Buteflika consigue hacer fracasar la jornada de protesta en Argelia
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Tras la efectiva represión hoy de las protestas, Buteflika y su gobierno pueden confiar ahora en que su política de apaciguamiento consiga tranquilizar la situación.
Argel, Argelia.- Primero fue Ben Ali en Túnez, después Mubarak en Egipto. Y despúes, ¿Abdelaziz Buteflika en Argelia? Las esperanzas de que también se produzca una apertura democrática en el mayor país del norte de Africa se habían incrementado ante las protestas antigubernamentales de las últimas semanas. Pero tras este sábado parece poco probable que vaya a producirse una caída rápida del presidente, en el poder desde 1999.
La marcha organizada por representantes de la oposición en la capital, Argel, fue reprimida sin mayores problemas por las fuerzas de seguridad. Apenas unos miles de manifestantes se atrevieron a salir a las calles a la vista del despliegue de efectivos de las fuerzas de seguridad armados hasta los dientes.
La oposición había mantenido grandes esperanzas en los últimos días. Muchos intelectuales e investigadores se habían unido a la llamada a protestar para pedir cambios y democracia. Los medios informaban además cada día de inmolaciones y grandes huelgas. "La gente no quiere seguir reprimida y reclama sus derechos", comentaban activistas como Khelil Abdelmouomen. "Venid y traed a vuestros amigos", convocaba por su parte el artista Amazigh Kateb.
Pero al final los únicos que llegaron en gran número fueron las fuerzas de seguridad. El gobierno demostró hoy en Argel su poder con un violento despliegue policial. La manifestación -no autorizada- ni siquiera pudo partir de la Plaza del 1 de mayo. Quien intentaba atravesar las barreras era reprimido a golpes. Al final, no se reunieron más de 2.000 personas. Sus gritos de "Adiós, Buteflika" o "Buteflika, desaparece" se elevaron en el aire, pero la gran manifestación no se produjo.
"Casi ningún argelino quiere ver de nuevo caos, violencia o destrucción", comentó el politólogo Alexander Knipperts, miembro de la fundación alemana para la libertad Friedrich-Naumann en Argelia. En la gente aún están profundamente anclados los recuerdos de la guerra civil de los años 90. En las luchas que se produjeron en ese entonces entre islamistas y defensores del gobierno murieron 150,000 personas. Y durante el proceso de reconciliación, el actual presidente ganó un gran reconocimiento.
Tras la efectiva represión hoy de las protestas, Buteflika y su gobierno pueden confiar ahora en que su política de apaciguamiento consiga tranquilizar la situación. Entre otras cosas, las autoridades prometieron en los últimos días levantar el estado de emergencia vigente desde hace 19 años, así como otorgar más derechos a la oposición. Antes, y tras las primeras revueltas de enero, ya anunciaron rebajas en productos como el azúcar o el aceite.
Nadie quiere apostar al resultado de las protestas en Argelia. "En Argelia no existe una opinión unánime de que Buteflika deba irse" apunta Knipperts. Para el politólogo, cualquier pronóstico ahora es un puro ejercicio adivinatorio.