Hugo Chávez profundizará en el socialismo

Internacional
/ 29 septiembre 2015

El jefe de Estado venezolano arrancará el próximo 10 de enero su cuarto mandato en línea desde 1999.

Caracas, Venezuela.-Con un cómodo 55,26 % otorgado en las urnas, Chávez se perfila como el mandatario en la historia reciente de Venezuela que ostentará por más años el poder, superando al caudillo Juan Vicente Gómez.

En lo inmediato, el jefe de Estado arrancará el próximo 10 de enero su cuarto mandato en línea desde 1999, con el propósito de profundizar su socialismo del siglo XXI, que se ha concentrado a lo largo de estos años en impulsar programas sociales alimentados por los ingentes recursos petroleros que este país recibe cada año.

VICTORIA PERFECTA

La del 7 octubre fue para el presidente Chávez una "victoria perfecta", frase que acuñó desde la campaña, en la que invitó a sus seguidores a librar una batalla igualmente "perfecta".

Ese día, 8,136,637 de votos le aseguraron al líder bolivariano el cuarto mandato consecutivo y su tercera reelección seguida, tras los comicios de 2000 y 2006, y después de la incertidumbre que rodeó este proceso luego de que justo un año antes de los comicios se anunciara que Chávez había sido operado de un tumor canceroso.

Además de un nuevo sexenio, el triunfo le da al mandatario la posibilidad de llegar a 20 años de gestión, con lo que superaría por dos a Juan Vicente Gómez, quien detentó el poder de 1908 a 1915, luego de 1922 a 1929 y, finalmente, de 1929 hasta su muerte en 1931.

Pero aunque el objetivo del triunfo electoral se cumplió, Chávez no logró la meta de 10 millones de votos que se había fijado para este proceso.

"Son diez, son diez, son diez millones son diez", coreaban los seguidores del oficialismo en los actos de campaña en busca de indecisos y nuevos votantes a favor de Chávez aunque finalmente pareció fortalecerse la tesis de algunos expertos que observaron un estancamiento del chavismo en su llegada a las clases media o altas.

Los resultados oficiales apuntan a que Chávez bajó 7,5 puntos con relación a las presidenciales de 2006, cuando logró 7.3 millones de votos (62.84 %), mientras que su respaldo aumentó apenas en 827,557 votos frente a un padrón electoral que creció en 3 millones de votantes hasta casi 19 millones.

Sin embargo, las cifras fueron lo de menos y el 7 de octubre una multitud de seguidores se congregó ante el "balcón del Pueblo" del Palacio de Miraflores (sede de Gobierno), en Caracas, para celebrar el triunfo de Chávez.

"Ha sido un día memorable, por eso desde lo más profundo de mi corazón les doy las gracias y le pido a Dios que me dé vida y salud", dijo Chávez, que esa noche repartía abrazos y besos a sus hijas y nietos.

"Ha sido en verdad como lo veníamos diciendo durante los últimos meses, la batalla perfecta (...). Gracias a Dios y gracias a la conciencia de nuestro pueblo no hubo ningún acontecimiento hoy que lamentar, nada que manchara la batalla perfecta y la victoria de Venezuela", agregó el mandatario, que, bandera venezolana en mano, y con un nuevo triunfo electoral se despidió de sus seguidores.

CAPRILES, EL NUEVO ROSTRO DE LA OPOSICION

De seguro derrotado ante un presidente imbatible en las urnas, Capriles, un abogado de 40 años y con una carrera política invicta hasta el pasado 7 de octubre, se erigió en la nueva figura de una oposición hasta ahora huérfana de un líder que compitiera en simpatía y carisma con Chávez.

Pese a haber perdido la elección, Capriles logró una proyección nacional cimentada en 6.499.575 votos que hoy le dan la vocería autorizada de la oposición, aunque de momento ha preferido volver a su feudo en el estado Miranda (centro) para buscar en las elecciones regionales de diciembre próximo su reelección como gobernador.

Llegará a esa votación con la hazaña de haber prácticamente incrementado un 50 % el voto opositor frente a los 4,3 millones que obtuvo Manuel Rosales en 2006 (36,9 %) y destrozado su registro de las primarias de febrero, cuando resultó electo como candidato de la oposición a la Presidencia con casi dos millones de votos.

