Inicia Chile redacción de nueva Carta Magna en medio de agitación social
SANTIAGO, CHI.- Con una masiva manifestación en Santiago que reunió a miles de personas, Chile celebró este lunes el segundo aniversario de la histórica crisis social de 2019, una conmemoración que, de forma simbólica, coincidió con el inicio de la redacción de la nueva Constitución.
Al son de “Chile despertó”, un clamor que se popularizó hace dos años, y en la céntrica Plaza Italia de la capital, se celebró en un ambiente festivo el 18 de octubre, fecha que marca el inicio de la ola de protestas que gatilló el actual proceso constituyente y abrió un nuevo capítulo en la historia del país.
Sin mucha presencia policial ni los habituales carros lanza-agua y lanza-gases, las marabuntas protestaron contra el Gobierno y clamaron por un modelo socioeconómico más justo y por la liberación de los manifestantes que llevan meses detenidos.
Hubo algunas barricadas y enfrentamientos con la Policía, y las autoridades denunciaron algunos intentos de saqueos, pero en general, en las primeras horas de la tarde, la manifestación fue pacífica y transcurrió sin mayores incidentes.
En paralelo, un pequeño grupo trató de ingresar sin éxito a las inmediaciones del céntrico excongreso nacional, donde trabaja la Convención Constituyente, que, tras tres meses discutiendo su reglamento y otras cuestiones técnicas, arrancó la redacción de la nueva carta magna.
“Por primera vez los pueblos de Chile nos hemos sentado en una mesa plural a discutir y pensar en un país donde la dignidad se hará costumbre”, señaló la académica de etnia mapuche Elisa Loncón, presidenta del órgano.
“Esta convención propondrá una nueva Constitución, pero también una nueva práctica política que se construye con ánimo colaborativo”, agregó el constituyente de izquierda Jaime Bassa, el segundo al mando.
Durante la jornada, se celebraron marchas de menor envergadura en otros puntos de la capital, donde se desplegaron más de 5 mil efectivos en total.
ENTERRAR LA CONSTITUCIÓN
DE PINOCHET
El órgano, formado por 155 miembros, es el primero paritario del mundo y cuenta con una gran presencia de ciudadanos independientes y ajenos a la política, la mayoría de tendencia progresista.
La nueva Constitución, que deberá estar lista en un máximo de un año y debe ser ratificada en un plebiscito de salida, podría servir para dejar atrás la actual, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y de corte neoliberal.