Gobierno colombiano y FARC firman histórico cese del fuego

Internacional
/ 22 junio 2016

En los últimos 15 años el Ejército colombiano, apoyado por el gobierno de Estados Unidos, desató una ofensiva militar que diezmó las tropas del movimiento insurgente y replegó a sus combatientes a las selvas.

El gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC anunciaron el miércoles un acuerdo de cese del fuego, el primer paso para poner fin a uno de los conflictos armados más largos del mundo, que marcó a generaciones de colombianos y dejó miles de víctimas y miles de millones en pérdidas materiales.

El conflicto político dejó más de 220.000 víctimas fatales y desplazó a millones de campesinos a las ciudades desde que iniciaron las hostilidades en 1964.

"Las delegaciones del Gobierno Nacional y de las FARC-EP informamos a la opinión pública que hemos llegado con éxito al Acuerdo para el Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo; la Dejación de las armas, las garantías de seguridad y la lucha contra las organizaciones criminales responsables de homicidios y masacres o que atentan contra defensores de Derechos Humanos, movimientos sociales o movimientos políticos", expresó un comunicado conjunto de las partes leído en esta capital por uno de los negociadores rebeldes.

En los últimos 15 años el Ejército colombiano, apoyado por el gobierno de Estados Unidos, desató una ofensiva militar que diezmó las tropas del movimiento insurgente y replegó a sus combatientes a las selvas, lo que forzó al Secretariado de la organización a sentarse a una mesa de negociación a pactar su desmovilización.

La ceremonia que oficializará este acuerdo de fin de hostilidades se realizará el jueves en La Habana y contará con la presencia del presidente Juan Manuel Santos y del Comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Timoleón Jiménez, o Timochenko, además del mandatario Raúl Castro y de funcionarios de los países garantes del proceso: Noruega, Venezuela y Chile.

Santos anunció que volará el jueves a La Habana. En enero, ambas partes solicitaron a las Naciones Unidas que adelantaran el monitoreo del entonces eventual cese del fuego y que sirvieran de instancia de resolución de conflictos que surjan de la siguiente desmovilización de los 7,000 guerrilleros armados que tienen las fuerzas insurgentes.

Aunque se desconoce el contenido del convenio, el comunicado conjunto también especificara la "dejación de armas" y las "garantías de seguridad" para los rebeldes así como los mecanismos contra los grupos paramilitares.

El cese del fuego es el primer paso hacia un acuerdo de paz general que podría desactivar la lucha de las FARC, creadas en la década de los 60 y es la fuerza insurgente más longeva del continente.

El 23 de septiembre de 2015, en Cuba, Santos y el comandante Timoleón Jiménez, o Timochenko, fijaron para el 23 de marzo la firma de la paz, pero las delegaciones negociadoras reconocieron que les había sido imposible resolver varios puntos de la agenda de negociaciones.

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Desde fines de 2012 el gobierno del centro derechista Santos y las FARC llevan adelante en la capital cubana un proceso de paz para tratar de poner fin a más de medio siglo de conflicto armado interno.

Las negociaciones de paz se han caracterizado por lo accidentado del proceso accidentada y porque se extendió más tiempo del que anticipara Santos. Si el acuerdo final se logra, se le daría fin al último movimiento insurgente de América Latina, acusado de ser uno de los principales proveedores de cocaína a Estados Unidos. En el país quedaría operando el Ejército de Liberación Nacional, o ELN, la una pequeña y recalcitrante guerrilla que opera en algunas áreas y podría llenar el vacío dejado por las FARC.

El lunes Santos había asegurado en un acto público que "creo que ya para el 20 de julio habremos podido cerrar las negociaciones en La Habana y ahí entrará una etapa nueva para el país".. En esa fecha, Colombia celebra la declaración de independencia de España.

Una vez que se alcance el acuerdo final, los colombianos deben refrendar los acuerdos en un referendo.

Las encuestas de opinión muestran que las FARC son altamente impopulares entre los colombianos y la demora en las conversaciones ha generado frustración de los habitantes del país con los rebeldes, por lo que la perspectiva de una verdadera reconciliación parece un poco más distante.

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