Alerta la FAO sobre hambruna en Siria y pide ayuda internacional
"El conflicto (armado) diezmó al sector agrícola (en Siria), lo que ha tenido un gran impacto en el suministro de alimentos y en los mercados", advirtió el director general de la FAO
Los cinco años de guerra en Siria acabaron con la producción agrícola y el suministro alimentario en el país, llevando a millones de personas al hambre, alertó hoy la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Ante ese panorama, el organismo de Naciones Unidas pidió este miércoles a los gobiernos aumentar los fondos destinados a ayudar a los agricultores a mantener sus tierras en producción para evitar que la situación se deteriore aún más.
El llamado de la FAO se da en vísperas de la conferencia internacional de donantes del próximo 4 de febrero en Londres, convocada por Reino Unido, Alemania, Noruega, Kuwait y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para movilizar apoyos destinados a la labor humanitaria en Siria.
"El conflicto (armado) diezmó al sector agrícola (en Siria), lo que ha tenido un gran impacto en el suministro de alimentos y en los mercados", advirtió el director general de la FAO, José Graziano da Silva, a través de un comunicado.
Subrayó que en la actualidad más de la mitad de los sirios que permanecen en el país padecen inseguridad alimentaria, con una de cada tres personas que no pueden comprar alimentos básicos.
Expuso que debido a que la producción nacional de alimentos se hundió, los precios de los alimentos se dispararon, al punto que los de la harina de trigo y del arroz aumentaron en algunos mercados hasta un 300 y un 650 por ciento, de manera respectiva, en los últimos 18 meses. Más de mitad de la población del país necesita ayuda alimentaria de inmediato, urgió Graziano da Silva.
Alertó que sin un aumento de la financiación para apoyar las actividades agrícolas habrá más campesinos que no tendrán más remedio que abandonar sus tierras y desplazarse dentro del país o al otro lado de las fronteras.
La FAO denunció que los agricultores en Siria no tienen acceso a semillas y fertilizantes, la producción ganadera está en peligro, los servicios veterinarios ya no funcionan y los mercados alimentarios y los sistemas de distribución están gravemente perjudicados. "La agricultura fue, y seguirá siendo, la principal fuente de empleo en Siria.
Es esencial para alimentar a la población del país ahora, y será clave para su futura recuperación", recordó por su parte el director general adjunto de la FAO para la Cooperación Técnica, Laurent Thomas. "No debemos olvidar a los agricultores que siguen en Siria y luchan para mantener sus tierras productivas.
Son en su mayoría mujeres -que ahora suponen el 63 por ciento de la fuerza laboral agrícola- y constituyen la columna vertebral del suministro de alimentos en Siria", añadió. L
a FAO consideró que rehabilitar la agricultura siria -siempre que sea posible-, es mucho más barato que importar ayuda alimentaria. Citó como ejemplo que 100 dólares permiten a un agricultor producir una tonelada de trigo, mientras que es mucho más caro importar la misma cantidad de cereales.
A pesar de las enormes dificultades, la FAO sigue apoyando a los agricultores y a las comunidades rurales en Siria, operando en 13 de las 14 provincias del país, incluyendo las áreas de difícil acceso en el norte. Solo en 2015, la FAO aumentó el número de beneficiarios, llegando a 1.5 millones.
Se calcula que las familias de agricultores que recibieron semillas de trigo y cebada producirán 119 mil toneladas de cereales este verano, suficientes para alimentar a casi medio millón de personas durante un año.
Además, más de nueve millones de animales recibieron también atención veterinaria, con el objetivo de reducir el riesgo de enfermedades del ganado y proteger los rebaños.
Para ampliar con carácter de urgente sus operaciones de emergencia en 2016, la FAO solicitó 87 millones de dólares para apoyar a tres millones de personas en Siria.
Además de 53 millones de dólares para ayudar a los refugiados, las comunidades de acogida y otros grupos vulnerables en Irak, Jordania, Líbano y Turquía.