Argentina elige a un nuevo presidente tras 12 años de kirchnerismo

Internacional
/ 19 noviembre 2015

Macri, de 56 años y candidato del frente opositor Cambiemos, lidera los sondeos por varios puntos de ventaja.

Argentina elegirá el domingo en segunda vuelta entre el oficialista Daniel Scioli y el opositor Mauricio Macri al nuevo presidente que sucederá a Cristina Fernández, poniendo fin a 12 años de gobierno kirchnerista.

Macri, de 56 años y candidato del frente opositor Cambiemos, lidera los sondeos por varios puntos de ventaja sobre su contendiente del gobernante Frente para la Victoria (FpV), tras una ríspida campaña proselitista que quedó reducida al dilema entre la continuidad y el cambio.

Scioli, de 58 años, asegura que va a "sostener lo que haya que sostener, profundizar lo que haya que profundizar y cambiar lo que haya que cambiar". Se presenta además como "garantía de gobernabilidad" por el respaldo del peronismo y los sindicatos que afirma tendría para gobernar, en un país en el que los únicos dos presidentes no peronistas que llegaron a la Casa Rosada desde el regreso de la democracia en 1983 se fueron del cargo en problemas.

Raúl Alfonsín (1983-1989) entregó el poder seis meses antes en medio de una espiral de hiperinflación, mientras que el radical Fernando de la Rúa (1999-2001) renunció a mitad de mandato por una profunda crisis social, política y económica.

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Poco más de 32 millones de ciudadanos han sido convocados el domingo a votar en la segunda vuelta electoral para definir al nuevo presidente argentino que pondrá fin a la era que inició Néstor Kirchner (2003-2007), fallecido en 2010, y continuó su esposa y sucesora Cristina Fernández (2007-2011 y 2011-2015).

La mandataria no pudo postularse a un tercer mandato consecutivo, prohibido por la Constitución, y decidió no aspirar a ningún otro puesto público. A partir del 10 de diciembre quedará fuera de un cargo electivo por primera vez desde 1989, año en que asumió como legisladora provincial en la austral provincia de Santa Cruz, donde el matrimonio Kirchner construyó su carrera política. Luego fue diputada y senadora nacional.

Sin un delfín político propio, Fernández de Kirchner impulsó la candidatura de Scioli a la presidencia, un peronista que llegó a la política de la mano del ex presidente Carlos Menem (1989-1999) y a lo largo de su carrera se caracterizó por ser un político de buena imagen pública.

El candidato del FpV se impuso en las elecciones generales de octubre con el 37,08 por ciento de los votos, pero con una ajustada ventaja de casi tres puntos sobre Macri, que recibió el 34,15 por ciento y quedó posicionado como la gran sorpresa de los comicios.

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El alcalde de la capital argentina, un empresario que entró a la política luego de presidir durante trece años el club de fútbol Boca Juniors, encaró así la recta final rumbo a la segunda vuelta con un impulso triunfalista. Scioli, gobernador de la provincia de Buenos Aires, debió lidiar con el desafío de distanciarse del kirchnerismo para seducir a los votantes independientes o críticos del gobierno.

Pero el político peronista no llegó a desmarcarse a tiempo de la influencia de Fernández de Kirchner, una presidenta que mantiene hasta su último día en la Casa Rosada un amplio poder de gestión. "Scioli quedó con poca capacidad para interpelar a los siete millones de electores que eligieron en octubre a otros candidatos, en su mayoría opositores", declaró a dpa el analista político Pablo Knopoff, director de la consultora Isonomía.

El ex campeón de motonáutica debió entonces cambiar su perfil de político afable para impulsar una agresiva campaña contra Macri para alertar de la supuesta devaluación y el ajuste que aplicaría el dirigente liberal opositor en caso de llegar a la presidencia, calificada como la "campaña del miedo".

Macri, en cambio, se postula a favor del diálogo y "la unión de los argentinos", tras la división social que generó el kirchnerismo. Asegura además que en caso de ganar convocará un pacto de gobernabilidad, consciente de que ningún frente político tendrá mayoría propia en la Cámara de Diputados y el FpV dominará el Senado junto a sus aliados.

Las firmas de sondeos, que fallaron en su gran mayoría en sus pronósticos para octubre, posicionan a Macri por delante de Scioli.

Pero varios factores podrían ser determinantes en el resultado del domingo, entre ellos el alto porcentaje de indecisos a pocas horas de la votación obligatoria, cerca de un diez por ciento, el nivel de participación en las elecciones y el volumen que alcanzará el voto en blanco.

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El candidato oficialista aspira además a recuperar votos en la provincia de Buenos Aires, principal bastión político del peronismo en la que el FpV perdió la elección a la gobernación en octubre, y también a seducir a los peronistas disidentes que apoyaron en octubre al ex candidato presidencial Sergio Massa, que recibió más del 21 por ciento de los votos.