El que en principio parecía ser un político más de la oposición venezolana terminó haciendo una campaña bien estructurada e incluso logró poner contra las cuerdas al chavismo.

Su campaña se caracterizó por evitar los ataques directos a Chávez, sin responder a los que él recibió del oficialismo, en recorrer Venezuela pueblo a pueblo, empaparse de los problemas y señalar una a una las promesas incumplidas en esos "14 años", según repetía insistentemente.

Concentró su estrategia en garantizar la seguridad a los ciudadanos, en uno de los países más violentos del mundo, elevar los salarios más bajos y mantener los programas sociales que le han representado un gran caudal de votos a Chávez.

Tras su derrota en las urnas, Capriles, con quien Chávez se comunicó por teléfono y llamó por su nombre tras meses de tildarlo de "majunche" (poca cosa) o "la nada",  se declaró dispuesto a ser interlocutor y emprender un diálogo con el Gobierno.

Aclaró, sin embargo, que "no se trata de ir a Miraflores (sede de Gobierno) a tomar un café" y hacerse una foto, en lo que pareció un indicio de su decisión de asumir el liderazgo opositor.

Pero tras su postulación en Miranda se sumó a la otra "batalla" electoral que tanto Gobierno como oposición librarán en diciembre y en la que están en juego estados ahora opositores como Carabobo, Miranda, Táchira y Zulia.

CAMBIO DE GABINETE

La gestión 2013-2019 que Chávez iniciará en enero próximo será, según sus mismas palabras, para la profundización del socialismo del siglo XXI que promueve desde 1999 y que ha supuesto para Venezuela, según coinciden analistas, la estatización de sectores económicos clave, la aplicación de controles en distintos ámbitos y la colectivización de pequeñas empresas.

"Vamos a seguir transitando hacia el socialismo (...) y que nadie se asuste", anunció Chávez el 9 de octubre en su primer comparecencia ante periodistas tras su victoria electoral, rubricando así lo que espera alcanzar en su nuevo mandato.

Ya hay expertos que prevén "más controles, más regulaciones, más intervención del Estado" en una economía caracterizada en los últimos años por medidas como la nacionalización o las expropiaciones, así como controles cambiarios y de precios.

Sin esperar el 10 de enero y con la "batalla" por las regionales en puertas, Chávez se adelantó a cambiar su gabinete al que incorporó caras nuevas y otras ya conocidas mientras que envió a cuatro de sus colaboradores, entre ellos su vicepresidente Elías Jaua, a competir por las gobernaciones en manos de la oposición.

Uno de los movimientos más llamativos estuvo por cuenta de su canciller y hombre de confianza, Nicolás Maduro, a quien nombró su nuevo vicepresidente, cargo que constitucionalmente lo convierte en su posible sucesor en caso de ausencia temporal o absoluta.

Al juramentar su equipo, Chávez les recordó a sus colaboradores que uno de los "desafíos" de este nuevo Gobierno "es incrementar a la enésima potencia las eficiencias" y le hizo un llamado a la "revisión y la autocrítica" especialmente en lo que se refiere a los resultados en las urnas.

"El caudal de votos de la revolución se incrementó. Solo que no se incrementó al mismo nivel que en las elecciones anteriores, lo que disminuyó fue el ritmo de crecimiento", admitió pasado el 13 de octubre y señaló que desde el Gobierno nacional y los locales se debe "recuperar" el "crecimiento histórico de la última década" anticipando quizá lo que será la batalla electoral en 2019.

DESTACADOS:

* Aunque el objetivo del triunfo electoral se cumplió, Chávez no logró la meta de 10 millones de votos que se había fijado para este proceso.

* Sin esperar el 10 de enero y con la "batalla" por las regionales en puertas, Chávez se adelantó a cambiar su gabinete al que incorporó caras nuevas y otras ya conocidas mientras que envió a cuatro de sus colaboradores, entre ellos su vicepresidente Elías Jaua, a competir por las gobernaciones en manos de la oposición.

* Ya hay expertos que prevén "más controles, más regulaciones, más intervención del Estado" en una economía caracterizada en los últimos años por medidas como la nacionalización o las expropiaciones, así como controles cambiarios y de precios.


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