Bélgica queda atrapada por la crisis catalana
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Aunque parte del Gobierno belga intenta no inmiscuirse en la delicada situación, varios de sus integrantes del partido nacionalista flamenco N-VA llevan días lanzando mensajes a favor de Puigdemont y los suyos.
Bélgica se ha convertido en un actor más en la crisis independentista catalana. La llegada del ex presidente catalán Carles Puigdemont obligó a la Justicia del país europeo a intervenir, a lo que ahora se suman duras críticas de políticos belgas al Gobierno de Mariano Rajoy.
Aunque parte del Gobierno belga intenta no inmiscuirse en la delicada situación, varios de sus integrantes del partido nacionalista flamenco N-VA llevan días lanzando mensajes a favor de Puigdemont y los suyos.
Uno de los últimos en hacerlo fue el ministro de Interior, Jan Jambon, que el domingo criticó la actuación del Gobierno español y el envío a prisión provisional en España de varios ex consejeros (ministros regionales) del destituido Ejecutivo catalán. "¿Qué han hecho mal? Simplemente aplicar el mandato que han recibido de sus electores", señaló.
Desde España las reacciones no se hicieron esperar. El portavoz del Partido Popular (PP) de Rajoy en el Parlamento Europeo, Esteban González Pons, acusó al ministro belga de pertenecer a un partido de "acreditado historial xenóbofo" y "nacionalista" y le pidió que no dé "lecciones a una democracia como la española”.
En Bélgica fue el ministro de Exteriores, Didier Reynders, quien salió a llamar al orden a su colega de Gabinete y a templar los ánimos con Madrid. "Creo que hay que dejar hacer a la Justicia y dejar de pensar que vamos a tener una influencia real en lo que pasa en España", dijo el político liberal a la cadena RTL.
La presencia en Bruselas de los políticos catalanes no sólo podría tensar las relaciones con España sino también dentro del propio Gobierno belga, compuesto por un partido francófono (el del primer ministro Charles Michel) y tres flamencos. Entre estos últimos están los nacionalistas del N-VA, que tienen aspiraciones independentistas y simpatizan con los secesionistas catalanes.
Jambon no ha sido el único político del N-VA que ha levantado ampollas. Uno de los primeros indicios de que Puigdemont podría acabar en Bruselas lo deslizó el secretario de Estado belga para Asilo y Migración. Theo Francken, también nacionalista flamenco, sugirió que el ex "president" podría recibir asilo en Bélgica dos días después de la destitución del “Govern".
Sus palabras fueron desautorizadas a las pocas horas por el primer ministro, Charles Michel, de centro-derecha. Pero un día después saltaba la noticia: Puigdemont y varios de sus ex consejeros estaban en Bruselas.
Aunque ninguno de ellos solicitó asilo, desde entonces el foco de la crisis catalana se ha desdoblado hasta la ciudad del Manneken Pis. Allí ofreció Puigdemont una multitudinaria rueda de prensa sobre su marcha, dio entrevistas y se entregó junto a sus ex consejeros a la Policía después de que España pidiese su detención, pues son investigados por varios presuntos delitos.
Pero la cosa no terminará ahí. La decisión sobre la entrega de los políticos catalanes a España podría demorarse hasta tres meses, plazo durante el que deberán permanecer en Bélgica y podrán seguir hablando con los medios.
En ese tiempo podría multiplicarse la actividad a favor de la causa indpedentista con actos de apoyo a Puigdemont y su ex Gobierno, más aún teniendo en cuenta que Bruselas es la sede de las instituciones de la Unión Europea (UE). Este mismo martes, 200 alcaldes catalanes se desplazarán hasta allí para "denunciar la situación política y judicial en Cataluña ante las instituciones europeas”.
Además el 21 de diciembre se celebrarán elecciones regionales en Cataluña y Puigdemont ya se ha ofrecido como candidato, por lo que mientras siga en Bélgica parte de la campaña independentista podría trasladarse allí.
Tras el ingreso en prisión provisional en España de parte del ex "Govern" catalán, las críticas en Bélgica han trascendido a los políticos flamencos.
"Puigdemont ha abusado de su posición, pero Rajoy se ha comportado como un franquista autoritario", tuiteó el domingo el ex primer ministro socialista Elio Di Rupo, en referencia a la dictadura que gobernó España entre 1939 y 1975. Desde Madrid, el poítico del PP González Pons le pidió que se disculpe porque "sabe perfectamente que el franquismo es ya pasado y que España es una democracia en la que impera la ley".