Fernández de Kirchner dejará una herencia compleja a su sucesor, con una economía estancada y con alta inflación, estrictas restricciones a las operaciones con divisas que generó un mercado ilegal. Macri se comprometió a levantar el denominado "cepo" al dólar, lo que desató especulaciones sobre una devaluación del peso, mientras varios sectores productivos en crisis reclaman soluciones urgentes.

Sin acceso a los mercados financieros internacionales, el nuevo presidente deberá salir a buscar inversiones y recursos para incrementar las exiguas reservas de divisas del Banco Central y enfrentar el multimillonario litigio de fondos especulativos de inversión en la Justicia estadounidense por el pago de bonos en cesación de pagos desde 2002.

 

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Macri, un liberal que sueña con llegar a la Casa Rosada

El liberal Mauricio Macri está a un paso de alcanzar el sueño que acarició desde que dejó la dirección del club de fútbol Boca Juniors para poner un pie en la política, ser el presidente de Argentina.

El candidato presidencial de la coalición opositora Cambiemos sorprendió con un importante caudal de votos en las elecciones generales y para muchos sondeos es el favorito en la segunda vuelta presidencial del domingo para suceder a Cristina Fernández de Kirchner en la Casa Rosada.

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El fútbol, el deporte más popular del país, catapultó a Macri a la política y su gestión como jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires durante ocho años fue el trampolín en la carrera hacia la Casa Rosada.

Macri, de 56 años, tuvo una temprana pero intensa experiencia en la actividad privada como ejecutivo de varias empresas de uno de los principales grupos económicos del país, Socma, creado por su padre Franco Macri.

Y con la popularidad que le dio su exitosa gestión entre 1995 y 2008 como presidente de Boca Juniors, uno de los clubes de fútbol más populares del país, se lanzó a conquistar la capital argentina.

El camino no fue sin embargo tan sencillo porque perdió en las primeras elecciones a las que se presentó en 2003 como candidato a alcalde porteño por Compromiso por el Cambio.

Entre medio fue elegido diputado nacional, con un criticado paso por el Parlamento; fundó en 2005 el partido de centroderecha PRO y debió esperar hasta 2007 para ganar por fin las elecciones para jefe de Gobierno de Buenos Aires. Cuatro años más tarde obtuvo un segundo mandato, a lo largo del cual consolidó su candidatura presidencial.

Macri nació el 8 de febrero de 1959 en la localidad bonaerense de Tandil, en el seno de una familia de inmigrantes que tejió una fortuna en el sector industrial y de la construcción. Fue a un exclusivo colegio inglés de la zona norte de las afueras de Buenos Aires, se graduó como ingeniero civil en la Universidad Católica Argentina y amplió su formación en centros de estudios estadounidenses.

Su padre es el ítalo-argentino Franco Macri, quien a los 85 años es reconocido tanto como uno de los empresarios más ricos del país y como por su buena relación con distintos gobiernos peronistas. Esas buenas relaciones son una de las grandes espinas del candidato del PRO. "En él conviven dos personas, una que me ama y la otra que me boicotea", confesó recientemente el candidato.

Mauricio Macri vivió una de sus peores pesadillas en 1991, cuando estuvo secuestrado durante 12 días y recuperó su libertad tras el pago de un rescate millonario. Fue una experiencia traumática de la que no suele hablar, pero que lo marcó para el resto de su vida.

Casado con Juliana Awada y padre de cuatro hijos, cuenta con un fuerte apoyo en la ciudad de Buenos Aires, que tiene la mayor renta per cápita del país y una de las más elevadas de la Latinoamérica.

Se alió en la campaña presidencial con la Unión Cívica Radical (UCR), histórico y centenario partido debilitado desde la crisis que sacudió al país en 2001. La UCR le dio sin embargo a Macri la cobertura federal que el PRO no llegó a construir a lo largo de todo el país, ya que se erigió como un fenómeno capitalino.

A la hora de definir su ideología, Macri prefiere proclamarse como "un emergente de la crisis de 2001", según declaró a la agencia dpa.

"Creemos en los valores que representa la justicia social (una de las banderas del peronismo) como creemos en los valores republicanos que ha impulsado siempre el radicalismo y todas las defensas de las libertades que sentimos representar desde el PRO", expresó. Su compañera de fórmula, la senadora Gabriela Michetti, es una antigua amiga del papa Francisco desde que Jorge Bergoglio ejercía como arzobispo porteño.

El político, que llegó a la carrera por la Casa Rosada procesado en la Justicia por supuestas escuchas ilegales, basó su campaña en el lema: "Pobreza cero, lucha contra el narcotráfico y la unión de los argentinos". Aspira a establecer reglas de juego claras para atraer nuevas inversiones y profundizar las relaciones con socios estratégicos como Brasil, Estados Unidos y la Unión Europea, después de doce años en que el kirchnerismo priorizó los vínculos con países como Venezuela, Rusia y China.

