Sostiene autor ascendencia tolteca-chichimeca de Juan Diego
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<span></span><span style="font-weight: bold;">Ciudad del Vaticano.-</span> El libro recién publicado 'La literatura náhuatl guadalupana' es el primero en certificar el carácter noble y el árbol genealógico del santo indígena mexicano Juan Diego afirmó el autor de la obra, Víctor Campa Mendoza.
El catedrático del Instituto Tecnológico de Durango (norte de México) explicó en declaraciones a Notimex que su investigación 'se sale del contexto' de las ya existentes pero que se basa en pruebas científicas.
Indicó que su interés al escribir el libro fue dar una 'respuesta necesaria' en vista de las dudas en torno al origen de Juan Diego Cuauhtlatoatzin, a quien se le apareció la Virgen de Guadalupe en 1531.
'El desciende de la dinastía Tolteca-Chichimeca fundada por Xólotl, cuyos descendientes fueron Topiltzin, Nopaltzin, Ixtlixóchitl, Nezahualcóyotl y Nezahuapiyitl, padre de Juan Diego y de Fernando Alva Ixtlixóchitl, historiador de la literatura náhuatl', ponderó.
Sostuvo también que el vidente de Guadalupe, desde 2002 santo de la Iglesia Católica, estudió la lengua náhuatl en Texcoco, zona del Valle de México, donde los nobles del imperio azteca se instruían para perfeccionar la lengua.
A ese lugar, agregó, se le llamaba la 'Atenas' mexicana porque allí se hablaba la lengua más pura, pulida y elegante de aquel tiempo.
'Juan Diego habló un náhuatl perfecto y elegante cuando conversó en términos elevados con la Virgen; sólo un noble de los que iban a estudiar a Calmecac y a Texcoco podían hablarlo, no un mazehuatl, que era un plebeyo', argumentó Campa.
Cuando El Vaticano anunció que el indígena sería declarado santo y dio a conocer la imagen oficial para su canonización se desató una polémica porque en la misma se le presentaba con barba y con una piel no del todo morena.
Al respecto, Campa sostuvo que los códices precolombinos indican que los civilizadores de Mesoamérica surgieron de Quetzalcóatl, que era tolteca, un hombre blanco y barbado que enseñó las ciencias y las culturas a los indígenas.
'Esos códices muestran que los indígenas de esta dinastía (la misma de Juan Diego) eran blancos y con barba; había tlatoanis, había artesanos, obreros, eran muy respetados y venerados', expuso.
Añadió que 'la polémica fue por la falta de conocimiento y de investigación profunda. Estas se hicieron para la canonización porque El Vaticano no puede declarar santo si no hay pruebas; se investigó esa dinastía'.
El autor consideró 'superada' la polémica en México y en El Vaticano por las investigaciones en las que se sustenta el origen mestizo-noble de Cuauhtlatoatzin, mestizo dentro de los indígenas por la mezcla entre toltecas y chichimecas.
Negó además que la categoría noble del vidente afecte de algún modo el respeto y el vínculo de los pueblos indígenas para con la Virgen de Guadalupe.