciudades y de ahí se ven de nuevo desplazados a grandes urbes, como Bogotá, asentándose en barrios pobres del sur donde viven en la miseria, sin acceso a servicios públicos, sanidad, educación o empleo.

Pero ahora la inclusión en la agenda de las negociaciones de aspectos como los derechos de las víctimas o el desarrollo rural suponen una esperanza para que los desplazados puedan reconstruir sus vidas. Por ello esperan ser compensados, ver sus derechos respetados y poder continuar sus vidas gracias al proceso de paz que se apunta en el horizonte, señala la noruega.

"Soy optimista porque el gobierno colombiano ha aprobado ya la Ley de Víctimas que prevé la compensación de un millón de familias con tierras. Sin embargo, se implementará en el marco de diez años y contempla costes muy altos de 25,000 millones de dólares. Seguramente el gobierno tenga que pedir ayuda a la comunidad internacional, pero será un proceso complicado y caro", considera Rasmusson.

"Sin embargo, muestra una voluntad concreta para reparar y responder a as necesidades de las víctimas y la injusticia que sufrieron". Además, en el congreso está debatiéndose una ley sobre desarrollo agrícola que tratará de repartir tierras de forma más justa.

Rasmusson apuesta por buscar fórmulas para la participación de la sociedad civil en el proceso de paz, especialmente a las víctimas y desplazados. Y entre ellos un colectivo especialmente afectado que debe ser escuchado es el de las mujeres. "Más de la mitad de los desplazados son mujeres. Entre los desplazados también conforman una alta cuota los indígenas y afrocolombianos, colectivos especialmente golpeados por el conflicto".

Entre las mujeres, hay muchas viudas, que asumen solas las responsabilidad de sacar adelante a su familia y cuya vida es de una extrema dureza. Además hay muchas víctimas de delitos sexuales, como ocurre en toda guerra o conflicto. "A ello se une la fuerte desprotección que sufren muchas por la escasa presencia del Estado en los lugares en conflicto. Muchas están solas en el campo, en los bosques... sin apenas protección y ven violados continuamente sus derechos humanos".

Por ello, en el marco de las negociaciones de paz no hay que solucionar sólo esos problemas y reparar a las víctimas, sino atajar las verdaderas raíces del conflicto, poniendo en marcha un verdadero desarrollo agrario que permita repartir las tierras y la enorme riqueza agrícola colombiana de forma justa.

"En Colombia hay grandísimas diferencias entre ricos y pobres", destaca Rasmossen. Otro punto importante será combatir el problema del narcotráfico y lograr la participación política de las FARC. "Una cuestión muy difícil va a ser la de impunidad, porque los crímenes contra la humanidad no se pueden amnistiar, pero es posible que el resto sí, en el marco de una justicia de transición", apunta.

Además, hay que tener en cuenta que el proceso de paz con las FARC es sólo una parte de la búsqueda de la paz en Colombia. "Aún queda el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y hasta 30,000 personas armadas miembros de bandas criminales". Habrá que seguir trabajando.




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