Visita el Papa a una España menos católica y en plena crisis
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Benedicto XVI dijo el miércoles que le produce una gran "alegría" reunirse con los jóvenes en Madrid.
Madrid, España.- Cuando el papa Benedicto XVI visite España esta semana, no sólo encontrará el calor propio del verano, sino también un país en plena crisis económica, con casi cinco millones de desempleados y una clase política que calienta motores para las inminentes elecciones generales de noviembre.
Una España frustrada y cada vez menos católica, según todas las encuestas.
Benedicto XVI partió de Roma el jueves por la mañana a fin de realizar una intensa visita de cuatro días a Madrid. El pontífice presidirá la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebra cada tres años y a la que asisten decenas de miles de jóvenes católicos de todo el mundo.
Benedicto XVI dijo el miércoles que le produce una gran "alegría" reunirse con los jóvenes en Madrid, en lo que calificó como un "importante evento eclesial". Es el tercer viaje de Benedicto XVI a España, lo que convierte al país ibérico en el más visitado durante sus seis años de pontificado. El segundo es Alemania, su país natal. Es una muestra del empeño del Vaticano por recuperar las raíces católicas de Europa.
En España, un país que fue defensor a ultranza del catolicismo durante el reinado de Carlos I que también era emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y que más adelante fue impulsor de la contrarreforma contra los embates de la reforma protestante, la tradición católica está arraigada, pero más en la cultura popular y la tradición que en el cumplimiento de los preceptos de la Iglesia.
Según el barómetro de julio del Centro de Investigaciones Sociológicas, un organismo que depende del Ministerio de la Presidencia, el 72% de los ciudadanos se declaran católicos, un 11% menos de lo que reflejaba la misma encuesta en el año 2000.
Pero además, el 60% reconoce que apenas va a misa y sólo el 13% dice cumplir cada domingo.
"España, que es uno de los países occidentales de mayor tradición católica, es también uno de los países que está sufriendo un proceso de secularización más intenso y sobre todo más rápido", dijo Yago de la Cierva, director ejecutivo de la Jornada Mundial de la Juventud. "El descenso de práctica religiosa, el descenso en convicciones religiosas, en formación cristiana, se nota particularmente agudo aquí".
"La Jornada Mundial de la Juventud viene en contra de esta tendencia", añadió.
Pero si hay algo que marca el viaje papal es la crisis económica que atraviesa España. Con casi un 21% de desempleo, el país todavía se recupera de casi dos años de una profunda recesión, mientras intenta combatir la crisis de la deuda europea y unos mercados que viven en una continua montaña rusa.
Los organizadores han cifrado el coste total de la visita en 50 millones de euros (72 millones de dólares). Una suma destinada a la manutención a los peregrinos, la instalación de escenarios en el centro de la capital, fuentes de agua y enormes pantallas de televisión, que ha indignado a algunos sectores de la sociedad, incluidos religiosos católicos, que lo consideran un gasto excesivo en estos tiempos.
Junto a ello, España se prepara para las elecciones del 20 de noviembre, en las que el conservador Partido Popular parte como favorito frente al gobernante Partido Socialista, que en los últimos ochos años impulsó reformas como la del matrimonio homosexual o leyes para facilitar el aborto a menores de 16 años sin consentimiento paterno que irritaron a la jerarquía eclesial.
"Es un tiempo de incertidumbre para los más jóvenes. El papa viene a España, a la Jornada Mundial de la Juventud, llevando un mensaje positivo a todos los jóvenes del mundo", dijo el reverendo Federico Lombardi, portavoz del Vaticano, la semana pasada.
Un mensaje de esperanza que ha calado entre los miles de peregrinos.
"Es un mensaje de esperanza para el futuro, para superar la actual situación y confiar en que las cosas pueden mejorar", señaló el reverendo Stanley Gomes, capellán de la Universidad Seton Hall que acompaña a 15 estudiantes de ese establecimiento de enseñanza cerca de la ciudad de Nueva York.
La organización tiene inscritos a casi 500,000 jóvenes peregrinos de 193 países, la mayoría italianos, españoles, franceses, estadounidenses y también brasileños. La experiencia de estas jornadas, que arrancaron en los años 80 impulsadas por Juan Pablo II, indica que el número final de asistentes puede duplicarse o hasta triplicarse, ya que no es obligatorio registrarse.
Los actos presididos por el papa, de 84 años, se celebrarán al aire libre en el centro de Madrid el jueves y viernes. Mientras que el sábado y el domingo, los fieles se trasladarán a la enorme explanada del aeródromo de Cuatro Vientos, a las afueras de la ciudad, para asistir a una vigilia y a la misa de clausura.
La Iglesia española ha recalcado que la visita papal no supondrá coste alguno para el contribuyente español, ya que el evento se autofinancia con las aportaciones de los peregrinos, donativos privados y el patrocinio de algunas empresas. Además, estiman que la Jornada dejará unos 100 millones de euros (144 millones de dólares) de beneficios en Madrid.
Los peregrinos que han pagado el paquete completo tienen acceso a descuentos en casi 1,500 restaurantes de la ciudad ?desde cadenas de comida rápida hasta bares típicos de tapas y comida tradicional española, además de contar con precios más asequibles en billetes de metro y transporte público.
Como es tradición en la Jornada, el gobierno del país anfitrión también ha concedido el visado gratuito a los fieles de otros países que lo requieran.
Las críticas se centran fundamentalmente en el esfuerzo por desplegar a 10.000 agentes de las fuerzas de seguridad en las calles o las exenciones fiscales concedidas a las empresas que patrocinan el evento. Y en general, por el gasto que supone la estancia del papa en Madrid.
Las organizaciones más críticas, convocados por Europa Laica, tienen previsto manifestarse el miércoles para protestar contra este gasto.
"En tiempos de crisis, con tanta gente pasándolo mal, creemos que esta visita no debería ser tan espectacular, tan llamativa, sino algo más sobrio y más cercano a las propias raíces de la Iglesia", señaló Raquel Mallavibarrena, portavoz del grupo progresista católico Redes Cristianas.
Sin embargo, según De la Cierva, la organización se ha hecho de la mejor manera posible. Y sobre la presencia policial, precisó que el orden público es competencia exclusiva del Estado, como ocurrió el año pasado cuando decenas de miles de españoles colmaron las calles para celebrar la Copa Mundial de fútbol conquistada por la selección española en Sudáfrica.
"La Jornada Mundial de la Juventud se ha organizado de la forma más sobria posible. Hemos cortado más del 15% de las aportaciones de los jóvenes con respecto a la anterior jornada. Se ha hecho con el coste mínimo indispensable", señaló De la Cierva.
Además de la agenda religiosa, Benedicto XVI se reunirá con los reyes de España Juan Carlos y Sofía y se entrevistará por separado con el presidente José Luis Rodríguez Zapatero y el líder del PP, Mariano Rajoy.
Sin embargo, el Vaticano recalcó que no se abordarán asuntos políticos en las reuniones y que el único propósito de su visita es pastoral.
Tras este encuentro, Madrid cederá la Jornada Mundial de la Juventud a Río de Janeiro, que acogerá el evento en 2013, un año antes de lo previsto para evitar que coincida con el Mundial de fútbol Brasil 2014.