La peor crisis humanitaria en el mundo está en Yemen y es ignorada por políticos y periodistas
El país más rico del mundo árabe, Arabia Saudita, entró en guerra en el 2015 con el país más pobre del mundo árabe. Desde entonces Yemen, con una población de 25 millones de habitantes, ha sido sustancialmente destruido
El 18 de Julio un jet saudita abatió a un convoy de automóviles en el distrito de Mawzaa, en Yemen. El ataque provocó la muerte de al menos veinte civiles, de los cuales muchos, aparentemente pertenecían a una única familia. A bordo de los automóviles había familias que huían de los enfrentamientos de la ciudad de Taiz, en el suroeste de Yemen.
“En Yemen no existe un lugar seguro para los civiles”, explica Shabia Mantoo, de la Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados (Unhcr, por sus siglas en inglés). Según la Unhcr, este incidente, como otros de precedente, “evidencia los peligros extremos que presentan los civiles en Yemen, sobre todo aquellos que buscan huir de la violencia. Ellos son los más afectados en el conflicto”.
Arabia Saudita no ha hecho declaraciones oficiales sobre el incidente. Es imposible negar el peso de las pruebas que demuestran la práctica saudita de bombardear áreas civiles (escuelas, hospitales, mercados, y zonas habituadas), pero los sauditas continúan en no asumir la plena responsabilidad de lo que ha sucedido.
El país más rico del mundo árabe, Arabia Saudita, entró en guerra en el 2015 con el país más pobre del mundo árabe. Desde entonces Yemen, con una población de 25 millones de habitantes, ha sido sustancialmente destruido.
Las Naciones Unidas han relevado paso a paso la portada de la tragedia. Los números son asombrosos. Esta guerra ha provocado la muerte de más de 20 mil personas, de los cuales, al menos, la mitad son civiles. Los números de heridos no pueden ser precisados, porque la mitad de los hospitales y centros médicos de Yemen no están operando. Esto significa que no es posible establecer cuantas personas se han presentado para curarse.
Para los sobrevivientes, la vida no es fácil. Viejas enfermedades reaparecen, también el hambre. El recuento de la guerra de Yemen nos llega gracias al trabajo de personal de la Onu, de unos cuantos periodistas intrépidos, y de los yemenís que buscan, sin éxito, de atraer la atención de la comunidad internacional. Cuando las Naciones Unidas han intentado llevar a tres periodistas de la BBC, sobre un avión humanitario de Gibuti a Sanaa, las fuerzas sostenidas por los sauditas han impedido la llegada.
Yemen, Somalia, Sudan del Sur y Nigeria son países devastados por carencias provocados por el hombre, con veinte millones de personas que mueren de hambre. Ninguna intervención humanitaria ha sido posible en las áreas devastadas, y la autoridad no tiene particularmente interés.
Las imágenes de niños famélicos en las redes sociales estimulan la compasión, pero no la acción.
Las naciones Unidas han logrado conseguir, apenas el 43 por ciento de los 6 mil millones de dólares que urgentemente se necesitan para combatir el hambre en estos cuatros países.
Los Estados Unidos han pagado mil novecientos millones de dólares, pero se trata de una mínima parte de la cifra que la industria armamentista americana, gana vendiendo armas a Arabia Saudita, abasteciéndola mientas bombardea Yemen.
Recientemente, cuando Donald Trump visitó a Arabia Saudita concluyeron un acuerdo de 110 mil millones de dólares por la venta de armas.
En otras palabras los Estados Unidos alimentan un conflicto que ha empobrecido a un país y ha provocado crímenes de guerra. Son indirectamente responsables por esta enorme devastación.
Con información de Internazionale