Estados Unidos condena asesinato de Bhutto en Pakistán, aliado de Washington

Internacional
/ 27 diciembre 2007

    Crawford, Tx.- El presidente estadounidense George W. Bush condenó enérgicamente el atentado mortal contra la ex primera ministra paquistaní Benazir Bhutto, este jueves, que complica aún más las relaciones con un aliado crucial de Washington.

    "Estados Unidos condena enérgicamente este acto cobarde de extremistas asesinos que tratan de debilitar la democracia de Pakistán", dijo el mandatario tras el asesinato de Bhutto en la ciudad de Rawalpindi.

    Desde su rancho de Texas, donde pasa las fiestas de fin de año, Bush llamó a los paquistaníes a continuar el proceso democrático y afirmó que Estados Unidos está "junto al pueblo de Pakistán en esta lucha contra las fuerzas del terror y el extremismo".

    "Los instamos a honrar la memoria de Benazir Bhutto continuando con un proceso democrático", dijo el mandatario, y agregó que "quienes cometieron este crimen deben ser llevados a la justicia".

    La ex primera ministra y líder de la oposición murió este jueves en un atentado suicida tras un mitin electoral en Rawalpindi, cerca de Islamabad, a dos semanas de las elecciones legislativas.

    La Casa Blanca condenó el jueves "los hechos de violencia" y urgió a la calma.

    "Urgimos a la calma, y existe el riesgo de que, tras un asesinato como este de un líder político, las personas utilicen la violencia como medio para expresar su ira", dijo el portavoz de la Casa Blanca Scott Stanzel a los periodistas.

    Las relaciones entre Washington e Islamabad, un aliado crucial de Estados Unidos en la guerra contra el terrorismo, se habían enfriado tras la decisión del general Pervez Musharraf de declarar a comienzos de noviembre el estado de emergencia en Pakistán.

    Esta decisión había llevado a Estados Unidos a reconsiderar su ayuda a Pakistán y relanzó el debate sobre el papel preponderante confiado a este país en la guerra contra el terrorismo.

    El Congreso dominado por los demócratas impuso recientemente, contra el parecer de la administración Bush, restricciones a la ayuda militar a Pakistán.

    Washington ha enviado unos 10.000 millones de dólares desde 2001 para luchar contra Al Qaeda y los talibanes en el vecino Afganistán.

    En una entrevista con medios estadounidenses el 17 de diciembre, Bhutto atacó al presidente Musharraf, señalándolo como responsable de la resurgencia del extremismo y acusándolo de haber dirigido mal un ejército desmoralizado.


    "Él debe responder por eso, porque (...) algunas personas de su entorno tienen simpatías por los militantes" extremistas, afirmó Bhutto en esa entrevista realizada antes de que el presidente Musharraf restaurara la Constitución al cesar el sábado pasado el estado de emergencia.

    La ex mandataria añadió que estaba "impactada" por el nivel de respaldo a los extremistas en el país.

    Varios candidatos a la Casa Blanca condenaron asimismo el asesinato. "La muerte de Benazir Bhutto recuerda una vez más los graves peligros a los cuales se enfrenta el mundo en la actualidad, sobre todo en países como Pakistán, donde las fuerzas moderadas están comprometidas en una feroz batalla contra quienes sostienen el violento extremismo islámico", dijo el senador republicano John McCain. "Estados Unidos debe hacer todo lo que pueda para respaldar" a las fuerzas moderadas en Pakistán, añadió.

    El senador demócrata Barack Obama denunció la "atrocidad terrorista".

    La favorita del campo demócrata, Hillary Clinton, estimó que la muerte de Bhutto es "una tragedia para su país y un terrible recordatorio del trabajo que falta hacer para llevar la paz, la estabilidad y la esperanza a regiones del mundo demasiado a menudo paralizadas por el miedo, el odio y la violencia".

    "El asesinato de Benazir Bhutto es un evento trágico para Pakistán y la democracia en Pakistán", dijo Rudolph Giuliani, ex alcalde de Nueva York y candidato republicano a la Casa Blanca.

    "Su muerte muestra que el terrorismo está en todas partes, en Nueva York, Londres, Tel Aviv o Rawalpindi, un enemigo de la libertad", añadió.
     


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