Adopta Donald Trump la táctica del caos en el Obamacare e Irán

Internacional
/ 14 octubre 2017

Hace mucho que Trump tiene buenos resultados en un clima de incertidumbre, algo que él considera una virtud.

Ante su incapacidad o su falta de voluntad para eliminar por completo las iniciativas clave de su predecesor, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recurrió esta semana a una estrategia diferente: sembrar el caos.

Trump asestó golpes consecutivos a la ley de seguro médico del expresidente Barack Obama y al acuerdo nuclear con Irán, demostrando que el presidente ha adoptado el desconcierto como táctica.

En ambos casos sumió en un estado de confusión e incertidumbre dos medidas con implicaciones dentro y fuera del país, confiando en que el desorden fuerce una intervención del Congreso.

Hace mucho que Trump tiene buenos resultados en un clima de incertidumbre, algo que él considera una virtud. Pero para los legisladores, socios extranjeros, empresas y consumidores que ahora lidian con las implicaciones de sus anuncios esta semana, la estrategia se ve mucho menos atractiva.

Aliados internacionales que pasaron años negociando el acuerdo nuclear junto con Estados Unidos se han quedado ahora esperando a ver si el Congreso reinstaura las sanciones sobre Teherán por su programa nuclear, lo que sin duda fulminaría el acuerdo. Trump no pidió específicamente que se recuperasen las sanciones. Pero en un discurso en el que declaró que ya no certificaría el cumplimiento del pacto, sí pidió a los legisladores que añadieran nuevas condiciones no especificadas para que Estados Unidos coopere en el acuerdo.

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En sanidad, millones de estadounidenses enfrentaban la perspectiva de costes más altos en su cobertura médica debido a la decisión de Trump de detener de inmediato los pagos a empresas de seguros que proporcionan planes asequibles a personas de bajos ingresos.

Trump describe esos subsidios como un rescate a empresas de seguros y alegó como justificación una disputa legal sobre si los pagos contaban con autorización legal. Trump cortó el financiamiento sin ningún plan establecido para compensar el aumento de los gastos para los consumidores. También las aseguradoras están a merced de los legisladores, que ahora deben decidir si restauran los pagos.

“Vamos a tener que encontrar una forma de estabilizar la situación”, dijo el representante Charlie Dent, republicano por Pennsylvania, que describió la decisión como “desafortunada”. Los demócratas la tacharon de sabotaje. El senador Mark Warner, demócrata por Virginia, afirmó que el presidente está “decidido a introducir caos y confusión” en el sistema sanitario.

Como empresario, candidato y ahora como mandatario, Trump ha tendido hacia el caos. Su campaña estuvo marcada por agrias rivalidades internas, a menudo avivadas por el hombre al mando. Su Casa Blanca ha pasado de crisis a crisis y registrado más cambios de personal en nueve meses de los que tuvieron algunos presidentes en todo su mandato.

Aun así, Trump ha dejado claro que ve esa faceta impredecible como una ventaja. De hecho, sus ambiguos comentarios “ya veremos”, suele decir cuando le preguntan sobre decisiones inminentes y sus posiciones políticas aparentemente improvisadas pueden frustrar a sus rivales políticos hasta desquiciarlos. Ha prometido mantener a sus adversarios políticos en ascuas con tácticas de distracción o simplemente con falta de transparencia sobre los planes de Estados Unidos, un objetivo que según algunos diplomáticos extranjeros ha logrado cumplir.

Sin embargo, la estrategia de Trump no ha tenido éxito por ahora cuando se trata de cumplir sus promesas de dar la vuelta a algunas de las piedras angulares del legado de Obama, como el acuerdo de Irán y la ley de seguro sanitario, que los republicanos consideraban objetivos a batir desde hace tiempo. Como candidato, prometió derogar el acuerdo con Irán en su primer día en el cargo. Proclamó que reformar el sector sanitario sería “fácil”.

La sanidad ha resultado ser de todo menos sencilla. Incluso con su mayoría en el Capitolio, el Partido Republicano ha sido incapaz de reunir los votos para aprobar un paquete que sustituya al Obamacare. La impotencia de los legisladores ha frustrado a Trump y hecho que busque formas de socavar la ley por su cuenta.

La noticia del jueves de que se suspenderían los subsidios a empresas de seguros fue la maniobra más agresiva hasta ahora del mandatario contra la ley de su predecesor. Eliminar los pagos provocaría un aumento en las primas para algunos estadounidenses el año que viene a menos que Trump se retracte o el Congreso autorice las partidas presupuestarias, una medida que casi con certeza requeriría un espíritu bipartisano que no ha asomado este año por el Capitolio.

En un indicio de las dificultades que podrían avecinarse, Trump pareció culpar de forma preventiva a los demócratas si no se alcanza un acuerdo, tuiteando que deberían “¡llamarme para arreglarlo!”. Por su parte, los líderes demócratas dejaron claro que devolverían las acusaciones al presidente.

La líder de la minoría en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, dijo que quiere que los votantes sepan “lo que significa en sus vidas cuando él da un bocinazo rencoroso y cruel para mermar su acceso a una sanidad asequible”.

Otra cosa que ha molestado a Trump son sus dificultades para revocar el acuerdo nuclear que Obama defendió con firmeza. En medio de advertencias de sus asesores sobre los riesgos de retirarse del acuerdo, ordenó a asesores de seguridad nacional que le ayuden a buscar un modo para no tener que certificar cada 90 días que Irán está cumpliendo su parte del acuerdo.

Ese plan, que Trump anunció el viernes desde la Casa Blanca, sigue sin ser una suspensión del acuerdo. En su lugar, pidió al Congreso que endurezca la ley que regula la participación estadounidense y resuelva lo que considera son deficiencias en el texto.

La ambigua maniobra de Trump llegó tras semanas de peticiones de sus aliados, que alegan que Trump no puede abandonar un acuerdo negociado con Gran Bretaña, Francia, Alemania, Rusia y China.

“El presidente de los Estados Unidos tiene muchos poderes. Este no es uno de ellos”, declaró el viernes Federica Mogherini, jefa de política exterior de la Unión Europea.

Para los aliados que buscaban garantías de que Trump ha terminado con sus amenazas de retirarse del acuerdo con Irán, solo ofreció más incertidumbre.

“Veremos lo que pasa en el corto plazo”, dijo Trump.

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