Se casa en prisión la hija de Fujimori
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Sigue polémica por la autorización que le otorgaron las autoridades
Estar preso por homicidio y corrupción no impidió a Alberto Fujimori estar presente ayer en el matrimonio de su hija Sachi Marcela, gracias a un permiso que le concedieron las autoridades peruanas.
El ex presidente peruano no pudo salir de la prisión unipersonal que levantaron para él dentro del cuartel de la Dirección de Operaciones Especiales de la Policía, pero la ceremonia religiosa sí pudo realizarse en la capilla de dicha instalación.
Un autobús llevó a los invitados a la base, en las afueras de Lima, y luego los trasladaría de vuelta a un museo, donde se celebraría la recepción, a la que el ex presidente no podría asistir.
Aunque tanto el Ministerio del Interior como el Instituto Nacional Penitenciario concedieron las autorizaciones bajo el argumento de que no está prohibido por la reglamentación carcelaria, no han faltado críticos ante este curioso beneficio. "Con esto se prepara el camino para un indulto a Fujimori", advirtió Omar Chehade, ex procurador anticorrupción.
Incluso la fiscal de la Nación se ha expresado en contra. "No me parece que ha sido por una cuestión humanitaria, es una consideración de no sé qué naturaleza", señaló Gladys Echaíz.
Pese a las críticas, el presidente Alan García defendió la legalidad del permiso. "Todo padre tiene derecho a estar con su hijo el día de su boda", dijo García. "Esta ceremonia, si puede usarse ese nombre, se realizó dentro del cuartel de la Policía a escasos metros del área de reclusión del ex presidente con todas las garantías necesarias y será simplemente una ceremonia de 30 ó 40 minutos y punto; no marca ningún trato de preferencia", agregó.
La ceremonia
Tras varios días de polémica en Perú sobre si el Instituto Nacional Penitenciario (Inpe) debía permitir que la boda se realizara en la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes) de la Policía, la hija menor de Fujimori pudo cumplir su deseo.
Tras acceder por la puerta trasera de la sede donde se encuentra recluido su padre, la limusina blanca en la que se desplazaba Sachi apareció frente a la pequeña capilla del lugar hacia las 17:30 horas locales, donde ya esperaban unos 50 invitados.
Del vehículo descendió primero el propio Fujimori -quien había subido al vehículo en otra dependencia de la Diroes y mantuvo una breve reunión privada con su hija- y ayudó a su hija a bajar del automóvil.
Cogidos del brazo, padre e hija entraron en la capilla, donde ya los esperaban los familiares, entre ellos Keiko, la otra hija del ex mandatario y proclamada candidata a la Presidencia y la madre de ambas, Susana Higuchi, y el novio, el alemán Marc Koening.
Los invitados llegaron a la base policial en dos autobuses, mientras que Keiko y los familiares del novio lo hicieron en sus vehículos, todos ellos resguardados por unas medidas de seguridad que se desplegaron tanto en el exterior como en el interior.
Precisamente, hasta la puerta de laDiroes se desplazaron cerca de un centenar de simpatizantes del ex presidente, que se mezclaron con un gran número de periodistas que acudieron a cubrir la ceremonia desde el exterior.
Además, otro grupo de fujimoristas treparon un cerro cercano, con el objetivo de tener una mejor visión de la capilla y desde donde desplegaron banderas peruanas y alemanas.
Una vez terminada la ceremonia, que tuvo una duración de unos 50 minutos, los invitados regresaron a sus autobuses para trasladarse hasta el museo Larco Herrera, situado en el barrio limeño de Pueblo Libre, donde se realizaría el convite.
Fujimori, sin embargo, tuvo que permanecer en el interior de la Diroes, ya que el permiso no le permite abandonar su lugar de reclusión.
La cena prevista es un bufé de comida
internacional, donde destacan la francesa, la italiana y la peruana, y de la que disfrutarán 450 comensales y que costará 50 dólares por invitado.
Las mesas, por su parte, están decoradas con un arreglo floral de "cartuchos", con manteles y sillas blancas.
"Las mesas están servidas sencillas, todo de porcelana, y se ve muy delicado, es lo que ha pedido la novia", afirmó a Radio Programas del Perú (RPP) uno de los encargados de organizar la celebración.
Esta misma persona agregó que cada invitado recibirá un pin que representa una pareja ataviada con un traje típico de la sierra peruana, "un recuerdo para los extranjeros", en sus propias palabras.
Entre cocineros y decoradores, en la preparación del convite trabajaron entre 80 y 100 personas.