En comida íntima el Papa bromea y conversa con jóvenes del mundo

Internacional
/ 30 julio 2016

El almuerzo tuvo lugar en el comedor del arzobispado de Polonia, donde participó también el obispo local, el histórico secretario privado de Juan Pablo II, Stanislaw Dziwizs.

Fue una experiencia súper bonita. Al principio fue extraño, pero el Papa rompió el hielo preguntando quiénes de nosotros hablamos español e italiano y qué nos gusta a cada uno"...

Al menos 13 jóvenes del mundo fueron hoy los afortunados en participar aquí de una comida íntima con el Papa Francisco, durante la cual bromearon, se tomaron "selfies" y conversaron sobre grandes temas de la vida.

Como es tradición en cada Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), el líder católico invitó a muchachos y muchachas de los cinco continentes a compartir su mesa. Con ellos habló en español y degustó comida típica de Polonia, con pasta frita y carne de plato principal.

"Fue una experiencia súper bonita. Al principio fue extraño, pero el Papa rompió el hielo preguntando quiénes de nosotros hablamos español e italiano y qué nos gusta a cada uno", relató a Notimex Marco Bulgarelli, costarricense de 29 años.

Él y los otros 12 comensales fueron elegidos por ser voluntarios "de largo plazo" que dejaron todo en sus naciones y viajaron a Polonia para dedicar varios meses de su vida a trabajar en la organización de la JMJ. Provienen de países tan diversos como Alemania, Colombia, Vietnam, Brasil, Ucrania o Rusia.

El almuerzo tuvo lugar en el comedor del arzobispado de Polonia, donde participó también el obispo local, el histórico secretario privado de Juan Pablo II, Stanislaw Dziwizs.

"Nos contó que cuando él se va a confesar busca entre todos los pecados que tiene aquel que le da más vergüenza contar y es el primero que dice, porque así es como siente el perdón de Dios. Fue una confesión del Papa hacia nosotros", siguió Bulgarelli.

"La ucraniana le pidió que estuviese con su país y él le dijo que lo tenía en su corazón, que conoció a un padre ucraniano desde los 12 años y ahora está en proceso de beatificación. Que está siempre con ellos", agregó.

El encuentro duró casi una hora y media y durante el mismo también hubo momento para preguntas simples. El joven costarricense quiso saber cuál era su comida favorita, y el Papa replicó: "tengo un estómago de hierro, así que puedo comer lo que sea.

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Le preguntamos qué podía decirnos como jóvenes, nos dijo que no perdamos la esperanza, que hay muchas cosas hoy en el mundo que nos quieren arrebatar la esperanza pero que no nos la dejemos arrebatar"..

También le cuestionó qué le diría a las personas de las cárceles, y Francisco aseguró decirle a los presos "los quiere mucho", que "siempre está con ellos" y cada vez que entra en una cárcel recuerda que cualquiera puede cometer un error y terminar ahí.

"Le conté que en Centroamérica lo queremos ver, me respondió que también debe ir a Asia, que el próximo año le toca ir a Colombia y eso complica las cosas. Lo que más me sorprendió es su carácter amable, siempre jovial, siempre risueño, abierto a tomarse fotos", añadió.

Paula Mora Díaz, una colombiana que asistió al almuerzo, destacó a su vez que todo el encuentro fue "muy normal" y "muy sencillo", como "estar con el propio papá hablando de diferentes temas de la vida".

"Le preguntamos qué podía decirnos como jóvenes, nos dijo que no perdamos la esperanza, que hay muchas cosas hoy en el mundo que nos quieren arrebatar la esperanza pero que no nos la dejemos arrebatar", estableció.

 

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La joven colombiana le preguntó si extrañaba el mate, infusión tradicional argentina, y él respondió: "se puede vivir sin", pero que cuando algún connacional lo visita le acepta muy a gusto unos mates.

También le cuestionó qué sintió cuando lo eligieron Papa, y él dijo: "paz", una paz que es "un don de Dios" porque todavía la conserva, no la ha perdido. Y cuando ella le afirmó que lo esperan en Colombia, él insistió: "voy a ir".

Al final cada uno de los presentes tuvo un minuto para decirle una cosa privada a Francisco, algunos de ellos le dieron regalos como imágenes de la Virgen o cartas.

Todo terminó con varios "selfies", las autofotografías con celulares que fueron tantas que debió intervenir la Gendarmería Vaticana para poner un alto.

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