Macri debió enfrentar estas últimas semanas una agresiva campaña en su contra de su rival Daniel Scioli y todo el kirchnerismo, que lo identificó como un político decidido a aplicar políticas neoliberales, impulsar una devaluación del peso argentino y eliminar subsidios, entre otras medidas poco populares en una sociedad que en 2001 y 2002 sufrió una profunda crisis económica.

Consciente de que no contará con mayorías propias en el Congreso, Macri anticipó que en caso de llegar a la presidencia su primera medida será convocar a todos los sectores a un pacto de gobernabilidad.

Scioli, el equilibrista que lucha para ser presidente

Simpatizantes y detractores definen a Daniel Scioli como un equilibrista al explicar su llegada a la segunda vuelta electoral de las presidenciales en Argentina como candidato del oficialismo, un espacio que nunca terminó de cobijarlo.

"Scioli siempre fue un equilibrista. Juega en los dos roles, cerca y lejos de la presidenta (Cristina Fernández de Kirchner)", lo describió la directora de la consultora Management&Fit, Mariel Fornoni.

Scioli, gobernador de la populosa provincia de Buenos Aires, fue el único candidato del oficialista Frente para la Victoria (FpV), donde a diferencia de los partidos opositores no tuvo que luchar con ningún otro postulante en las elecciones primarias de agosto.

"Fue elegido porque era el que mejor medía (en las encuestas) y tenía ese plus que atrae a los no K (los anti kirchneristas)", dijo Fornoni, al analizar por qué Scioli es candidato del FpV después de haber tenido marcados distanciamientos con su propio partido, que no tuvo reparos en cuestionarlo con crudeza.

Scioli, de 58 años, estudió marketing en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) y, tras haber dejado la carrera, se graduó tres semanas antes de las elecciones presidenciales del 25 de octubre.

Su desembarco en la política fue desde el deporte. En las décadas de 1980 y 1990 brilló en la motonáutica. En 1989 perdió el brazo derecho durante una competición, le colocaron una prótesis y siguió ganado títulos: en total, fue ocho veces campeón mundial.

"La población le ve transparencia, honestidad y humildad, (como un hombre) que ha superado cosas muy difíciles. Scioli tiene las virtudes de un deportista. Es el mejor yerno para toda suegra", lo definió el analista Ricardo Rouvier.

A inicios de 1990 el entonces presidente Carlos Menem (1989-1999) convocó a figuras populares del deporte y el espectáculo para formar parte del Partido Justicialista (PJ). Así, el ex piloto de automovilismo Carlos Reuteman llegó a ser gobernador de la provincia de Santa Fe, mientras que el cantante y actor Ramón "Palito" Ortega fue gobernador de la provincia de Tucumán.

Pero el que más lejos llegó fue Scioli: elegido diputado en 1997 y reelegido en 2001, fue secretario de Deportes y Turismo (2002-2003) durante la presidencia de Eduardo Duhalde.

Luego, el fallecido ex mandatario Néstor Kirchner (2003-2007) eligió a Scioli ​como su vicepresidente, cargo que ocupó entre 2003 y 2007, cuando se convirtió en gobernador de la provincia de Buenos Aires, el distrito electoral más importante, que concentra el 37 por ciento del total de los votantes a nivel nacional.

Los más leales al kirchnerismo desconfían de Scioli por su trayectoria menemista. Las mayores críticas dentro de su propia fuerza política surgieron públicamente cuando en 2012 manifestó su ambición de llegar a la presidencia.

El gobernador aclaró que su intención era siempre que Fernández de Kirchner no modificara la Constitución para poder concurrir a un tercer mandato, algo que no sucedió.

Lo que sí ocurrió luego fue el maltrato al que lo sometió la jefa de Estado y el gobernante FpV. El vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Gabriel Mariotto, lo tildó de "irresponsable".

Luego el gobierno nacional ahogó financieramente a la provincia recortando recursos y Fernández de Kirchner cuestionó a Scioli por su gestión. Hubo tensión, una reunión y la aprobación de una partida millonaria para enfriar las cuentas públicas.

De todos modos, el maltrato de la presidenta se mantuvo. A inicio de 2013 atacó a Scioli por tener "sus ahorros en dólares". El gobernador aclaró que no pesificaba sus ahorros porque necesita dólares para el tratamiento en su brazo en el exterior.

Pero el ex motonauta, al que definen como "un corcho que flota" por su capacidad de mantenerse, nunca rompió relaciones con la presidenta, quien apoyó su candidatura con cierta tibieza e, incluso, frialdad, según los analistas.

Finalmente, Fernández de Kirchner eligió a Scioli como el candidato de su partido, aunque le colocó a Carlos Zannini, hombre de su extrema confianza, como candidato a vicepresidente.

"Siempre ejercí la plena autonomía y las facultades constitucionales en cada responsabilidad que ocupé en estos años", dijo Scioli en una entrevista con dpa en las últimas semanas, rechazando a quienes creen que, si finalmente es presidente, será un títere de la mandataria y del movimiento kirchnerista La Cámpora.

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